La fatiga y la somnolencia son problemas críticos en la industria minera, donde las largas jornadas laborales y las demandas físicas y cognitivas pueden poner en riesgo la seguridad de los trabajadores. Para abordar este desafío, es fundamental integrar la información obtenida de las evaluaciones psicosensométricas y los exámenes de salud periódicos en los programas de fatiga y somnolencia. Así lo planteó Héctor Anabalón, Director Médico de Alertplus (Chile), en la jornada “Avances en exámenes psicosensométricos” organizada por el ISEM.
Las evaluaciones psicosensométricas ofrecen una evaluación completa de diversos dominios cognitivos relevantes para las tareas mineras, incluyendo atención visoespacial (capacidad de sostener la atención y orientarla a estímulos relevantes); tolerancia a la monotonía (habilidad de detectar y responder a estímulos en tareas largas y repetitivas); y tolerancia al estrés (capacidad de manejar situaciones estresantes).
Estos elementos son fundamentales para preservar la función cognitiva, especialmente en trabajos de alta demanda física, donde se observa un declive cognitivo más acelerado debido a factores como exposiciones ambientales peligrosas, menor estatus socioeconómico y menos estimulación intelectual.
La fatiga es un fenómeno complejo que involucra tanto factores personales como ambientales, explicó Anabalón. Para abordarla de manera integral, se debe adoptar un enfoque proactivo, preventivo y reactivo, que incluya promover estilos de vida saludables y sincronización circadiana adecuada.
De igual manera, ser debe prevenir y pesquisar factores de riesgo individuales y condiciones de salud alteradas. Se requiere proteger la salud cerebral, cardiovascular y metabólica, así como mitigar los efectos de la fatiga a través de medidas correctivas.
El cerebro, a pesar de representar solo el 2% del peso corporal, recibe el 20% del flujo sanguíneo por minuto. Por lo tanto, preservar la salud cerebral es fundamental para mantener un buen desempeño cognitivo. Factores como el sueño adecuado, la salud cardiovascular y metabólica, y los estilos de vida saludables son cruciales para proteger la función cerebral.
El concepto de reserva cognitiva se refiere a la capacidad del cerebro para mantener un buen funcionamiento a pesar del deterioro natural asociado a la edad. Factores como un mayor nivel educativo y actividad física regular pueden aumentar la reserva cognitiva. Implementar programas de entrenamiento cognitivo y aprendizaje continuo puede ayudar a mantener un capital cerebral adecuado en los trabajadores mineros.
Para integrar efectivamente las evaluaciones psicosensométricas y los programas de salud en la minería, según Anabalón, se deben considerar los siguientes aspectos:
- Realizar evaluaciones cognitivas de ingreso y periódicas para identificar trabajadores con fatiga alterada y aplicar protocolos de mitigación.
- Implementar un manejo de casos para trabajadores con fatiga recurrente, considerando datos de exámenes preocupacionales y factores de riesgo individuales.
- Evaluar el riesgo potencial de fatiga en los trabajadores, considerando factores como higiene del sueño, estado metabólico y sobrepeso.
- Utilizar cuestionarios de estilo de vida, sueño, nutrición y estrés para complementar las evaluaciones objetivas.
Integrar las evaluaciones psicosensométricas y los programas de salud es fundamental para abordar de manera efectiva la fatiga y somnolencia en la minería. Al considerar los factores personales, ambientales y laborales, y promover estilos de vida saludables, se puede preservar la función cognitiva y la salud general de los trabajadores mineros.
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