Los investigadores de la International Cooper Association y la consultora ambiental Gradient realizaron una clasificación de peligros para la salud humana a partir del Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (GHS).
El cobre masivo, cuyo tamaño de partícula es superior a 1 mm y una SSA menor o igual a 0,67 mm2/mg, no cumple con los criterios para la clasificación como peligroso según el GHS para la salud humana.
Por su parte, el polvo de cobre no cumple con los criterios de clasificación como peligroso según el GHS para ningún peligro para la salud humana.
Un estudio de bioaccesibilidad in vitro del polvo de cobre en fluido gástrico artificial (realizado de acuerdo con la norma ASTM D5517-07) demostró que la solubilidad del polvo de cobre es relativamente baja: la liberación de iones fue del 1.1 al 7.3 % de su liberación potencial total.
Tanto el polvo de cobre y el cobre masivo no obtuvieron clasificación para los siguientes rubros:
- Toxicidad oral aguda
- Toxicidad dérmica aguda
- Toxicidad aguda por inhalación
- Corrosión / irritación de la piel
- Daño ocular grave / irritación ocular
- Sensibilización respiratoria o cutánea
- Mutagenicidad de células germinales
- Carcinogenicidad
- Toxicidad reproductiva
- Toxicidad específica en determinados órganos: exposición única
- Toxicidad específica en determinados órganos: exposición repetida
La guía «Orientación técnica para la clasificación del cobre metálico según el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos» desarrolla por cada punto por qué el polvo de cobre y el cobre masivo no son clasificados como peligrosos para la salud humana.
Cabe precisar que el peligro de aspiración no se trata por separado en el documento, porque no se aplica al cobre metálico (el peligro de aspiración solo se aplica a hidrocarburos, cetonas y alcohol). Por lo tanto, ninguna de las formas de cobre metálico se clasifica como peligro de aspiración.
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