Hoy –siete meses después– a pesar de la letalidad y todavía en fase de investigación para contenerlo, «al virus no hay que tenerle miedo sino respeto», señala Juan José Gambini Obando gerente de Seguridad de San Martín Contratistas Generales. Ello significa aplicar las normas básicas dictadas por los distintos organismos: el distanciamiento, lavado de manos, uso de mascarilla, etc., de manera que «se pueda afrontar mejor, como lo hemos manejado en las diferentes operaciones».
Como una de las principales empresas contratistas de la minería peruana, San Martín interactúa con personas de diversas comunidades a lo largo y ancho del país. «Tenían mucho temor a que ingrese gente de otras provincias a sus zonas y les lleven el virus», lo cual fue afrontado con distintas medidas sanitarias, brindando asesoría y ayuda.
La regulación cambiante también «impactó en la planificación de los trabajos y en la producción que se tenía que ejecutar». Las comorbilidades se fueron modificando de acuerdo con los cambios de las resoluciones ministeriales.
Antes de la pandemia, San Martín contaba con dos médicos corporativos y un grupo de enfermeros, «ahora contamos con seis médicos corporativos y con profesionales en cada una de las operaciones en la que nos encontramos», lo que constituyó «las columnas vertebrales para el cumplimiento del plan», refiere Gambini.
Los cambios de protocolos generaron restricción en cuanto a aforo en campamentos, comedores y buses, etc. «La infraestructura no estaba preparada para ello y había que tener un plan de implementación para poder tener todos esos recursos». También primó el criterio de contratar personal que sea de la zona «para que no se expongan a tantas horas de movilización y recorrido».
Por otro lado, los trabajadores comenzaron a tener horarios extendidos, al modificarse el régimen normal de 2×1, 10×5 o 14×7 días a otros de 30×15 y en algunas operaciones incluso a 42×21, «pero primando el tema de la salud».
Todo lo descrito fue tratado de manera estratégica para diseñar el plan con sus protocolos para poder reiniciar operaciones en las diferentes minas donde San Martín brinda servicios.
Cumplir el plan
Lo que recomienda Gambini es que todos «cumplamos al 100% lo que dice nuestro plan, porque a veces escribimos algunos lineamientos pero no se ejecutan tal como está establecido». En el tema de pediluvios, control de temperatura, alcohol en gel, el tiempo para cambiar el producto para la desinfección, dependiendo del número de aforo de personas que transitan en la zona, etc. «son variables que tenemos que ir considerando», afirma.
Gambini sostiene que han identificado tres riesgos críticos: la fatiga, por los horarios y régimen extendido; la seguridad versus salud, donde no es cierta la dicotomía que la salud ahora es más importante que la seguridad o que la seguridad es más importante que la salud, «son dos cosas que se complementan y no podemos descuidarlos… se tiene que llegar a un balance» y, por último, el tema del estrés y la tensión. Cada uno de los riesgos identificados «los revisamos con nuestros clientes porque tenemos que buscar soluciones y acciones de mitigación».
Recordó que en algunas minas se han organizado células de trabajo y embajadores de la salud o monitores. La importancia del tema células está en que ayudan cuando hay una persona contagiada a que «no se inmovilice toda la operación, sino a un grupo acotado». En el caso de los monitores del COVID-19, «nos ayudan en el campo a velar que las medidas de seguridad y de salud puedan mantenerse», menciona Gambini.
En cuanto a protección personal, como el uso de mascarillas quirúrgicas o las de uso comunitario surgieron preguntas de los trabajadores, como cuando van a tomar agua, «la mascarilla se desecha o puede seguir utilizándola»… o si cuando van al comedor, «la guardan en una bolsa de papel para después volverla a utilizar», etc., explica que «eso depende de si la mascarilla es descartable o reutilizable de uso comunitario».
Por los horarios extendidos, una variable que incorporaron en el plan de fatiga fue el incremento de pausas activas recargadas, no solo las normales de estiramiento sino «pausas activas más lúdicas, de interacción con la gente», manteniendo la distancia y la protección debida, menciona.
Otro punto abordado por San Martín con sus clientes es el plan comunicacional con la familia. «Implementamos controles –detalla- para que tengan la tranquilidad de que sus familiares iban a ir a un lugar donde no se iban a contagiar porque tenemos protocolos bastante exigentes».
Cultura de responsabilidad
San Martín implementó el Comando COVID Operativo, liderado por su gerente de Operaciones. El comando se propuso dos objetivos: minimizar la tasa de contagio y cumplir el plan COVID-19 al 100%. Gambini sostuvo que las responsabilidades son claramente definidas y cada área maneja sus evidencias de acuerdo con el alcance definido (registros, fotos, formatos, etc.), para luego ser presentadas para la generación de reportes.
«Trabajamos una cultura de responsabilidad –explica Gambini- en la cual cada persona tiene que saber lo que tiene que hacer, cuándo lo hace, qué registros mantener y, ante una auditoría, entregar la información en calidad y tiempo requerido.
La empresa contratista estableció diez focos de atención:
- Señalización: advertencia, sensibilización e informativa.
- Distanciamiento social en zonas comunes.
- Labores de desinfección y limpieza.
- Habitabilidad y facilidades adecuadas.
- Transporte de personal seguro y controles de COVID.
- Uso adecuado de comedores y habitabilidad.
- EPP de bioseguridad en uso y stock.
- Zonas de aislamiento de casos.
- Controles adicionales en hoteles.
- Sensibilización al personal y familias.
Cada foco de atención tiene formatos estandarizados, registros y periodicidad en los cuales se tiene que archivar. El seguimiento y control mediante reuniones corporativas que tienen carácter resolutivo, permiten destrabar algunas gestiones. La agenda del Comando COVID-19 incluye analizar la tasa de contagio, a fin de establecer la proyección de la producción para el siguiente mes.
Para el cumplimiento del plan, estableció formatos «customizados a la realidad de cada una de nuestras operaciones, cumpliendo con los registros que debemos tener como evidencia de manera estandarizada», señala.
Gambini asegura que desarrollan más controles a fin de «asegurar que la tasa de contagios tienda a disminuir» y ayude a tomar las acciones que permitan cubrir el personal clave de reemplazo en las operaciones de palas, camiones o cargadores para los momentos críticos.
Paralelamente, se ha desarrollado un plan específico de sensibilización familiar, el cual tiene como finalidad cuidar al personal del contagio e involucrar a la familia para que el trabajador no se exponga, afirma Gambini.
En una encuesta a los trabajadores, la compañía consultó qué hacían en sus días libres. El 23% declaró que tenía otra actividad económica, debido a la coyuntura de estar parados y la necesidad de pagar deudas. Al estar en otra actividad, ese 23% «no se estaba cuidando cuando salían de días libres». De allí surgió la necesidad de implementar el bono de la buena salud para el personal que se cuida cuando regresa de sus días libres.
San Martín viene probando un sistema para detectar el nivel de acercamiento de una persona con otra, si se configura a 2 metros de distancia y genera una base de datos donde se registra cuántas veces ha estado a menos de esa distancia de otra persona. «Ayuda a determinar qué persona estuvo cerca del trabajador que salió positivo para, de esa manera, inmovilizar a menos personas».
Otro sistema que viene implementando es una tecnología sobre imágenes térmicas. El sistema detecta por reconocimiento facial si tienes la mascarilla puesta. «Si te acercas a tomarte la temperatura y detecta que no tienes la mascarilla puesta, emite una alarma».
Los trabajadores tienen a su disposición el programa denominado SanaMente, creado para aconsejar a las personas que salieron positivas e incluso a la familia. También se ha creado una Escuela de líderes seguros con el nombre de Safemine, destinado a desarrollar habilidades blandas de la línea de supervisión.
El ingeniero Juan Gambini realizó estas declaraciones en el marco de la Jornada de Seguridad Minera on line que organiza el Instituto de Seguridad Minera-ISEM y que tuvo como auspiciadores a la compañía proveedoras Andes Safety Products y Moldex, fabricante de equipos de protección respiratoria y auditiva.
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