[Editorial] Los principales indicadores de seguridad de la minería peruana mostraron su mejor rostro el año pasado. Una tendencia decreciente que nos advierte que aquella organización que pestañea, pierde, tal como expresa el refrán popular. Por lo pronto, las cifras a las que ha llegado en la primera mitad del presente año –mayores a las alcanzadas en el mismo período del año anterior- tocan sonidos de alerta.
La mayoría de empresas mineras ha logrado identificar sus riesgos críticos y adaptar la organización a los requerimientos que implica tener operaciones de alta productividad y seguras para los colaboradores. En reiteradas ocasiones hemos afirmado en esta misma página que los avances han sido resultado del esfuerzo colectivo de empresas, trabajadores, contratistas, proveedores e instituciones del sector. Por ello mismo, lo que falta transitar sigue siendo una tarea colectiva.
Debemos identificar qué mejoras son posibles implementar en el actual contexto. Qué innovaciones en las empresas y en sus altas direcciones, qué transformaciones en los trabajadores y en sus representantes, qué cambios en el nivel de la supervisión y en el servicio de los proveedores, así como en las instituciones rectoras y educativas. Todos debemos recordar que somos parte del mismo apostolado de preservar la vida de quienes formamos parte de la minería peruana.
Las mejoras cruzan todo el espectro del proceso productivo minero y de los sistemas de gestión. Atender las fallas de ingeniería, analizar las limitaciones en los comportamientos, atender con precisión los riesgos críticos, afinar los controles de acuerdo a las características de cada mina y su gente, revertir la complacencia en la gestión, son algunas de las tareas. Corregir y corregir. No quedarse dormido en los laureles.
La seguridad en el trabajo es uno de los ámbitos en los cuales deben enfocarse cuidadosamente las empresas del sector minero para mantener su competitividad internacional. Una necesidad impostergable. Para ello se requiere una perspectiva diferente en las empresas aprender y reinventarse periódicamente, con cada objetivo logrado y con cada nuevo reto planteado.
Definida como actividad productiva de alto riesgo, la minería requiere el chip de la mejora continua en el campo de la seguridad en el trabajo. Se trata de una tarea personal, profesional y organizacional que permitirá contribuir al crecimiento sostenible de las empresas y, sobre todo, de nuestro país.
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