El X Seminario Internacional de Salud Ocupacional en Operaciones Mineras, organizado de forma virtual por el Instituto de Seguridad Minera (ISEM) los días 16 y 17 de octubre, reunió a referentes internacionales de la investigación y la práctica clínica para analizar los retos actuales en la salud de trabajadores en altura.
La apertura del evento permitió conocer enfoques innovadores en la protección física de los trabajadores expuestos a hipoxia. Entre las primeras ponencias, Martin Burtscher (Universidad de Innsbruck, Austria) destacó el papel del precondicionamiento con hipoxia intermitente como una herramienta efectiva para aumentar la tolerancia al esfuerzo y disminuir la presión arterial en adultos mayores, mientras que Robert Mallet (University of North Texas, EE. UU.) profundizó en los mecanismos fisiológicos que permiten una mejor adaptación cardíaca frente a la isquemia, subrayando la importancia de la hipoxia cíclica en la prevención de infartos y arritmias.
En la misma línea, Ginés Viscor (Universidad de Barcelona) aportó evidencia sobre la hipoxia hipobárica intermitente como un estímulo capaz de acelerar la recuperación funcional y regenerar músculo esquelético, al tiempo que defendió su utilidad como intervención complementaria en medicina laboral y deportiva, sobre todo si se aplica de manera controlada y sin exposición al frío intenso.
El panorama internacional se enriqueció con la visión de Fernando Moraga (Universidad Católica del Norte, Chile), quien subrayó que, pese a adaptaciones fisiológicas parciales como el incremento de hemoglobina, la exposición intermitente prolongada a la altura implica riesgos persistentes, incluyendo trastornos de sueño y presión arterial elevada. Su recomendación se centró en reforzar estrategias preventivas, como el uso de oxígeno suplementario y una vigilancia clínica exhaustiva.
El bloque metabólico estuvo liderado por Patricia Siques (CEIMA, Universidad Arturo Prat, Chile), quien alertó sobre el papel del sobrepeso y la obesidad como factores agravantes del mal agudo de montaña y la hipertensión pulmonar. Sus datos señalaron la importancia de la vigilancia del índice de masa corporal y la adopción de planes preventivos adaptados a los riesgos de la altura.
En la evaluación de patologías específicas, Julio Brito, también de la Universidad Arturo Prat, exhibió las complicaciones en salud física asociadas al trabajo minero en altura, desde el edema pulmonar hasta la policitemia, remarcando la necesidad de implementar protocolos de monitoreo cardiovascular y enfatizando que muchas alteraciones pueden revertirse con intervenciones oportunas.
La perspectiva de adaptación extrema fue desarrollada por Gustavo Zubieta-Calleja (High Altitude Pulmonary and Pathology Institute, Bolivia), quien presentó más de medio siglo de investigación centrada en las leyes biológicas de la adaptación humana, diferenciando la aclimatación transitoria de la adaptación heredada, y proponiendo que la comprensión profunda de estos mecanismos puede abrir puertas incluso a la vida en ambientes espaciales
El evento también abordó los retos de la salud mental y la calidad del sueño. Eduardo Bazán (Rest Perú) identificó que la apnea central, el insomnio y las alteraciones del ritmo circadiano son altamente prevalentes en trabajadores a más de 2,500 msnm, con consecuencias directas en la seguridad y la productividad. Propuso la implementación rutinaria de cuestionarios de tamizaje y dispositivos de monitoreo portátil como clave para prevenir riesgos.
Enfatizando una visión integral, Sonia Carlos (ACHS, Chile) sugirió que el exposoma laboral—las exposiciones acumuladas durante toda la vida laboral—incide más en la fatiga y el agotamiento que el simple estilo de vida, y recomendó planes organizacionales solidarios con especial atención a quienes tienen condiciones crónicas de salud.
Otros aportes relevantes se centraron en la gestión proactiva de la salud. José Valle (ISEM, Perú) recomendó emplear biomarcadores no invasivos como la variabilidad de la frecuencia cardíaca para identificar de manera personalizada el riesgo cardiometabólico, lo que permitiría desarrollar estrategias preventivas escalonadas pensadas para aumentar la resiliencia de la fuerza de trabajo. Por su parte, Daniel Jiménez (Medicina de Altura, Chile) resaltó la relevancia de adaptar los sistemas de gestión de seguridad y salud en el trabajo, sugiriendo una medición más precisa de riesgos asociados a turnos, clima y exposición química, y promoviendo una vigilancia clínica adecuada a las condiciones extremas de la minería.
A lo largo de las sesiones, las voces expertas ofrecieron una visión de vanguardia, capaz de articular ciencia, tecnología y prevención, con el objetivo de construir soluciones concretas para los desafíos actuales y futuros de la salud ocupacional minera. El X Seminario Internacional de Salud Ocupacional del ISEM se consolidó así como un espacio de referencia en la actualización técnica y científica sobre el trabajo en ambientes extremos.

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