El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) representa un importante problema de salud ocupacional, especialmente en el sector minero. De acuerdo con Fernando José Saldías, Jefe del Departamento de Enfermedades Respiratorias de la Facultad de Medicina en la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien participó del IX Seminario Internacional de Salud Ocupacional de Operaciones Mineras, organizado por el Instituto de Seguridad Minera (ISEM), el SAOS afecta aproximadamente al 20% de los hombres y al 10% de las mujeres, con mayor prevalencia en personas obesas, hipertensas y diabéticas.
Los principales síntomas incluyen ronquidos intensos, somnolencia diurna excesiva y episodios de pausa respiratoria durante el sueño. La condición se agrava con la edad y, en el caso de las mujeres, después de la menopausia. En el contexto laboral, las personas con SAOS no tratado tienen 6 a 7 veces más probabilidades de sufrir accidentes laborales y de tránsito.
El diagnóstico se realiza mediante cuestionarios específicos (Berlín, STOP-BANG, Epworth) y se confirma con polisomnografía o poligrafía respiratoria. En el caso de trabajadores mineros, la condición se agrava en altura debido a la hipoxia hipobárica.
El tratamiento incluye medidas generales como mejora de la higiene del sueño, pérdida de peso y evitar alcohol y sedantes. Para casos moderados a graves, se utiliza el CPAP (Presión Positiva Continua en la Vía Aérea), un dispositivo que ha demostrado mejorar significativamente la calidad de vida y reducir el riesgo de accidentes laborales, aunque presenta desafíos en la adherencia al tratamiento.
La identificación y tratamiento temprano del SAOS es crucial para prevenir accidentes laborales y mejorar la salud de los trabajadores, siendo particularmente relevante en sectores de alto riesgo como la minería.
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