El efecto del ruido laboral sobre la audición humana es conocido desde tiempos remotos. Ocupaciones tales como la herrería, calderería y otras de las industrias metalúrgicas causaban sordera en quienes la practicaban. La creciente mecanización propia de la revolución industrial se ha asociado con un incremento en la incidencia de sordera.
La exposición ocupacional al ruido excesivo es comúnmente encontrada en una gran variedad de procesos industriales. La Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo de la OIT (1998), lista al sector construcción como la cuarta industria con mayores niveles de ruido. El daño acústico inducido por ruido (DAIR) se sitúa entre las diez enfermedades ocupacionales líderes en Canadá y EEUU. Esta enfermedad ocupacional es bastante costosa.
Aproximadamente cien millones de dólares son pagados anualmente por compensación en Suecia. El sistema de compensaciones canadiense estimó el costo promedio por reclamo en catorce mil dólares canadienses.
El actual proceso de globalización ha traído consigo la «internacionalización» de la mayoría de los sectores productivos de nuestro país, entre ellos el sector construcción. Esta coyuntura, caracterizada por la inversión de capitales extranjeros en obras de infraestructura pública y privada, ha motivado a las empresas constructoras a desarrollar reformas integrales en sus sistemas tradicionales de gestión y a establecer políticas internas orientadas a elevar su nivel de competitividad. Para ello, requieren aumentar la calidad y reducir el costo de sus ofertas, viéndose obligadas a incrementar la productividad y mejorar las condiciones de salud y seguridad de los trabajadores durante el desarrollo de la obra.
[typography font=»Cuprum» size=»24″ size_format=»px»]Método[/typography]
Esta investigación fue realizada en el Servicio de Medicina Ocupacional de una empresa privada de la ciudad de Ilo, ubicada en el extremo sur del Perú, encargada de evaluar la aptitud laboral de trabajadores que pertenecían al sector de la construcción. Se les realizó un examen ocupacional de ingreso que incluía historia ocupacional, audiometría monotonal, espirometría de esfuerzo, electrocardiograma de doce derivaciones, radiografía de tórax y exámenes de sangre. La formación fue analizada por especialistas en medicina ocupacional que informaban los resultados de aptitud a las respectivas empresas contratistas.
Se realizó un estudio descriptivo transversal tomándose como muestra a los trabajadores contratistas evaluados por el Servicio de Medicina Ocupacional entre los meses de enero y diciembre del año 2004. Se incluyó a la totalidad de trabajadores varones, independientemente de sus resultados de aptitud laboral. Se excluyó aquellos trabajadores con datos ocupacionales incompletos y a las mujeres debido a su reducido número. La información requerida fue colectada mediante un formato prediseñado que incluía edad, ocupación, tiempo de exposición sonora en el ambiente laboral, factores contribuyentes al DAIR y diagnóstico audiométrico según la escala de Klockoff modificada por la Clínica de Laboro de Milano.
Se consideraron como criterios para diagnóstico probable de DAIR ocupacional una historia de exposición crónica a ruido de gran intensidad y una muesca audiométrica típica en los 3, 4 ó 6Kz. Los datos recolectados son presentados mediante el empleo de tablas de doble entrada. La edad es consignada en intervalos de 10 años. Se tomó como ocupación aquella que el individuo ha realizado predominantemente durante toda su vida laboral. El tiempo de exposición sonora es presentado como intervalos de cinco años. Los datos de prevalencia fueron consignados como porcentajes para cada grupo ocupacional dentro de la muestra estudiada.
[typography font=»Cuprum» size=»24″ size_format=»px»]Resultados[/typography]
La fuerza laboral evaluada estuvo compuesta por un total de 437 trabajadores varones de empresas contratistas. El promedio de edad fue de 36.67 años, con un 88.33% de los trabajadores que se ubicaron entre la segunda y cuarta década de la vida.
Se consignaron un total de veinte ocupaciones entre los trabajadores contratistas evaluados. Sin embargo, el 86.97% de la fuerza laboral estaba concentrada en ocho ocupaciones: albañiles, choferes de equipo ligero (EL), electricistas, mecánicos, operadores de equipo pesado (EP), soldadores, supervisores de campo y técnicos polifuncionales .
La prevalencia de DAIR entre los trabajadores evaluados fue de 25.86%. Sin embargo, al sumarse el daño auditivo no inducido por ruido, el porcentaje de trabajadores con disfunción auditiva se elevó hasta 32.04%. El diagnóstico mas común fue trauma acústico leve presente en el 19.45% de la fuerza laboral.
Los tiempos de exposición divididos por quinquenios tuvieron una distribución bastante simétrica. El tiempo de exposición sonora promedio fue de 10.34 años y el 24.94% de la fuerza laboral tuvo una exposición mayor a 14 años.
Se encontró asociaciones estadísticamente significativas entre DAIR y tiempo de exposición sonora a partir de los diez años en mecánicos, operadores de equipo pesado y técnicos polifuncionales. Los albañiles mostraron dicha asociación a partir de los 15 años de exposición.
[typography font=»Cuprum» size=»24″ size_format=»px»]Discusión[/typography]
El ruido es un riesgo ocupacional universal que lleva a una de las afecciones más comunes vistas por el otorrinolaringólogo Daño Auditivo Inducido por Ruido (DAIR). La relación causa-efecto entre exposición sonora y daño auditivo ha sido observada durante muchos años.
La persona saludable promedio conservará su audición normal hasta la edad de 60 años si sus oídos no son expuestos a niveles excesivos de ruido (por encima de los 85 dBA). De acuerdo al American National Standars Institute, el déficit auditivo promedio a la edad de 60 años es de solo 17 dB y de 12 dB para varones y mujeres, respectivamente. El DAIR es la pérdida auditiva que se desarrolla gradualmente como resultado de la exposición sonora excesiva a ruido continuo o intermitente.
El impacto de la [ilink url=»https://revistaseguridadminera.com/proteccion-personal/criterio-osha-para-la-proteccion-auditiva/»]disfunción auditiva[/ilink] sobre la salud y seguridad ocupacional ha sido remarcado por el hallazgo de que la disfunción sensorial -particularmente la pérdida auditiva- está asociada con un riesgo sustancialmente incrementado de accidentes de trabajo.
Con relación a las enfermedades ocupacionales en el sector construcción nacional, el IPSS ha considerado entre las principales causas: la exposición excesiva al ruido, los sobreesfuerzos y la exposición a tóxicos. Es importante resaltar que la falta de información acerca de enfermedades ocupacionales, hace que la mayoría de empresas constructoras centren su atención en los accidentes de trabajo.
Aunque no existe amplia información sobre umbrales auditivos en trabajadores de construcción civil respecto a niveles de exposición sonora, afortunadamente algunos datos existen. La Benz y colaboradores evaluaron la audición de 66 operadores de equipo pesado y encontraron mayor pérdida auditiva en comparación a una población no expuesta a ruido para todas las edades. Kenny y Ayer midieron el umbral auditivo de 33 operarios de estructuras metálicas que regularmente usaban herramientas eléctricas manuales. Ellos encontraron desplazamientos de umbral auditivo inducidos por ruido que fueron significativos para todos los grupos etáreos y que excedían grandemente los hallazgos en grupos de mayor de edad.
La prevalencia de DAIR en la muestra estudiada fue de 25.86% y el mayor riesgo estuvo presente en mecánicos, operadores de equipo pesado y técnicos polifuncionales luego de 10 años de exposición. A diferencia delos estudios mencionados, nuestra población fue más numerosa y permitió comparar el efecto del tiempo de exposición sonora entre los diferentes grupos ocupacionales. Ohlin preparó un inventario de ocupaciones con pérdida auditiva en el sector construcción, y encontró un riesgo incrementado, a semejanza nuestra, entre operadores de equipo pesado y mecánicos.
Watzman y Smith efectuaron un análisis de regresión logística en base a los datos combinados del Public Health Service y los Health Examination Surveys de 1961-1965 y 1971-1975. Los autores dividieron los sectores industriales en tres categorías: construcción, manufactura/minería y otros. Ellos encontraron que la categoría construcción mostró el mayor nivel de pérdida auditiva para todos los niveles de seguridad y en todas las edades.
En nuestro país, la mayoría de obras ejecutadas por empresas constructoras medianas y pequeñas y en las ejecutadas por autoconstrucción, los trabajadores carecen de prendas de protección. Algunas de las empresas constructoras grandes aún no han logrado entender la importancia de salud y seguridad de los trabajadores. Allí, éstos no se encuentran adecuadamente protegidos. Los datos obtenidos en una encuesta nacional auspiciada por la OIT reflejaron que el 71% de los trabajadores evaluados tenían casco, el 45% contaba con botas y el 27% con guantes. Los datos proporcionados por 3M Perú, con relación al volumen de ventas de protectores auditivos y respiratorios, describen como se ha comportado la demanda de dichos productos durante el período 1995-1998. Se encontró que el consumo de protectores se ha incrementado en 425% siendo mayor en minería (800%), seguido del sector construcción (400%) y el sector industrial (280%).
El sector construcción es uno de los pilares de la economía peruana. Por ende, todos los esfuerzos que se realicen para mejorar las condiciones de los trabajadores que desarrollan dicha actividad serán justificados. La actual demanda de profesionales especializados en salud y seguridad en el trabajo confirma el interés de las empresas constructoras por elevar sus estándares en las obras que ejecutan. Finalmente, es preciso que las empresas constructoras entiendan la necesidad de capacitar a sus trabajadores en materia de prevención.
[box]Artículo publicado en Seguridad Minera Nº58.[/box]
Foto: sensvs.wordpress.com
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