En las profundidades de la tierra, donde cada respiración puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, una revolución tecnológica está redefiniendo los estándares de seguridad en la minería subterránea.
Los sistemas de ventilación, considerados durante décadas como componentes básicos de la infraestructura minera, han evolucionado hacia soluciones inteligentes capaces de predecir riesgos, optimizar recursos y salvar vidas.
La ventilación deficiente en las minas continúa siendo una de las principales causas de tragedias mineras a nivel mundial. Según la Administración de Seguridad y Salud en Minas (MSHA) de Estados Unidos, el 2023 registró un incremento del 25% en accidentes fatales comparado con 2022, En Perú, donde más de 40 minas subterráneas enfrentan desafíos críticos por exposición a gases tóxicos.
El caso más reciente y dramático ocurrió en septiembre de 2024 en una mina de carbón en Tabas, Irán, donde 50 mineros perdieron la vida tras una explosión de gas metano. Lo más escalofriante del incidente fue que los trabajadores habían reportado olor a metano el día anterior, pero aún así fueron obligados a continuar laborando.
Derrumbes y colapsos de galerías. Los derrumbes constituyen la principal amenaza en Operaciones subterráneas. Las causas incluyen inestabilidad del terreno, fallas en los soportes estructurales o actividad sísmica. Las consecuencias abarcan el atrapamiento de trabajadores, daños en equipos y cortes de ventilación. Según estadísticas de Osinergmin 2024, la especialidad de Geomecánica registró 8 víctimas mortales de las 14 totales, representando el 57% de las fatalidades en el sector minero peruano.
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