Se dice que la vía de ingreso más rápida al organismo para los contaminantes es la respiratoria ya que, solo en fracciones de segundo, aquellas sustancias inhaladas que hayan alcanzado los alvéolos pulmonares harán parte del intercambio gaseoso con la sangre en forma directa.
Por ello, a la hora de seleccionar elementos de protección, la respiratoria tiene prioridad sabiendo que los equipos de protección personal no son la primera y única medida para proteger a las personas.
Los gases, vapores, humos y neblinas se pueden depositar en los pulmones causando deterioro y problemas de tipo agudo (inmediato) o crónico (a largo plazo) para los trabajadores. Con el fin de contrarrestar estos efectos se deben utilizar respiradores, que de manera general, se clasifican en: purificadores de aire y de suministro de aire.
Cuando los purificadores de aire son insuficientes, bien porque la concentración de los productos en el ambiente es tan alta que los cartuchos no son capaces de retenerlos o porque el producto en sí es tan tóxico que maneja niveles permisibles muy bajos, se puede recurrir a sistemas de suministro de aire, como las líneas de aire y los equipos de respiración autónoma.
Las líneas de aire funcionan por medio de un compresor ubicado en áreas externas o también por medio de tanques, cuya captura de aire puro se conduce a través de mangueras a una máscara completa. Estos respiradores son utilizados en atmósferas no inmediatamente perjudiciales para la vida o la salud. Es decir, cualquier atmósfera peligrosa que pueda producir incomodidad física inmediata, envenenamiento crónico después de una repetida exposición, o síntomas fisiológicos adversos agudos después de una prolongada exposición.
Los equipos de respiración autónoma conducen aire limpio desde un cilindro de aire comprimido que porta el trabajador en su espalda. El aire llega al trabajador a través de una máscara completa. Es un sistema apto para utilizarlo por periodos cortos de tiempo, ya que la capacidad del tanque es limitada y además puede generar cansancio al trabajador por el peso del equipo. Sin embargo, ya existen equipos que pueden utilizarse por varias horas.
Un equipo de respiración autónoma se utiliza durante el trabajo en la industria química, petróleo y gas, túneles, laboratorios, minería, entre otras donde existan atmósferas contaminadas y/o con deficiencia de oxigeno. Son especialmente útiles para la atención de emergencias, lavado y mantenimiento de tanques, y otras operaciones específicas en espacios confinados.
Entre los principales factores que influyen en la duración de un equipo, están:[unordered_list style=»green-dot»]
- La condición física del usuario.
- El grado de experiencia o entrenamiento en equipos de respiración autónoma.
- La carga insuficiente del cilindro.
- Presencia superior a 0,4% de dióxido de carbono en el aire comprimido.
- La condición general del equipo de respiración autónoma[/unordered_list]
Las distintas partes principales que conforman un equipo de respiración autónoma no difieren mucho entre marca y modelos por lo que se detallan en forma general. Estas son:[unordered_list style=»tick»]
- Arnés.
- Cilindro.
- By pass.
- Reductor de presión.
- Alarma de baja presión.
- Manómetro.
- Válvula de demanda.
- Válvula del cilindro.[/unordered_list]
En los últimos años, la tecnología de los equipos de respiración autónoma ha dado pasos importantes para proteger la vida del usuario. Los indicadores de consumo son controlados y regulados electrónicamente, además de incorporar distintos niveles de alarmas acústicas y visuales. Pero, sobre todo, los diseños incorporan mecanismos que ayudan a prevenir que los contaminantes se filtren por alrededor de la máscara.
[box]Artículo publicado en Seguridad Minera Nº 63[/box]
Foto: EIB
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