En los últimos años, la adopción de sistemas de gestión es una decisión que han venido adoptando las empresas peruanas cada vez con mayor frecuencia. Sea en aspectos de calidad, medio ambiente y seguridad u otros ámbitos, la alta dirección reconoce que los procedimientos estandarizados son indispensables para elevarla competitividad.
En el sector minero, la adopción de sistemas de gestión se ha generalizado. Las empresas mineras tienen sistemas de gestión implementados desde hace varios años y certificados bajo los requisitos de normas internacionales, como ISO y OHSAS. Dichos sistemas dan curso a los procesos productivos, al desempeño ambiental y en materia de seguridad y salud ocupacional.
No obstante, debe tenerse en cuenta que como herramienta corporativa, los sistemas de gestión no son la varita mágica para eliminar los accidentes y enfermedades ocupacionales. Dependerá en sumo grado de cómo el compromiso de la alta dirección se demuestra y llega a todos los niveles de la organización. Sentir ese compromiso anima y dinamiza la vida interior de la empresa, con un efecto positivo sobre la cultura y comportamiento de sus integrantes. Este compromiso también debe estar presente en los mandos medios, supervisión y en todos los trabajadores en general.
Por supuesto, la aplicación del sistema tiene un doble carácter: además de cumplir los requisitos de la norma, a la vez debe adaptarse a las necesidades y objetivos de la organización, a su misión y visión. No se trata de un frío y pesado mecanismo administrativo, por el contrario debe constituirse en un mecanismo ligero y dúctil que oriente el quehacer de los miembros de la compañía.
Sin embargo, es común encontrar que el sistema de gestión perdió su dinamismo y que ha ingresado a una rutina burocrática, precisamente por la rigidez de su aplicación. Todo ello, a pesar de las recertificaciones. Al respecto, es indispensable tomar en cuenta que los sistemas de gestión poseen elementos de mejora continua. Identificar en qué se falló y qué vacíos existen en los procesos productivos-administrativos, así como afrontarlos creativamente, permiten romper la rutina del sistema y elevar su nivel de exigencia.
En ese sentido, es indispensable enfatizar los esfuerzos en los elementos de mejora y poner en marcha mecanismos que permitan la identificación de oportunidades de mejora en todas las fases del proceso productivo. Para ello el liderazgo de los gerentes debe ser sólido y su compromiso debe ser visible por todos los miembros de la organización, además el papel de los trabajadores es crucial en este aspecto, pues son ellos quienes son los “dueños” del proceso. Por ello, es necesario desarrollar en todo el personal habilidades y compromiso para lograr nuestros objetivos.
Editorial de la Edición 101 de la revista Seguridad Minera.
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