El 18 de febrero de 2025 se registró uno de los peores desastres ambientales en la historia reciente de Zambia, cuando colapsó una presa de relaves en la mina de cobre Chambishi, operada por la empresa china Sino-Metals Leach Zambia. El incidente liberó aproximadamente 50 millones de litros de residuos tóxicos directamente al ecosistema del río Kafue, la vía fluvial más importante del país.
Sino-Metals Leach Zambia es una subsidiaria de China Nonferrous Metal Mining Group (CNMC), una empresa estatal china que desde 1998 ha establecido una presencia dominante en el sector cupríero zambiano. La compañía china posee el 55% de las acciones de la operación, convirtiéndose en uno de los principales actores en la extracción de cobre en un país que figura entre los diez mayores productores mundiales de este metal.
Esta industria representa el pilar económico de Zambia, constituyendo el 12% del PIB nacional y el 70% de los ingresos por exportaciones. El gobierno zambiano ha establecido la ambiciosa meta de incrementar la producción de cobre de las actuales 698,000 toneladas a 3 millones de toneladas para 2035.
Falla estructural y causas
Según la investigación preliminar realizada por la Institución de Ingeniería de Zambia (EIZ), el colapso se originó por múltiples deficiencias estructurales. Los ingenieros identificaron fallas en el diseño, aprobación y procesos operacionales de la presa, incluyendo grietas, paredes no compactadas e inconsistencias en el grosor de las mismas.
El especialista local Holy Pola describió el mecanismo del colapso como una «falla en cascada» que comenzó con filtraciones en el muro divisorio entre dos compartimentos superiores, desencadenando el colapso de la pared recién construida y provocando un evento de desbordamiento que finalmente permitió la liberación de los residuos tóxicos al medio ambiente.
Impacto ambiental
La contaminación se extendió al menos 100 kilómetros río abajo, afectando dramáticamente el ecosistema acuático del Kafue. Los residuos liberados contenían ácido concentrado, sólidos disueltos y metales pesados, creando una mezcla letal que causó la muerte masiva de peces y la desaparición de la vida silvestre ribereña.
El ambientalista Chilekwa Mumba caracterizó el evento como «un desastre ambiental de consecuencias verdaderamente catastróficas», mientras que un residente local describió la transformación: «Antes del 18 de febrero, este era un río vibrante y lleno de vida. Ahora todo está muerto, es como un río totalmente muerto. Increíble. De la noche a la mañana, este río murió».
Consecuencias para la población
El río Kafue es vital para aproximadamente 12 millones de zambianos (60% de la población nacional), proporcionando agua potable a cinco millones de personas, incluidos los residentes de Lusaka, la capital. La contaminación obligó al cierre completo del suministro de agua para Kitwe, una ciudad de aproximadamente 700,000 habitantes.
Las comunidades locales experimentaron consecuencias sanitarias inmediatas. Según Nsama Musonda Kearns, directora ejecutiva de la ONG Care for Nature Zambia, «las personas sin saberlo bebieron agua contaminada y comieron maíz afectado. Ahora muchas sufren de dolores de cabeza, tos, diarrea, calambres musculares e incluso llagas en las piernas».
Los cultivos de maíz y maní de los agricultores locales fueron destruidos, y el Ministerio de Pesca y Ganadería emitió una prohibición total del consumo de pescado del río Kafue o de otros afluentes contaminados.
Respuesta gubernamental y medidas de emergencia
El presidente zambiano Hakainde Hichilema calificó la situación como una crisis que amenaza tanto a las personas como a la vida silvestre, solicitando ayuda de expertos internacionales. El gobierno desplegó la fuerza aérea para arrojar cientos de toneladas de cal en el río, intentando neutralizar la acidez mediante procesos de alcalinización.
Las autoridades ordenaron la suspensión inmediata de las operaciones mineras en la instalación responsable, mientras que el portavoz gubernamental Cornelius Mweetwa anunció que Sino-Metals Leach Zambia asumiría todos los costos de las operaciones de limpieza.
Los metales pesados liberados en el derrame, incluyendo cianuro, mercurio y arsénico, representan graves amenazas para la salud humana. La intoxicación por estos metales puede causar síntomas que van desde náuseas, vómitos y diarrea hasta efectos crónicos como daño neurológico, disfunciones cognitivas y cáncer.
El arsénico inorgánico, clasificado como carcinógeno confirmado por la Organización Mundial de la Salud, puede causar lesiones cutáneas, cáncer de piel, vejiga y pulmón tras exposición prolongada. El mercurio afecta especialmente el sistema nervioso central, causando temblores, pérdida de memoria y disfunciones cognitivas y motoras.
El impacto del desastre trascendió las fronteras nacionales cuando, en agosto de 2025, la Embajada de Estados Unidos ordenó la evacuación inmediata de todo su personal gubernamental de las áreas afectadas, citando la continuidad de la contaminación y la posible presencia de riesgos aerotransportados.
Respuesta de la empresa china
Zhang Peiwen, presidente de Sino-Metals Leach Zambia, se reunió con ministros gubernamentales para ofrecer una disculpa oficial por el derrame. Según la transcripción de su discurso: «Este desastre ha sonado una gran alarma para Sino-Metals Leach y la industria minera», prometiendo que la empresa haría «todo lo posible para restaurar el ambiente afectado lo más rápido posible».
Este desastre ambiental ha intensificado las tensiones sociales existentes en Zambia respecto a las operaciones mineras chinas, particularmente relacionadas con las condiciones laborales y la deuda nacional de más de 4 mil millones de dólares con China. La creciente resistencia al papel dominante de China en el sector minero zambiano podría desencadenar protestas similares a las ocurridas en 2018.

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