[Entrevista] A partir de la experiencia del Fenómeno El Niño del año 2017, muchas empresas mineras han diseñado un plan de continuidad de negocios u operaciones, que le permita recuperar sus funciones críticas interrumpidas después de una interrupción no deseada. Así lo refiere el MSc. Jorge Terrones, de Engineering Services-ESSAC y especialista en continuidad de negocios y operaciones.
En efecto, una repetición del fenómeno climático de la magnitud del ocurrido hace dos años podría implicar el cierre de carreteras y, con él, afectar el transporte de concentrados, por ejemplo. «Ahora se planea –señala el MSc. Terrones– por dónde se transportará el concentrado en esas circunstancias y cómo se seguirá operando. El plan de continuidad de negocios determina cuál es el futuro de la operación».
El plan de continuidad operacional es uno de los planes que debe elaborar toda empresa, especialmente aquellas de la envergadura y cobertura territorial, como las empresas mineras. Este plan no reemplaza, sino más bien complementa de manera estratégica a los solicitados por ley como son, el plan de contingencia, el plan de preparación respuesta a emergencias y el plan de manejo de crisis, en su gran mayoría enfocados en la respuesta inmediata al incidente disruptivo. Muchos de estos planes tienen elementos comunes, pero debe respetarse su autonomía, de manera que se cumpla con los requerimientos legales de cada sector o entes fiscalizadores, precisa el especialista.
En términos generales, un plan de contingencia está requerido por INDECI o el ente regulador del sector según establece la legislación para saber cómo una organización responde de manera adecuada a los eventos negativos, como incendios, sismos, tsunamis o emergencias médicas y, a partir de ello, organizar las brigadas de evacuación, primeros auxilios o de lucha contra incendios.
En el caso del sector minero, por ejemplo, el plan de preparación y respuesta a emergencias está establecido por el Reglamento de Seguridad y Salud Ocupacional en Minería. Una unidad minera, explica el MSc. Terrones, tiene oficinas administrativas, áreas de alojamiento y comedores, el plan de contingencia se aplicaría para estas áreas, mientras que para la operación minera propiamente dicha, como la zona de extracción, planta de procesamiento y transporte, se emplearía el plan de preparación y respuesta a emergencias.
En una mina pueden coexistir otros planes. Dependiendo de la reserva de hidrocarburos que requiera la operación, se necesitará elaborar un plan de contingencia específico que seguramente será requerido por el Organismo de Supervisión de la Inversión en Energía y Minería-Osinergmin durante sus actividades de fiscalización. El transporte de materiales peligrosos o el puerto de embarque de concentrado también requieren sus propios planes de contingencia y serán exigidos por la autoridad respectiva.
«Ante la existencia de múltiples planes para atender eventos adversos, en el sector minero debemos saber que vamos a interactuar con distintos entes y que debemos tener una respuesta transversal», manifiesta el MSc. Terrones, tras recomendar tener planes específicos que cumplan con los requerimientos de cada sector y, a la vez, tener un gran plan que gobierne a todos y les permita interactuar, el plan de continuidad de operaciones mineras, es el documento estratégico que relaciona estos planes entre ellos y que además considera no solo los esfuerzos de respuesta, sino de recuperación y rehabilitación, de tal manera que la organización vuelva a operar de la misma manera en que lo hacía antes del evento disruptivo.
Deja un comentario