Los próximos avances tecnológicos y la ‘revolución de capacitación’ necesaria para la transición de la fuerza laboral actual son los grandes temas que son debatidos sobre el futuro del sector minero. Sin embargo, el desafío de las habilidades no solo es cuestión técnica, sino cognitiva, intrínsecamente humanas, necesarias para el desarrollo de las actividades mineras. Estas habilidades críticas también permiten asegurar y mantener la aceptación social en una era habilitada por la tecnología.
En ese sentido, el Internacional Council on Mining & Metals (ICMM) publicó el artículo «Enmarcando el futuro del trabajo minero y la resiliencia comunitaria» y tiene por objetivo «construir conocimiento a partir del cual orientar el futuro del programa, y enmarcar específicamente la complejidad del desafío que se le presenta a la industria».
Veamos algunos puntos principales de lo que el ICMM espera sobre el futuro de la minería.
- La adopción de tecnología reflejará la idoneidad de los conjuntos de habilidades existentes: el despliegue de tecnologías avanzadas continuará, como ha comenzado, predominantemente en regiones con fuerzas laborales que ya están equipadas con los conjuntos de habilidades básicos necesarios y donde las brechas de habilidades se abordan con relativa facilidad. En otros lugares, las operaciones seguirán siendo intensivas en mano de obra en el corto y mediano plazo.
- La recalificación ocurrirá más que los despidos a un ritmo determinado por las empresas: el futuro del trabajo no implica despidos masivos para la minería y los metales. La mayoría de los trabajos estarán más habilitados tecnológicamente y los trabajadores serán capacitados en el trabajo. El ritmo de adopción de la tecnología puede ser más lento de lo previsto, determinado por los ejecutivos de la empresa que sopesarán los beneficios frente a las implicaciones sociales de la reducción de las necesidades laborales para algunas actividades.
- Las habilidades técnicas no son el problema: la tecnología traerá desafíos de actualización, pero no son demasiado complejos, y la industria está bien preparada para enfrentarlos con procesos establecidos para capacitación, actualización, redistribución y contratación.
- La brecha está en las habilidades cognitivas: como en todos los sectores, habrá un marcado aumento en la demanda de conjuntos de habilidades cognitivas que son claramente humanas. Estos son conjuntos de habilidades que se consideran esenciales para que la minería pueda abordar las crecientes demandas y expectativas sociales, y donde los profesionales de recursos humanos en la minería y en todos los sectores ven brechas en los conjuntos de habilidades de la fuerza laboral existente.
- La fuerza laboral no minera será la más afectada: si bien la propuesta de valor social de la minería es que puede dejar a las comunidades en mejor situación, el futuro del trabajo puede afectar de manera desproporcionada a la fuerza laboral no minera y tener un efecto negativo en la resiliencia de la comunidad. Pequeños cambios en la cantidad o tipos de trabajos requeridos en los sitios mineros pueden tener implicaciones descomunales. Un beneficio económico menos directo implica una disminución del valor de la industria para estas comunidades.
- Será diferente para cada sitio: las empresas deberán considerar cómo equilibrar las demandas en competencia; mejorar y volver a capacitar a las fuerzas laborales en función de las capacidades endémicas; modernizar las operaciones considerando el retorno de la inversión versus las implicaciones sociales (y la posible interrupción y reputación); capacidad de atraer talento más diverso; y una serie de otros requisitos. Será diferente para cada sitio según el país, las líneas de base relativas de las comunidades anfitrionas, la proximidad de las poblaciones y los deseos de sus comunidades de trabajar en las minas.
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