Como parte de la jerarquía de control de riesgos, el uso de EPP adecuado es indispensable. Las siguientes recomendaciones de la OIT pueden facilitar la protección de los trabajadores y la prevención de accidentes en las operaciones de fundición.
Como un medio adicional de protección contra la exposición a condiciones peligrosas en la producción de hierro y acero, cuando no se pueda asegurar por otros medios la seguridad de los trabajadores, por ejemplo, eliminando el peligro, controlándolo en su fuente, o reduciéndolo al mínimo, el empleador –en consulta con los trabajadores y sus representantes– debería suministrar a los trabajadores, sin costo para estos, un equipo de protección personal (EPP) adecuado y en cantidad suficiente, cuyo mantenimiento estará a cargo del trabajador.
Cada uno de los artículos que componen el EPP suministrado debería satisfacer las condiciones contempladas en las normas nacionales habituales y otros criterios que haya aprobado o reconocido la autoridad competente.
Debería impartirse formación a las personas responsables de la gestión y el funcionamiento del programa de protección personal a fin de que estén capacitados para seleccionar los equipos apropiados, verificar que estén correctamente adaptados y resulten cómodos para quienes los utilizarán, y conocer la índole de los peligros que el EPP deberá contrarrestar así como las consecuencias de un funcionamiento deficiente o de una avería del equipo.
El EPP se debería seleccionar en función de las características del que lo vaya a usar, así como la carga fisiológica adicional que representa u otros efectos nocivos derivados de su uso.
Dicho equipo debería utilizarse, mantenerse, guardarse y sustituirse en consonancia con las normas o directrices fijadas respecto de cada peligro identificado en la instalación y también con arreglo a la información suministrada por el fabricante.
El EPP debería ser objeto de exámenes periódicos para cerciorarse de que funciona perfectamente.
Los distintos componentes del EPP deberían ser compatibles entre sí cuando se lleven todos juntos.
El EPP debería tener un diseño ergonómico y en la medida de lo posible, no coartar la libertad de movimientos del usuario ni su campo de visión, ni tampoco su audición u otras funciones sensoriales.
Los empleadores deberían velar por que los trabajadores que tengan que llevar un EPP estén plenamente informados de los requisitos en vigor y de los motivos de tales requisitos, y por que reciban una formación adecuada sobre la forma de elegir, utilizar, cuidar y guardar este equipo.
Una vez que los trabajadores reciban la información correspondiente, deberían utilizar el equipo que se les suministre a lo largo de todo el período en que puedan estar expuestos a los riesgos que hacen necesaria su utilización.
Los elementos del EPP especial, que se ha de utilizar en las proximidades de metales fundidos deberían proteger a sus usuarios del calor y ser resistentes a las salpicaduras de metal fundido. Debería ser posible desprenderse fácilmente de ellos en el caso de que materias fundidas se deslicen entre el cuerpo y la ropa protectora.
El EPP no debería utilizarse después de la fecha de caducidad indicada por el fabricante.
En la medida en que de ellos dependa, los trabajadores deberían utilizar correctamente el EPP suministrado y mantenerlo en buenas condiciones, según lo aprendido durante su formación.
A tales efectos se les deberían proporcionar los medios necesarios.
Antes de toda reutilización de la ropa o del EPP, los empleadores deberían velar por que se laven, limpien, desinfecten, y revisen la ropa y el EPP utilizados que puedan haberse contaminado por materiales peligrosos para la salud.
Se debería prohibir que los trabajadores laven, limpien o guarden en sus domicilios el EPP que pueda estar contaminado por materiales peligrosos para la salud.
Los empleadores deberían velar porque los trabajadores no lleven a sus hogares ropa contaminada, y tomar las medidas oportunas para que esta ropa se limpie sin costo alguno para el trabajador.
El EPP no debería contener sustancias peligrosas, como el amianto.
PROTECCIÓN DE LA CABEZA
Los cascos utilizados en la siderurgia deberían ser objeto de pruebas de resistencia a las salpicaduras de metal fundido.
Todo casco que haya recibido un golpe fuerte debería ser desechado, aunque no presente signos visibles de haber sufrido daños.
Si el casco presenta hendiduras o grietas o indicios de envejecimiento o deterioro del arnés, debería desecharse.
Cuando haya peligro de contacto con conductores eléctricos desnudos, deberán utilizarse exclusivamente cascos de materiales no conductores.
Los cascos destinados a personas que trabajen en lugares elevados deberían estar provistos de barbiquejo.
Además de la seguridad, deberían tomarse en consideración los aspectos fisiológicos de comodidad del usuario. El casco debería ser lo más ligero posible y, en cualquier caso, no pesar más de 400 gramos; el arnés debería ser flexible y permeable a los líquidos y no debería irritar ni lesionar al usuario; el casco debería estar provisto de una badana de cuero, completa o media, no sólo para absorber el sudor sino también para reducir la irritación de la piel.
Todo el equipo protector de la cabeza debería limpiarse y comprobarse periódicamente su buen estado.
PROTECCIÓN DE LA CARA Y LOS OJOS
Deberían utilizarse pantallas faciales o protectores oculares para proteger los ojos de partículas volantes, humos, polvo y peligros de carácter químico.
Las máscaras de protección facial deberían utilizarse en el manejo de hornos y en otros trabajos en condiciones de alto calor que suponen la exposición a fuentes de radiación de temperatura elevada. Es necesario también protegerse de las chispas y los objetos calientes proyectados. Los protectores faciales tipo casco y tipo pantalla son los preferidos.
Los operarios, soldadores y ayudantes deberían llevar gafas protectoras integrales, cascos o pantallas que proporcionen la máxima protección ocular para cada tipo de trabajo de soldadura y corte.
Durante las operaciones de soldadura y corte y durante el funcionamiento de los hornos se emiten radiaciones en las bandas ultravioleta, visible e infrarroja del espectro, todas las cuales son potencialmente nocivas para los ojos. En los trabajos de soldadura deberían emplearse protectores del tipo casco y de sujeción manual. Cabe señalar que el ayudante del soldador y cuantos puedan estar expuestos a estos peligros deberían contar con estos medios de protección.
Cuando se utilicen protectores oculares y faciales, debería prestarse la atención debida a la comodidad y la eficacia.
El ajuste y la adaptación de estos dispositivos de protección debería encomendarse a una persona que haya recibido formación al respecto.
La comodidad es particularmente importante cuando se trabaja con protectores tipo capucha y casco, pues el calor que producen puede llegar a ser casi insoportable (este efecto puede evitarse con tubos de ventilación).
Los protectores de los ojos y de la cara deberían proporcionar una protección adecuada en todo momento, incluso cuando se utilicen dispositivos correctores de la visión.
Los protectores oculares, incluidos los lentes correctores, deberían estar confeccionados con materiales resistentes a choques violentos.
PROTECCIÓN DE LAS EXTREMIDADES SUPERIORES E INFERIORES
Toda persona que expuesta a la radiación del calor o manipule sustancias calientes, potencialmente peligrosas o de otras características que puedan causar lesiones cutáneas, debería llevar guantes de seguridad o guantes largos, aplicarse cremas de protección adecuadas y vestir ropa de protección apropiada para proteger las extremidades superiores e inferiores, según proceda.
Las manos y los pies deberían protegerse contra peligros físicos, químicos o de otro tipo.
Las quemaduras de las extremidades inferiores por metal fundido, chispas o compuestos químicos corrosivos pueden ocurrir con frecuencia. Cuando proceda, debería utilizarse calzado de seguridad y protección para las piernas.
La altura del calzado de seguridad –hasta el tobillo, la rodilla o el muslo– depende del peligro, pero deberían tenerse en cuenta la comodidad y la movilidad.
Los zapatos o las botas no deberían tener lengüeta, y las piernas de los pantalones deberían ajustarse por fuera de la bota y no encajadas dentro de la misma.
Al escoger el calzado deberían tomarse en consideración sus propiedades de resistencia al resbalamiento.
Para proteger la pierna por encima de la línea del calzado, en especial contra el riesgo de quemaduras, deberían utilizarse polainas o espinilleras de caucho o metálicas. Puede ser necesario utilizar rodilleras, sobre todo cuando el trabajo obliga a arrodillarse.
Cerca de fuentes de calor intenso deberían utilizarse zapatos, botas o polainas protectoras aluminizadas. Todo el calzado profesional debería mantenerse limpio y seco cuando no se utilice, y debería sustituirse cuando sea necesario.
EQUIPO DE PROTECCIÓN RESPIRATORIA
Cuando sea inviable aplicar medidas de control técnico eficaces o mientras se estén implantando o evaluando tales medidas, deberían utilizarse equipos de protección respiratoria apropiadas, en función de cada peligro y riesgo, para proteger la salud del trabajador.
Cuando el riesgo y el peligro no puedan evaluarse con exactitud suficiente para definir el nivel apropiado de protección respiratoria, los empleadores deberían suministrar dispositivos de protección respiratoria que funcionen a presión positiva con aporte de aire.
Cuando se seleccionen los equipos de protección respiratoria, debería disponerse de un número apropiado de tamaños y modelos entre los cuales se pueda seleccionar un equipo satisfactorio. Se debería disponer de una gama de tamaños y modelos que puedan ajustarse a una amplia gama de tipos faciales. Los trabajadores deberían ser sometidos a exámenes antes de la selección de los respiradores.
Los equipos de protección respiratoria deberían limpiarse e higienizarse periódicamente. Los equipos reservados para situaciones de emergencias deberían limpiarse e higienizarse después de cada uso.
Los usuarios deberían recibir una formación suficiente y estar familiarizados con los equipos de protección respiratoria para poder inspeccionar dicho equipo inmediatamente antes de cada utilización a fin de comprobar que funciona correctamente.
En la inspección podrían controlarse los siguientes aspectos: estanquidad de las conexiones, estado de la cobertura de la entrada y la salida de las vías respiratorias, arnés de cabeza, válvulas, tubos de conexión, conjuntos de sujeción, mangueras, filtros, cartuchos, indicador de final de vida útil, componentes eléctricos, fecha de caducidad, correcto funcionamiento de reguladores, alarmas y otros sistemas de advertencia.
Los respiradores deberían almacenarse correctamente. Pueden sufrir daños si no se protegen de agentes físicos y químicos como vibraciones, luz solar, calor, frío extremo, humedad excesiva o productos químicos dañinos.
Cada respirador debería utilizarse teniendo en cuenta sus límites de utilización, que dependen de varios factores, como el nivel y duración de la exposición, las características de las sustancias químicas presentes y la duración de la vida de servicio de cada tipo de respirador.
Debería realizarse una evaluación médica de la capacidad de cada trabajador para utilizar los respiradores en condiciones de seguridad, antes de que se les obligue a usarlos.
PROTECCIÓN AUDITIVA
Cuando los controles técnicos no puedan llevarse a cabo o cuando se instalen o evalúen, los trabajadores deberían utilizar equipo de protección auditiva. Una pérdida de la capacidad auditiva de toda la gama de frecuencias vocales puede producirse a raíz de una exposición prolongada al ruido.
La utilización de equipo de protección auditiva da los mejores resultados a unos usuarios bien informados de los riesgos y formados para el empleo de dicho equipo. Cuando se utilicen tapones de oídos, se debería prestar una atención especial a ajustarlos como corresponda.
El equipo de protección auditiva debería ser cómodo, y sus usuarios deberían recibir la formación necesaria para utilizarlos correctamente. Debería prestarse una atención especial a la posibilidad de que aumente el riesgo de accidentes debido a la utilización de protectores auditivos. Las orejeras reducen la capacidad para situar las fuentes sonoras e impiden que se oigan las señales de alarma. Esto ocurre sobre todo en el caso de los trabajadores que han sufrido pérdidas auditivas considerables.
No existe un único modelo adaptable a todas las personas. Quienes utilicen protectores auditivos deberían poder escoger entre distintos productos que cumplan con los criterios de atenuación. Los tapones de oídos no deberían proponerse como única solución, ya que hay personas que no pueden llevarlos.
El equipo de protección auditiva debería estar a disposición de los usuarios a la entrada de la zona de ruido. Los usuarios deberían ponérselos antes de ingresar a dichas zonas las cuales deberían indicarse con una señalización adecuada.
La atenuación ofrecida por los protectores auditivos es eficaz sólo si su mantenimiento es adecuado. Un correcto mantenimiento consiste en limpiar el protector, cambiar las partes sustituibles, como las almohadillas, y controlar su buen estado general.
El equipo de protección auditiva debería evaluarse y adaptarse a los trabajadores expuestos al ruido, los cuales deberían someterse sistemáticamente a pruebas audiométricas.
PROTECCIÓN CONTRA LAS CAÍDAS
En caso de que la adopción de otras medidas no permita eliminar el riesgo de caídas, se debería proporcionar a los trabajadores un equipo apropiado, como arneses y cuerdas salvavidas, e instruirlos para su utilización adecuada.
Los lugares de trabajo y las vías de tránsito donde haya riesgos de caída o que limiten con zonas peligrosas deberían estar equipados con dispositivos que impidan que los trabajadores caigan en dichas zonas peligrosas o entren en ellas.
Deberían proporcionarse a los trabajadores dispositivos que impidan su caída en huecos y aberturas en el suelo.
Cuando no se proporcionen a los trabajadores otros medios adecuados para protegerse contra las caídas, estos deberían llevar arneses de seguridad equipados con una cuerda salvavidas que deberá amarrarse a un punto de sujeción adecuado.
Deberían escogerse arneses que puedan utilizarse de manera segura con otro EPP que pueda llevarse simultáneamente.
Deberían contemplarse medidas apropiadas y oportunas de rescate cuando se utiliza equipo para frenar una caída a fin de prevenir traumas asociados a una suspensión prolongada.
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