En el contexto de la minería, las tormentas eléctricas no son fenómenos menores. Representan una amenaza directa a la seguridad de los trabajadores, a la integridad de los equipos y a la continuidad de las operaciones. La naturaleza del trabajo minero —en campo abierto, con maquinaria metálica, líneas eléctricas, torres, antenas y equipos de comunicación— convierte a este sector en uno de los más expuestos ante la caída de rayos.
Por ello, distintas empresas mineras han desarrollado protocolos específicos para actuar ante estos fenómenos. Aunque el objetivo es común —proteger la vida humana—, la forma en que se estructuran y ejecutan estos procedimientos varía significativamente entre una organización y otra.
Compañía Minera Poderosa explica que una tormenta eléctrica es un fenómeno que se origina en nubes del tipo cumulonimbus, que pueden alcanzar grandes desarrollos verticales y estar acompañadas de lluvias intensas, truenos, relámpagos, vientos fuertes o granizo. Este tipo de nubes se caracteriza por acumular cargas eléctricas, y cuando el desequilibrio entre ellas se vuelve extremo, se descarga en forma de rayos. En ambientes mineros, esto puede tener consecuencias graves, ya que los rayos tienden a buscar superficies elevadas y objetos conductores.
A pesar de algunos mitos, Poderosa aclara que el uso de radios o celulares no atrae los rayos, pero sí el hecho de estar en el lugar y momento equivocados: a campo abierto, sin refugio, y cerca de estructuras metálicas.
Tecnología al servicio de la anticipación
Anglo American establece un sistema de respuesta basado en niveles de alerta diferenciados según la distancia del fenómeno. La empresa aplica cuatro niveles: amarillo, naranja y rojo, cada uno con acciones específicas. Las tormentas se detectan con equipos especializados, y la información se comunica mediante altavoces, sirenas, balizas y letreros visuales, activados manualmente.
En alerta amarilla (cuando la tormenta se encuentra entre 16 y 32 km), se exige al personal identificar el refugio más cercano, alejarse al menos 100 metros de estructuras metálicas sin conexión a tierra, y mantenerse atento a las comunicaciones del centro de control.
Durante la alerta naranja se evita manipular herramientas metálicas a la intemperie. Además, se detienen los trabajos a campo abierto o cerca de cuerpos de agua, líneas eléctricas, trabajos en altura, izaje de cargas, transporte, soldadura al arco, espacios confinados, carga y descarga de combustible y explosivos.
En alerta roja (cuando la tormenta se aproxima a menos de 8 km), se ordena la evacuación inmediata hacia los refugios, siempre que el tiempo de traslado entre refugios no exceda los tres minutos y no haya caída de rayos, truenos o relámpagos en la zona.
Control centralizado y cobertura total
El procedimiento de Compañía de Minas Buenaventura aplica a todas sus operaciones, contratistas y visitantes. Su sistema está estructurado en dos tipos de detectores: uno principal, de tipo estacionario, aprobado por el área de mantenimiento eléctrico; y otro portátil, operado por personal en zonas sin comunicación con el centro de control.
El protocolo define dos niveles de alerta:
- Alerta amarilla: indica la aproximación de una tormenta. Se ordena preparar el traslado a zonas seguras, suspender trabajos en exteriores y mantener comunicación con el centro de control.
- Alerta roja: se activa cuando hay actividad eléctrica en la zona. Se suspenden completamente las labores en campo y se ejecuta la evacuación.
Buenaventura destaca por su enfoque en garantizar la cobertura de todo el personal, incluso en áreas remotas, gracias al uso de detectores portátiles y una estructura de comunicación que asegura que todos reciban las alertas en tiempo real.
Cultura preventiva y reacción descentralizada
Poderosa adopta un enfoque de prevención que pone énfasis en la concientización. Promueve la comprensión del fenómeno y establece medidas claras para reducir el riesgo. Algunas de ellas son: evitar el trabajo en zonas elevadas, alejarse de líneas eléctricas, no refugiarse bajo árboles ni estructuras metálicas, y mantenerse lejos de vehículos livianos sin protección adecuada.
Durante la alerta roja, los conductores de vehículo livianos con techo metálico solo deberán realizar viajes esenciales; de lo contrario deben proceder a un parqueo, de preferencia debajo de una estructura grande o protegida contra rayos (pararrayos). En el caso de vehículos de transporte de explosivos y combustible, deberán estacionar en una zona segura y refugiarse.
Procedimientos estructurados y de aplicación inmediata
En Sociedad Minera Cerro Verde, el procedimiento ante tormentas eléctricas establece claramente las responsabilidades de los supervisores, la gerencia de operaciones y el personal de seguridad.
Las acciones concretas que incluyen la suspensión de trabajos en campo, el uso de refugios designados, y la prohibición de actividades con maquinaria pesada, herramientas eléctricas o trabajos en altura. Se prioriza la protección de áreas donde el personal no puede evacuar con rapidez, y se establecen tiempos mínimos de espera para reanudar tareas una vez que la tormenta ha cesado.
La comunicación se realiza mediante alarmas sonoras y avisos por radiofrecuencia, asegurando que todas las áreas de la operación estén cubiertas.
Sensores automáticos y enfoque por zonas
Gold Fields aplica un protocolo que incorpora criterios técnicos y geográficos. Las alertas se clasifican en dos niveles: amarilla, cuando la tormenta se encuentra entre 5 y 15 km; y roja, cuando está a menos de 5 km.
En alerta amarilla se inicia la preparación para evacuación. Se ordena el repliegue progresivo del personal hacia zonas seguras. En alerta roja se activa la evacuación total y se interrumpe el suministro eléctrico en zonas vulnerables, como plantas de procesamiento o líneas de distribución.
El protocolo también considera la ubicación de cada trabajador. Las acciones varían si la persona está en campo, interior mina o instalaciones administrativas. Esto permite una gestión diferenciada y eficiente del riesgo. Las operaciones solo se reanudan luego de la validación técnica y la aprobación del jefe de guardia.
La revisión de estos protocolos evidencia que no existe una única forma de enfrentar el riesgo de tormentas eléctricas. Sin embargo, todas las empresas coinciden en principios clave: anticipación, evacuación, comunicación clara, y suspensión de actividades de alto riesgo.
Anglo American y Gold Fields destacan por su inversión en tecnología de detección y control automatizado. Buenaventura se enfoca en la cobertura total mediante sistemas móviles y fijos. Cerro Verde se distingue por la claridad y disciplina de sus procedimientos. Poderosa, por su parte, apuesta por una cultura de prevención y una estructura descentralizada de respuesta.
Cada modelo tiene fortalezas que pueden servir como referencia para otros actores del sector. Ante fenómenos naturales inevitables, la diferencia entre una emergencia bien gestionada y una tragedia depende, muchas veces, de lo que se hace antes del primer trueno.
Las fuentes citadas en este artículo pueden encontrarse en la sección RECURSOS de la aplicación móvil de la revista Seguridad Minera.

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