El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) ha publicado la guía «Soluciones simples para entornos polvorientos en minas metálicas y no metálicas» para ofrecer soluciones que tienen un costo relativamente bajo y son fáciles de implementar.
El documento presenta controles prácticos que, además de reducir la exposición al polvo, disminuyen los riesgos de trastornos musculoesqueléticos (TME) y de lesiones traumáticas (por ejemplo, resbalones, tropiezos y caídas). «Más allá de los beneficios obvios para la salud, puede resultar más fácil justificar los controles e intervenciones de ingeniería cuando se puede lograr un mayor impacto», precisa el texto.
Factores comunes que contribuyen a la exposición al polvo
Aunque la exposición a cualquier situación que libere partículas en el aire plantea riesgos para la salud de los trabajadores, la investigación ha identificado diversos factores comunes contribuyentes a este problema. Si bien la guía se enfoca en los polvos respirables, se espera que los controles de ingeniería diseñados para reducir estas partículas más finas también sean eficaces con respecto a polvos más gruesos (inhalables y torácicos).
Recuerda que la implementación de medidas para reducir las emisiones de estas fuentes de polvo tiene el potencial de mitigar los impactos crónicos en la salud derivados de la exposición al polvo respirable.
La limpieza inadecuada puede adoptar muchas formas y tiene un impacto en cualquier lugar donde el material acumulado se libera en el aire.
- Acumulación de material en las estructuras interiores (vigas, paredes, techos de los recintos interiores), así como dentro de las estructuras interiores (gabinetes y estantes de equipos, etc.).
- Acumulación de material derramado en cintas transportadoras, puntos de transferencia, etc.
- Exceso de material en el suelo, introducido por los equipos móviles.
La falta de una ventilación eficaz por aspiración local puede permitir que el polvo se extienda por toda la planta.
- Sistemas locales de ventilación por aspiración que no funcionan, que faltan, que están bloqueados o que tienen agujeros en los conductos, lo cual compromete su rendimiento.
- Insuficiente extracción (presión negativa) para eliminar el polvo.
- Campanas o entradas mal diseñadas u orientadas demasiado lejos de la fuente.
La falta de ventilación en toda la estructura puede aumentar las concentraciones de polvo en los espacios interiores, lo cual provoca exposiciones elevadas.
- Ventiladores apagados o que no funcionan.
- Ventiladores instalados demasiado abajo en el edificio.
- Entradas de aire exterior situadas cerca de fuentes de polvo, lo cual permite la entrada de aire polvoriento en la estructura.
La falta de una filtración eficaz en las estructuras cerradas puede provocar la exposición al polvo en los trabajadores que pasan la mayor parte de su turno dentro de cabinas y salas de control cerradas.
- Uso de sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado («HVAC») ineficaces; unidades residenciales de aire acondicionado sin la filtración adecuada.
- Uso de filtros demasiado restrictivos que pueden reducir el flujo de aire y obstruirse demasiado rápido.
- Falta de monitores de presión en la cabina que proporcionen información en tiempo real sobre el sellado de la cabina y el funcionamiento del sistema.
Las malas prácticas de los trabajadores pueden dar lugar a exposiciones innecesarias al polvo, ya que permiten que sus hábitos y comportamientos laborales los expongan a polvos respirables.
- Aplaudir para “limpiar” los guantes.
- Permitir que la cara esté demasiado cerca de las emisiones de polvo (mientras ata y sella las bolsas, limpia con manguera, etc.).
- Manejo de equipos, bolsas, cajas, pantallas, etc. que tengan polvo.
Puedes leer aquí el documento completo para mayor información.
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