El surgimiento SARS-CoV-2, también conocido como COVID-19, obliga a un rápido aprendizaje por autoridades, especialistas, empresas y comunidades para reducir de manera eficaz las ingentes pérdidas humanas y económicas ocasionadas por la pandemia. Conversamos con Diana Elizabeth Cuervo Díaz, médico PHD en Salud Pública de Colombia, para saber qué pueden hacer las áreas de salud ocupacional de las empresas para prevenir y controlar la propagación del virus en el ámbito laboral.
Dra. Cuervo Díaz, ¿cuáles son los indicadores a los cuales deben tomar atención los profesionales de la salud ocupacional de las empresas para evitar la propagación del COVID-19?
El virus SARS-CoV-2 es un peligro biológico y como tal deben establecerse en cada empresa protocolos de bioseguridad específicos para cada uno de los sectores de la economía. Dichos protocolos deben hacer parte integral de los sistemas de seguridad y salud en el trabajo, es decir que los indicadores habituales de estructura, proceso y resultado deben adaptarse e incluir los relacionados con SARS-CoV-2/COVID-19. Cada indicador nuevo deberá contar con una ficha técnica que incluya definición de indicador, interpretación del indicador, límite del indicador valor, fuente de información para cálculo, periodicidad de medición y reporte y claridad de qué funcionarios deben conocer el resultado.
Por ejemplo, ¿qué indicadores nuevos deberían incluirse?
Tenemos la Incidencia de Trabajadores Susceptibles, es decir el número de trabajadores con condiciones de salud que la evidencia ha demostrado tienen más riesgo de desenlaces severos en caso de contagio por SARS-CoV-2, estableciendo si están o no compensados, por ejemplo, hipertensión arterial, enfermedades coronarias, enfermedad respiratoria, diabetes, enfermedad renal sobre el número de trabajadores por área.
Otro indicador es la Incidencia de casos sospechosos de COVID-19 detectados mediante encuestas, auto reporte de síntomas, medición de temperatura al ingreso y salida de trabajadores, sobre el total de trabajadores.
También podemos mencionar la Incidencia de casos confirmados COVID-19 sobre la población total.
En su opinión, ¿cuál es el principal error que deben evitar las áreas de salud ocupacional de las empresas al tratar de evitar la propagación del COVID-19 en sus operaciones?
Ocultar información en caso de que exista un caso sospechoso o confirmado de COVID-19. Una empresa que tiene establecido el protocolo con procedimiento especifico de qué hacer en casos sospechosos, qué en casos confirmados y qué en los casos de los trabajadores que después de sufrir COVID-19, se recuperan y retoman al trabajo, no debe ocultar, debe ser transparente y clara con la información suministrada a todos los trabajadores, contratistas y autoridades.
¿Qué recomendaciones haría a los profesionales encargados de comunicar los riesgos de contagio a los trabajadores?
La comunicación debe incluir no solo a los trabajadores, sino también a su núcleo familiar y todas aquellas personas que se encuentren dentro de las instalaciones. Deberá diseñarse una estrategia que incluya medios digitales dados a conocer previo al retorno al trabajo, con lenguaje fácil e incluyente (considerar todo los tipos de discapacidad).
Ya dentro de la empresa deberán transmitir mensajes a través de parlantes, avisos en cada estaciones de trabajo, sitios de descanso y alimentación; si los trabajadores usan computadores aprovechar los protectores de pantalla y otras aplicaciones digitales en donde se recuerde a los trabajadores las medidas y protocolos.
No olvidar que debe contemplarse también la prevención de riesgo psicosocial, dado que es de esperarse que las personas tengan miedo y ansiedad a contagiarse o contagiar a su familia; el no manejar este aspecto puede convertirse en un factor que potencialice el riesgo de contagiarse.
Es importante que los trabajadores lleven una bitácora preferiblemente digital, en donde registren las personas con las cuales han estado en contacto, para que así sea más fácil el seguimiento epidemiológico en caso de contagio.
Además del distanciamiento físico, el uso de equipos de protección y la higiene, ¿qué novedades tecnológicas han resultado ser efectivas para el control de la salud de las personas en los centros de trabajo?
Es importante resaltar que si bien la innovación es importante, los empresarios deben siempre considerar que, bajo el criterio costo-efectividad, las medidas básicas como lavado de manos, cambio de ropa de calle con la ropa de trabajo y entrenamiento adecuado en uso de elementos de protección personal y distanciamiento generan mayor impacto. Si la empresa cuenta con más recursos se deben contemplar lámparas ultravioleta para inactivación de SARS-CoV-2 en las superficies, pantallas de aislamiento y sistemas de ventilación.
Las cámaras de aspersión con uso de sustancias químicas como amonio cuaternario, peróxido de hidrógeno, ácido peroxiacetico, hipoclorito de sodio, ácido octanoico, cisopropanolol, ácido glicolico, fenólico e ion plata, de acuerdo a lo establecido en la Lista N (desinfectantes para SARS-CoV-2 sugeridos por la Agencia de Protección Ambiental-EPA de los Estados Unidos) no están recomendados para uso directo sobre los trabajadores. Dichos productos están indicados para uso en superficies inertes y no en seres vivos, dado que puede existir contacto con piel y mucosas causando riesgos para salud. Algunos países de América Latina y Europa tienen instrucciones precisas de la autoridad de salud en donde alertan sobre el no uso de estos dispositivos. Recomiendo revisar estos lineamientos y asesorarse de expertos en higiene ocupacional.
¿Cuál es la red institucional que deben organizar las empresas para evitar la propagación del COVID-19?
Debe hacerse alianzas con empresas del mismo sector productivo e involucradas en el proceso. Es importante que para la continuidad del negocio se tenga en cuenta la comunicación con la comunidad del entorno de la empresa, las autoridades de policía, de salud y riesgos laborales de cada país.
Nuestra entrevistada
Diana Elizabeth Cuervo Díaz es médico PHD en Salud Pública, médico principal de la Junta Nacional de Calificación de Invalidez del Ministerio de Trabajo de Colombia, investigadora del Grupo de Discapacidad, Políticas y Justicia Social de la Universidad Nacional de Colombia y del Grupo de Estudio de Derecho Laboral y Seguridad Social de la Universidad Javeriana. También es miembro de la Comisión de Prevención de Discapacidad de la Comisión Internacional de Salud Ocupacional-ICOH.
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