Los factores psicosociales no tienen una manifestación tangible, sensorial u objetiva; sin embargo, se reconoce que cuando su influencia es positiva resulta decisiva en la mejora de la productividad, la calidad y la seguridad de las empresas.
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Psicología de la Seguridad es aquella disciplina psicológica aplicada cuyo objeto de estudio es el comportamiento humano en el trabajo frente a la exposición de riesgos, así como el desarrollo de diversas acciones psicológicas preventivas, correctivas y promocionales para enfrentarlos. Esta definición -restringida- se encuentra delimitada propiamente por el ámbito de actuación laboral y empresarial en la que desarrolla su praxis esta disciplina psicológica.
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La Psicología de la Seguridad constituye:
1. Una psicología aplicada y empírica en proceso de formación y desarrollo;
2. Una sub especialidad de la psicología industrial y organizacional;
3. Una psicología que evoluciona hacia el concepto de prevención de riesgos – psicoprevención y salud laboral;
4. Una disciplina que aporta conocimientos y prácticas a la Administración Moderna de la Seguridad; y
5. Una disciplina psicológica que demanda multifuncionalidad en su desempeño.
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En las empresas existe una cultura de seguridad, mas también la seguridad constituye en sí misma una cultura. Por lo primero se entiende que en una empresa se conjugan normas, planes, procedimientos, equipos e instrumentos de seguridad, así como también comportamientos, paradigmas, actitudes, motivaciones y valores. Por lo segundo se comprende que la seguridad como cultura es viva; por lo tanto, se origina, desarrolla y cambia de acuerdo a la realidad del marco histórico – social en el que operan las empresas.
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El repertorio de conductas previsoras de la persona humana frente al riesgo es muy amplio, pero puede unirse al planeamiento estratégico personal o planeamiento de vida, un recurso extraordinariamente importante para que las personas aprendan a desarrollar una visión de futuro, a comprometerse con sus propios objetivos de vida, así como también a mejorar continuamente en todas las áreas de su personalidad. Esto, indudablemente, forma parte de una sana filosofía de seguridad en la vida.
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Durante el primer trimestre del año 2001, un grupo de supervisores profesionales, técnicos y operarios de una empresa de la gran minería nacional, opinó, en el marco del desarrollo de un seminario – taller realizado, que los valores más importantes para su organización eran la honestidad, la educación y el cambio. Valores que, indudablemente, resultan necesarios para el ejercicio más efectivo del liderazgo por cuanto éste se fundamenta en la práctica de los valores humanos.
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El rol del supervisor puede y debe enriquecerse y fortalecerse sustantivamente con diversas acciones administrativas y psicológicas. Sin embargo, si acaso debiera señalarse una sola acción diría que el supervisor debe aprender a asumir con más competencia, dedicación y vocación su papel de educador, comunicador y motivador en su trabajo del día a día. Debe también comprender, tal como Daniel Goleman lo enseña, que en el mundo del mañana -que en realidad viene siendo el mundo del presente- ya no es suficiente el cociente intelectual y la pericia para el logro del éxito sino que también es imprescindible el dominio de ese complejo psicológico al que se denomina inteligencia emocional.
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Las actitudes negativas de ciertos trabajadores hacia la seguridad, la supervisión y la empresa tienen también relación directa con los accidentes de trabajo. Así pues, mientras más negativas sean las actitudes de los trabajadores hacia las dimensiones psicosociales consideradas, la probabilidad de accidentabilidad de éstos también se incrementará. El meollo del asunto, a la luz del paradigma conductista, no es precisamente modificar las actitudes, sino, antes bien, los comportamientos de los trabajadores. Es entonces el cambio de comportamientos, primero, el que contribuirá a modificar las actitudes de estos, después.
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Las emociones negativas experimentadas por los trabajadores, tales como ansiedad, miedo, inseguridad, cólera, depresión y otras, pueden ser consideradas como una de las causas de los accidentes de trabajo. De tal manera que es necesario que los trabajadores aprendan a relajarse, así como también que los supervisores sepan reconocer estos estados emocionales negativos para actuar con mayor racionalidad y sensibilidad. Sin embargo, debe reconocerse que las intervenciones más convenientes son aquellas que tienen como objetivo modificar la calidad de las relaciones humanas y la calidad de vida laboral en las organizaciones empresariales.
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El estrés laboral se encuentra presente en la mayoría de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales generados en las empresas. El estrés se produce, en la mayoría de casos, como consecuencia de factores psicosociales negativos, los que a su vez son un producto de la organización del trabajo. El inventario de los riesgos psicosociales es muy amplio, pero pueden considerarse, entre otros, los siguientes: trabajo exageradamente difícil; fatiga o cansancio; monotonía o ritmos repetitivos en el trabajo; jornadas prolongadas de trabajo; innovación tecnológica, automatización y robotización; reducción de puestos de trabajo o downsizing; falta de participación en la toma de decisiones; estilos de supervisión inadecuados; problemas de comunicación; conflictos laborales; clima organizacional negativo; posibilidad de pérdida del empleo; proceso de cambios en la empresa; nuevos desafíos para los trabajadores; etcétera.
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Las elevadas tasas de rotación de los trabajadores en las empresas constituyen uno de los factores psicosociales que tendrían mayor influencia sobre los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales. La contratación por intermedio de empresas especializadas (tercerización) es una de las razones del incremento de la accidentabilidad en las empresas mineras en razón de que ésta logra afectar dramáticamente la calidad de vida del trabajador y su familia.
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Veinticinco años atrás términos como karoschi, mobbing y burnout simplemente no existían en la literatura especializada en Psicología de la Seguridad. Por supuesto que hoy en día estos riesgos psicosociales son conocidos por todos aquellos lectores interesados en esta importante temática. Karoschi es un término japonés que designa la muerte por exceso de trabajo generada en entornos laborales sumamente exigentes por la producción y la productividad; pero, al mismo tiempo, de poca o nula preocupación por la salud integral de sus trabajadores. Mobbing es el hostigamiento o agresión psicológica perpetrada por algunos supervisores y/o trabajadores sobre determinados servidores de las empresas –considérese aquí el denominado puteo. Burnout o síndrome de quemarse en el trabajo expresa el desgaste físico y psicológico del trabajador que se ve enfrentado a situaciones frente a las cuales no logra vislumbrar resultados satisfactorios.
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Los factores psicosociales, a diferencia de los agentes físicos, químicos, biológicos y ergonómicos, propiamente no tienen una manifestación tangible, sensorial u objetiva; sin embargo, se reconoce que cuando su influencia es positiva resulta decisiva en la mejora de la productividad, la calidad y la seguridad de las empresas. Resulta entonces muy importante que las empresas puedan, primero, efectuar un diagnóstico de los factores psicosociales; y segundo, diseñar y ejecutar las intervenciones psicosociales que sean necesarias.
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El Reglamento de Seguridad e Higiene Minera considera en el rubro de Salud Ocupacional la necesidad de controlar los agentes físicos, químicos, biológicos e, incluso, ergonómicos, por ser reconocidos éstos como causantes de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Sin embargo, este mismo dispositivo legal desconoce la realidad de los factores psicosociales que se manifiestan en todas las organizaciones empresariales.
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En las empresas todavía se tiene la percepción de que los factores psicosociales son extraordinariamente complejos y difíciles de comprender, por una parte, y que la organización del trabajo es intocable, por otra. Esto, sencillamente, no es cierto: los factores psicosociales existen en las organizaciones, pueden ser estudiados y la organización del trabajo puede ser modificada.
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La mayoría de los accidentes de trabajo en las empresas se generan como consecuencia de los denominados actos subestándares, vale decir sucesos en que los comportamientos humanos aparecen comprometidos en forma negativa. En consecuencia, la acción preventiva más eficaz necesariamente tiene que incidir sobre los comportamientos de los servidores en las empresas. Un sistema de seguridad que priorice el factor humano indudablemente que tendrá una mayor probabilidad de éxito; pero lo contrario, lamentablemente, tampoco es menos cierto.
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La efectividad de las técnicas de evaluación del desempeño es muy importante para el logro de los objetivos de desarrollo mediante la gestión del potencial humano en las empresas. Sin embargo, tratándose de esta evaluación resulta crucial no sólo la técnica sino también la conducta ética de todos los actores involucrados en el proceso evaluativo. Sin el cumplimiento de esta importante condición fracasaría, irremediablemente, la técnica de evaluación de personal más moderna, potente y sofisticada.
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Las organizaciones empresariales tienen el derecho, además de la responsabilidad, de apelar a las medidas disciplinarias cuando sea menester; sin embargo, no debieran dejar entre renglones las imprescindibles medidas preventivas, educativas y promocionales. Se reconoce, además, que n es precisamente con sanciones disciplinarias con las que se logrará cambiar los comportamientos y mentalidad de las personas sino precisamente con efectivas medidas de prevención, educación y promoción de la persona humana.
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Mensaje de Viktor E. Frankl, creador de la Logoterapia, sintetizado en sus bellas palabras: A pesar de todo, sí a la vida, realmente es esperanzador para un mundo cambiante y turbulento en el que millones de personas pierden la fe en su propia vida y en la vida. El desafío para las personas, recogiendo el esperanzador mensaje frankliano, es aprender a vivir cada día con plenitud de sentido o, lo que es lo mismo, colmados de humanidad por la riqueza de los principios y valores. Este es, entonces, el principio esencial del liderazgo, la dirección de sí mismo sustentado en los valores fundamentales de la existencia. Sostengo entonces, de manera enfática, que el liderazgo de nuestro tiempo será ético o simplemente no será.
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El hombre desafiándose a sí mismo se supera y se convierte en un eficiente y eficaz administrador de su propia vida, en el arquitecto de su propio futuro y en un ser en camino hacia la autorrealización -en el sentido masloviano-, y también en dirección hacia la autotrascendencia -en el sentido frankliano-. Y es en esta urgente tarea que resulta vital el genuino compromiso de autodesarrollo mediante la expresión de virtudes como la autodisciplina, la compasión, la responsabilidad, la amistad, el trabajo, el coraje, la perseverancia, la honestidad, la lealtad y la fe.
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A la luz de la revisión efectuada sobre la producción bibliográfica en idioma castellano sobre la especialidad de Psicología de la Seguridad, es posible afirmar que esta todavía es bastante limitada e insuficiente frente a las necesidades que se vienen confrontando en las empresas. Esta situación constituye una tarea y un desafío para los psicólogos interesados en esta especialidad, en la que deberán demostrar, además de sólida competencia profesional, dotes imaginativas para poder superar todavía muchos obstáculos y carencias.
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El psicólogo especializado en Psicología de la Seguridad, comprometido responsablemente con la labor de psico prevención, debiera formar parte activa de los equipos de seguridad de las empresas para aportar en la comprensión del comportamiento y psiquismo humano, así como también en la formulación de intervenciones psicológicas orientadas hacia la modificación de los comportamientos y formación de nuevos hábitos y valores. La incorporación de psicólogos al Área de Seguridad en las empresas representan acciones pioneras en nuestro medio que inauguran una importante posibilidad que puede continuar reproduciéndose en otras organizaciones con la suma de proactividad y creatividad.
«21 reflexiones sobre la psicología de la seguridad en el trabajo» por Ricardo Isaías Vargas Trepaud Licenciado en Psicología & Licenciado en Relaciones Industriales psicoseg@terra.com.pe
Fidel Rivera dice
Hola Ricardo, me gustaría que me enviárás tu nuevo correo y teléfono. Siempre es muy grato y reconfortante leer y aplicar tus sesudos artículos. Como recordarás yo fui tu alumno cuando estuvé en MARSA (1999) y luego nos volvimos a encontrar en Cerro de Pasco, Volcan Cía Minera (2003).
Un abrazo.
Fidel Rivera Medina.
fidel_rime@yahoo.com
fidel.rivera@hocplc.com