[Editorial Seguridad Minera Edición 152] En la vida cotidiana, palabras como ver, mirar, observar o echar un vistazo son utilizadas como sinónimos… pero la precisión de su significado es crucial para campos como la prevención de accidentes y la salud ocupacional, en especial en una época como la actual, donde existe una preeminencia de lo visual.
En los últimos años, ha venido desarrollándose el concepto de alfabetización visual. Los especialistas sostienen que la alfabetización visual puede ayudar a lograr dos objetivos principales: primero, ayudar a las personas a aprender a “leer” o descifrar información visual y, segundo, ayudar a las personas a escribir o crear imágenes para transmitir información.
Una persona alfabetizada visualmente es capaz de distinguir y darle sentido a líneas, formas, colores, texturas y espacios. Una formación visual adecuada de un trabajador le permitirá “escanear” y describir un entorno de trabajo, ayudándole a identificar peligros potenciales, señala The Campbell Institute del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos.
Tener conocimientos visuales facilita a los trabajadores el percibir y comprender más sobre su entorno laboral, permitiéndoles ver los peligros e imaginar las posibles consecuencias que podrían derivarse de esos peligros. De esta manera, se facilita la proactividad de los trabajadores sobre su entorno de trabajo y la adopción de medidas para mitigar los peligros antes de que puedan causar un incidente.
Consideramos que las actividades de formación deberán dar mayor énfasis al desarrollo de las habilidades visuales, entregando a los trabajadores herramientas para «ver más allá» de las condiciones de seguridad. En ese sentido, la capacitación con simuladores –como la que desarrolla el ISEM con su curso de manejo defensivo– forman parte de los métodos efectivos para el reconocimiento de peligros y la mejora de la seguridad laboral.
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