[Editorial] Varias de las conferencias de nuestro XXII Seminario Internacional de Seguridad Minera nos hicieron recordar la importancia de la información y del trabajo colaborativo, con miras a mejorar las condiciones de seguridad y salud ocupacional del personal minero.
Un primer ejemplo es el estudio ergonómico del trabajador minero chileno realizado por la Universidad de Antofagasta, a partir de información proporcionada por empresas de la gran minería ubicadas en Antofagasta. Otro caso es la sinergia entre una organización privada y una mutual que, con información proporcionada por Codelco sobre el nivel de fatiga de sus conductores, facilitó reducir los accidentes con alto potencial en carretera.
En ese mismo campo, Caterpillar estudió la fatiga humana a partir de un registro detallado de los hechos que la condicionaban entre sus operadores. Por otro lado, la Universidad de Montana propone un cambio en la jerarquía de control de riesgos como resultado de un estudio del impacto de la jerarquía tradicional.
En el Perú, a partir de la obligación de llevar registros de seguridad y salud ocupacional en las operaciones mineras, disponemos de abundante cifras e información que podrían ser la base de un profundo avance en la cultura de seguridad y prevención. La experiencias extranjeras nos indican que es cuestión de trabajar colaborativamente.
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