[Editorial] Al cierre de la presente edición, la situación era muy crítica para muchos compatriotas y localidades de la mayor parte del país. Los fenómenos de la naturaleza –expresado en lluvias intensas, peligrosos huaycos y desbordes de ríos– han cegado vidas y dejado literalmente sin nada a miles de niños y adultos.
La reacción de las autoridades e instituciones del Estado, así como de organizaciones y empresas privadas y de la ciudadanía en general, no se ha hecho esperar. Colaboradores y maquinarias de varias empresas mineras se han sumado a los esfuerzos de atención de la emergencia y a la ayuda humanitaria.
El contenido de esta edición puede contribuir al necesario intercambio de ideas posterior a las actuales circunstancias. Por un lado, publicamos un artículo sobre cómo atender emergencias, lo que se resume en seis pasos: definir el problema, organizar la emergencia, la asignación de tareas, lograr el apoyo del equipo, relaciones con los medios de comunicación y el balance de la emergencia.
Por otro lado, tenemos un reportaje a la mina Pucamarca de Minsur, una operación a tajo abierto con más de 7 millones de horas hombre sin accidentes incapacitantes y donde la prevención es una tarea conjunta. Salvando las distancias, la experiencia de esta mina –y de las ganadoras del Concurso Nacional de Seguridad Minera del ISEM– podría ayudar a pequeñas, medianas y grandes empresas e instituciones a gestionar adecuadamente el riesgo.
Confiamos en que las inteligencias de nuestro país confluyan en un trabajo multisectorial y pluridisciplinario para diseñar y construir ciudades seguras, donde la prevención sea un eje insustituible, para beneficio de las generaciones futuras.
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