El rescate en alturas es altamente técnico, afirma la Cruz Roja Colombiana en su Guía General de Operaciones de Búsqueda y Rescate. En efecto, se requiere sólidos conocimientos sobre equipos, sistemas y cálculos de fuerzas, así como de los efectos de la gravedad, el factor de caída y el comportamiento de materiales, entre otros. Debe recordarse que sus técnicas requieren entrenamiento constante.
Todo socorrista que participe en una actividad de rescate con cuerdas, ya sea en una operación real, o durante un entrenamiento, debe tener un conjunto mínimo de equipos de protección personal.
Arnés: es el elemento que une el rescatista a la cuerda. Se debe revisar y verificar todos sus ajustes y su sujeción al mosquetón. Para actividades prolongadas debe ser de cintas anchas (para aumentar el área de contacto) y debe tener espumas que aumenten la comodidad, mientras que en actividades de corta duración se puede utilizar arneses de cintas. El arnés completo (silla más pechera) se preferirá sobre el de silla (o pélvico) por repartir la tensión entre la pelvis y la cintura escapular, y será exigido para actividades como descensos controlados por chimeneas.
Casco: para proteger de golpes por objetos, hasta 5KN. Solo se utilizarán cascos diseñados para escalada o rescate que tengan certificación. Cada usuario debe ajustarlo para evitar que se desplacen en el momento de un accidente. En algunos ambientes se exigirá casco con visera incorporada.
Protección ocular: monogafas, careta o visera, en material resistente, que proteja de las secreciones del paciente o de partículas que se desprendan durante el trabajo vertical, e idealmente que tenga protección ultravioleta. Los lentes de vidrio “formulados” no se consideran como elementos de protección y deben cubrirse con gafas de seguridad adecuadas. Deben contar con un elemento que las sostenga mientras no están en uso.
Guantes: independientemente del material (hilo, carnaza, etc.), deben proteger de la fricción de la cuerda y de las superficies cortantes y, al mismo tiempo, deben permitir el movimiento completo de los dedos para la operación de los equipos.
Botas: la caña debe cubrir y abrazar el tobillo para darle mayor estabilidad. Las botas de tela no cumplen con el segundo objetivo, por lo que no se consideran como equipo de protección personal en este caso. La suela debe tener tacón y un labrado adecuado para el sustrato. Las botas con puntera solo son requisito en ambientes industriales o en actividades de búsqueda y rescate en estructura colapsadas.
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Preparación de la respuesta
En la medida en que los grupos de búsqueda y rescate utilicen los mismos procedimientos, se facilitará la interacción entre ellos, se agilizarán los relevos de equipos cuando sea necesario, y se aumentarán los parámetros de seguridad.
Grupo de respuesta
Aunque el grupo se podrá movilizar con personal que no esté certificado en Búsqueda y Rescate, estos se deben restringir a funciones de apoyo como logística, control de tráfico o comunicaciones. Solo el personal de búsqueda y rescate está autorizado para instalar sistemas de cuerdas, para desplazarse por ellos, para realizar las maniobras que impliquen algún grado de riesgo, incluyendo la operación de equipos.
El grupo de respuesta debe estar constituido al menos por un coordinador y tres socorristas más, que en conjunto deben velar por la seguridad, por la logística y por la atención en salud.
Equipos de respuesta
Aunque su composición podría variar dependiendo de las características de la zona y de la capacidad presupuestal, el morral básico de asalto debería tener al menos:
- 1 cuerda estática (diámetro: 9 a 12 mm; largo: 60m).
- 1 cuerda dinámica (diámetro: 9 a 12 mm; largo: 60m).
- 2 cintas tubulares
- 2 cuerdas estáticas cortas (6 a 8m)
- 12 mosquetones
- 2 gibbs (pueden ser Jumares)
- 2 ochos
- 4 arneses (3 pélvicos y uno completo)
- 4 cascos
- 2 protectores de cuerdas
- 2 poleas simples
- 2 monogafas
- 2 pares de guantes
- 4 linternas de cabeza (con pilas de repuesto).
Al llegar al sitio
El coordinador debe hace una evaluación de las condiciones de seguridad, determinar la estrategia a desarrollar, siempre alrededor de las necesidades de la víctima y de las condiciones de seguridad. Incluye la definición de las rutas de acceso y evacuación, así como de los puntos de anclaje.
Dentro de las condiciones de seguridad se debe verificar, entre otros, los siguientes puntos:
- Considerar los riesgos generados por las condiciones climáticas y de visibilidad.
- Evaluar los riesgos cercanos o inminentes.
- El sistema debe soportar 15 veces la carga máxima a la que se someterá.
- Se debe utilizar al menos dos puntos de anclaje, redundantes, de modo que si uno de los dos falla, el otro pueda soportar toda la carga sin presentar problemas.
- El ángulo entre las cuerdas de anclaje debe ser en todo caso, menor a 120° y en lo posible, menor a 90°.
- Evitar las superficies abrasivas y las aristas.
- Utilizar los equipos única y exclusivamente en la forma para la cual fueron diseñados.
Antes de utilizar los sistemas instalados, se debe hacer un “doble chequeo” de los puntos y los ángulos del sistema de anclaje, de los puntos de fricción del sistema, de los nudos utilizados, de la resistencia mínima del sistema y del uso y ajuste de los elementos de seguridad de los socorristas.
Técnicas básicas
Se debe considerar como primera medida la forma en que se accederá al paciente, en tal caso, se debe considerar como primera opción el descenso hacia el lugar del rescate. A manera de referencia, se enuncian las siguientes técnicas básicas para aplicación en rescate básico:
Rappel: es una técnica de descenso por cuerda utilizado en superficies verticales (en sí misma es solo una técnica de desplazamiento y no de rescate).
En esta técnica el control del descenso será responsabilidad de la persona que lo realiza, sin embargo, es aconsejable asegurar al personal con una línea de vida adicional (cuerda dinámica). Antes de realizar un descenso por rappel, tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Revisar que el anclaje esté en línea con la tensión que se realizará durante el descenso, si no es así, ajustar el anclaje.
- Además del equipo de protección personal, el rescatista debe contar con un descendedor adecuado para la actividad y un mosquetón para anclarlo al arnés.
- El “jefe de salto” debe verificar el uso adecuado de los equipos y la seguridad general del procedimiento y del área circundante.
La mano dominante se encargará de manejar el descendedor, con las precauciones relativas al equipo que se esté utilizando. La mano no dominante se mantendrá lejos de los equipos y debe estar libre para protegerse de posibles golpes. El desplazamiento
debe hacerse de manera controlada (sin saltos) de modo que se mantenga al mínimo la carga sobre los equipos y en general, sobre el sistema. Solo las personas con el entrenamiento adecuado podrán realizar bloqueos durante el recorrido.
Cuando se cuenta con una superficie de apoyo para el descenso, los pies deben mantener una separación similar a la de los hombros para lograr un mejor equilibrio. En los descensos “libres” (sin superficie de apoyo), la posición es la que genera el arnés. Cuando se utiliza un descendedor tipo “ocho”, se recomienda tener una persona en posición de “Belay”, encargada de tensionar la cuerda de descenso en caso de emergencia, de modo que se frene inmediatamente el descenso.
Descenso controlado: técnica utilizada para descender a una persona (paciente o socorrista), utilizando un arnés o triángulo de evacuación (esta última con paciente consciente), el control y velocidad del descenso será controlado por uno o más socorristas. Este control se puede realizar desde arriba o abajo según la situación.
Polipasto 3 a 1 o en Z: los polipastos (o aparejos) son sistemas que combinan poleas fijas y móviles, de forma tal que permiten la elevación o movimiento de cargas realizando una fuerza menor que si se tuviera que mover a pulso la carga. El polipasto en Z, o con una relación de fuerza 3:1, es el más usado y versátil, pues no requiere mucho equipo y para izar una carga, la división del peso de la misma, es suficiente. Este polipasto consiste en la combinación de una polea fija y una móvil, donde se produce una ganancia mecánica de 3:1, es decir que se ejerce una fuerza 3 veces menor de la que correspondería.
Publicado en la Revista de Seguridad Minera nº132.
victor jose ochoa dice
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Ramon dice
Muy bueno gracias.
Seguridad Minera dice
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Oscar Zanabria dice
gracias por la información que nos permite estar actualizados y recordando procedimientos
seguros
Seguridad Minera dice
Gracias por su comentario y seguir las publicaciones que realizamos
VIRNA LEMUS dice
BUENAS TARDES, SOLICITO SU APOYO PARA PODERME ASESORARME CON EQUIPO DE RAPEL, DESEO FUNDAR UNA ESTACION DE BOMBEROS EN UN PUEBLO DE GUATEMALA, DONDE HAY MUCHAS AREAS DE RIESGO
LE AGRADECERIA MUCHO SU ASESORIA
Seguridad Minera dice
Estimada Virna, saludamos su iniciativa, sin embargo, nuestra institución opera en Perú y eso dificulta la posibilidad de brindarle asistencia en su país. Muchas gracias de todos modos por su consulta.