Los fuegos artificiales, los conciertos de rock y conducir vehículos recreativos son actividades populares entre un gran número de personas. Pero dichas actividades, por no hablar de tareas al aire libre, como cortar el césped, utilizar una sierra de cadena u otras herramientas eléctricas, también suponen un riesgo de pérdida auditiva provocada por el ruido para aquellas personas que no adopten precauciones.
El ruido en el lugar de trabajo está regulado en todo el mundo y sigue siendo una prioridad permanente para los profesionales de la seguridad y los trabajadores. ¿Qué se suele pasar por alto con gran frecuencia? El ruido durante el tiempo libre de ocio. Honeywell, proveedor de productos de seguridad, incluida toda una gama de productos de protección auditiva, celebra el XX Aniversario del Día internacional de concienciación sobre el ruido (Noise Awareness Day) el 29 de abril, ayudando a educar sobre los peligros potenciales del ruido que nos encontramos fuera del puesto de trabajo.
“La gente cree erróneamente que para sufrir una pérdida auditiva hay que ser trabajador del acero, estrella del rock o piloto de carreras. Lo cierto es que un gran número de empleados empiezan a sufrir pérdida de audición fuera del trabajo y la trasladan al ámbito laboral”, manifiesta Brad Witt, audiólogo y director de conservación de la audición para la marca Howard Leight de equipamiento de protección auditiva. “Agredimos a nuestros oído con una cierta regularidad, y de forma peligrosa, porque no solemos pensar en que el ruido durante nuestro tiempo de ocio puede ser potencialmente peligroso. La pérdida auditiva depende de la intensidad y la duración del ruido. Cuanto más intenso sea el ruido y más prolongada sea la exposición al mismo, mayor será la posibilidad de que nuestro oído resulte dañado”.
La exposición prolongada a ruidos superiores a 85 decibelios (dB), como el ruido de un secador de pelo, un detector de humos o una licuadora, conlleva un riesgo de pérdida auditiva provocada por ruido, tal y como manifiesta Brad Witt. La exposición cerca de unos fuegos artificiales puede alcanzar los 162 dB, y los petardos 150 dB, un sonido lo suficientemente intenso como para ocasionar daños físicos inmediatos en el oído si no se lleva protección, equivalente a un fuego de artillería, el motor de un avión o al lanzamiento de un cohete.
Otras muchas actividades habituales, conciertos de rock (120 dB), carreras de coches (130 dB), motosierras (118 dB), motocicletas (105 dB), reproductores de música (103 dB), cortadoras de césped (94 dB) y herramientas eléctricas (93 dB), también suponen un riesgo en caso de exposición prolongada, y cabe la posibilidad de pérdida auditiva o zumbidos en los oídos incluso tras una breve exposición.
“Estamos tan acostumbrados a los ruidos intensos que casi nos hemos vuelto insensibles a ellos”, reconoce Brad Witt. “Una de las mejores cosas que podemos hacer para proteger nuestro oído es prestar más atención al ruido y tomar unas sencillas medidas para reducir el riesgo”.
Brad Witt da algunos consejos sencillos:
- Al utilizar reproductores de música, seguir la norma 80-90, es decir, escuchar la música a un volumen inferior al 80 por ciento durante periodos no superiores a 90 minutos.
- Utilizar siempre tapones u orejeras de protección auditiva cuando se vaya a utilizar maquinaria eléctrica, como cortacéspedes, motosierras u otras herramientas eléctricas.
- Si para acudir al trabajo hay que conmutar, llevar tapones para los oídos para utilizarlos en caso de necesidad.
- Utilizar tapones u orejeras de protección auditiva cuando viaje en avión. Aunque las cabinas de los aviones no suponen ningún peligro auditivo, nos sentiremos menos fatigados y más animados después del vuelo.
¿Cómo podemos saber si experimentamos pérdida de audición provocada por el ruido? Hay que someterse a un examen médico o de audiometría. Pero, según Brad Witt, existen distintos síntomas delatadores. El motivo más habitual por el que se padecen zumbidos en los oídos es la pérdida auditiva provocada por el ruido. Otros síntomas potenciales son la dificultad de entender a los demás, aunque se les oiga, o tener dificultades para escuchar en medio de multitudes.
“Según la Organización Mundial de la Salud, 360 millones de personas en todo el mundo padecen algún grado de pérdida auditiva, y estima que más de la mitad de dichos casos se podría haber evitado”, añade Brad Witt.
Si desea recibir más información sobre cómo evitar la pérdida de audición provocada por el ruido en el lugar de trabajo, puede descargar el libro blanco de Honeywell “The Benefits of Fit Testing Hearing Protectors” en inglés haciendo clic aquí o en la página web.
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