A diferencia de otros sectores, el sector minero ha estado trabajando siempre el tema de la seguridad por muchas razones, entre ellas, las legales porque así lo exige la legislación peruana, habiéndose incrementado este trabajo en la última década. Esta dedicación se vio fortalecida por la inserción de sistemas de seguridad exitosos en otras latitudes; así vimos florecer los sistemas de control de pérdidas de DNV, NOSA, ISTEC, DUPONT, etc.
Luego se pasó a la etapa de consolidar éstos con el apoyo de diversas herramientas, tales como mejoramiento del comportamiento, motivación, etc. Es indudable que la normativa en seguridad llegó en el momento oportuno a oficializar el trabajo de seguridad de las empresas mineras, al exigir que se trabaje la seguridad como un sistema de gestión de seguridad e higiene minera bajo el liderazgo del ejecutivo de más alta jerarquía del titular de la actividad minera, y que a su vez éste sea parte del sistema de gestión empresarial. Los resultados han sido buenos y se ha consolidado en muchas de éstas, una cultura de seguridad que incluye la mejora continua como eje de desarrollo.
¿Qué podemos hacer para mejorar aún más la «perfomance» de seguridad de las Empresas Mineras en nuestro país?
Primero: recordar que los sistemas ayudan mucho a ordenar actividades que implican un gran trabajo de equipo y de manejo de documentos, etc. las mismas que originan muchas veces que un supervisor pase más tiempo en trabajos de gabinete que en el campo, y con ello se desencadena omisiones a realizar actividades básicas, con el consiguiente deterioro de la seguridad. Por ello, un concepto básico a recomendar es el que por ningún motivo se debe desactivar la realización de actividades calificadas de suma importancia, como por ejemplo: las inspecciones planeadas, las reuniones grupales de seguridad mensual y diarias al inicio del trabajo, los contactos personales planeados, el análisis de las tareas y las observaciones sistémicas de tareas consideradas como críticas, lo cual ayudará a determinar si se ajustan al estándar establecido, las inducciones de seguridad y capacitación del personal nuevo o transferido, la investigación y análisis de los incidentes y accidentes, etc.
Otro de los aspectos considerados como vitales es el accionar del Comité de Seguridad e Higiene Minera, el cual debe asumir un rol fiscalizador y de liderazgo de las actividades de seguridad. Asimismo, opinamos que la Gestión de Seguridad se enfoque también en el mantenimiento preventivo que se debe realizar a las maquinarias, equipos e instalaciones, y que, de no hacerlo, muchas veces resultan en factores desencadenante de problemas de seguridad.
Segundo: realizar grandes esfuerzos para introducir nuevas tecnologías y/o desarrollar otras, que eviten que los riesgos identificados en las maquinarias y ambientes de trabajo puedan afectar la vida y salud del trabajador. Hoy no basta que el trabajador minero esté bien preparado, capacitado para realizar su trabajo en forma eficiente y segura, sino que esté lo suficientemente motivado; además, se requiere que la Empresa lo asigne a trabajar en un lugar seguro, a prueba de «errores humanos». Esto se comprueba cuando en el pasado en forma errónea se consideró que la Seguridad dirija la atención a colocar guarda a todo elemento que pudiera ocasionar daño al trabajador; ahora es necesario rediseñar el equipo de modo que su operación sea lo más seguro que la tecnología actual lo permita o soporte.
Tercero: la supervisión debe asumir su rol de liderazgo con el personal a su cargo: verificando y comprobando que el trabajo asignado se cumple tal y como fue requerido. Ya se ha mencionado mucho del rol que cumple el supervisor, recordando que su misión es estar con su personal en el campo detectando todos los actos y condiciones subestándares presentes en toda operación minera.
Al respecto quisiera recordar un viejo relato que mencionaba el caso de un campesino dueño de una gran hacienda, que de ser antes muy próspera en producción y resultados pasó a tener serios problemas que amenazaban la estabilidad del negocio. El campesino al consultar a un sabio consejero, recibió esta respuesta: si quieres que tu negocio mejore inspecciona todos los días cada una de las etapas del mismo. Así lo hizo y pudo observar cientos de errores, que de inmediato empezó a corregirlos, con el resultado de que la hacienda empezó a obtener nuevamente ganancias y a seguir creciendo. Con la debida licencia este relato mantiene hoy en día su vigencia: los gerentes, los supervisores, los ingenieros deben efectuar giras de visibilidad e inspecciones de seguridad, etc. al centro de trabajo de manera muy frecuente para verificar in situ como «camina» la seguridad, eso sí «llueva o truene» éstas deben cumplirse en forma impostergable.
Cuarto: la seguridad debe trascender del trabajo hacia el exterior y quizás ello esté relacionado un poco por la idiosincrasia de nuestros trabajadores y el ambiente que se vive en nuestro país. Cada vez que cruzamos las puertas hacia nuestro centro de trabajo debemos tener en cuenta que en él existen reglas, normas, directivas, instructivas de seguridad, casi para cada actividad que se realiza; por el contrario, en las calles encontramos muchas veces el caos, que sería ocioso enumerar, porque lo experimentamos todos los días. En síntesis, vivimos dos realidades distintas: en el trabajo el mundo ordenado, metódico, sistémico… en la calle: el desorden, la violación a los reglamentos, el caos, etc.
Lo que se tiene que hacer en consecuencia es que los trabajadores del sector minero deben influir en ese mundo exterior hacia el cambio positivo, predicando con el ejemplo. Así, conducirá siempre su vehículo respetando las señales de «pare», los límites de velocidad, uso del cinturón de seguridad; en la calle, si ve cables eléctricos caídos o en situación que represente un riesgo para los peatones, verá la forma de reportarlo; se podría enumerar muchas situaciones en los cuáles podemos hacer algo realmente positivo. Es algo similar al caso típico del individuo que va caminando por una transitada calle y ve una cáscara de plátano: tiene las opciones de seguir de largo sin prestarle atención, de arrojarla hacia un costado o recogerla y colocarla en un depósito de desperdicios, ¿qué deberíamos hacer? La respuesta es obvia, en seguridad tratamos de dar soluciones permanentes a los problemas que se nos presenta.
Por otra parte, es posible también que el medio externo influya en el trabajador minero y éste traiga malos hábitos y costumbres al trabajo, lo cual puede generar situaciones de riesgos tanto para él como a sus compañeros de trabajo. Sin embargo, este conflicto puede superarse si el trabajador minero toma conciencia plena de su rol y mantiene su disciplina, tanto dentro como fuera del trabajo. En consecuencia, el gran desafío de la Administración es lograr contar con mejores trabajadores mineros y que éstos sean a la vez excelentes ciudadanos.
Finalmente, para recordar que la «Seguridad tarea de todos…» no es sólo un bonito y conocido eslogan de seguridad; por el contrario, este pensamiento involucra a todos los que conformamos la gran familia minera que desea que no ocurran accidentes, que la seguridad es una tarea compartida por todos, que todos somos parte del engranaje que permite la mejora continua de la seguridad de nuestro sector.
«Trabaja seguro y alerta y a los accidentes cerrarás la puerta»
Artículo publicado en Seguridad Minera Nº45 por Ing. Manuel Álvarez, Jefe y Coordinador General de Seguridad de Southem Perú
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