En el mercado de equipos de protección personal (EPP), existen calzados de distinto tipo según los riesgos a los que están sometidos los trabajadores. Además, hoy los avances de la tecnología permiten que existan calzados multifuncionales.
Los EPP tienen la vital función de cuidar la integridad física de las personas durante ciertas actividades. Hay equipos cuyos diseños están destinados para proteger cada parte del cuerpo humano, como es el caso de los calzados para las extremidades inferiores.
Un calzado de protección cuenta con las mismas partes fundamentales que garantizan la seguridad. Tiene las punteras que protegen de todo impacto; las plantillas que le dan ergonomía al usuario; una plantilla antiperforación, que protege ante el riesgo de objetos punzocortantes; la entresuela que absorbe el impacto durante la actividad laboral; y la suela.
«Esta estructura es similar en todos los calzados de calzado, ya sean de cuero, caucho o PVC», explica Gustavo Montoya, gerente comercial de Segurindustria Perú, en conferencia Calzado de protección: minimización de riesgos, uso correcto y mantenimiento, organizada por la empresa.
Calzados por riesgos
Hay diferentes riesgos que amenazan la seguridad y salud de los trabajadores. Dependiendo de cada riesgo se diseñan y eligen calzados con características y accesorios que sean más eficientes y funcionales frente a determinadas condiciones de riesgo. Así, existen calzados para riesgo mecánico, eléctrico, térmico, químico, biológico y ergonómico.
Montoya resalta que los calzados pueden ser hoy multifuncionales, es decir, que un calzado funcione para más de un riesgo. Por ejemplo, un botín dieléctrico (contra riesgos eléctricos) al mismo tiempo puede tener funciones o accesorios contra riesgos mecánicos.
Por riesgo mecánico
Un riesgo mecánico puede ser la caída de un objeto pesado en el metatarso o en los dedos del pie, un objeto punzocortante como un clavo que ingrese por debajo del pie o que el pie sea atrapado por una llanta o una máquina.
Estos riesgos mecánicos son mitigados por botines que tienen como accesorios de protección una puntera de acero y, si fuera el caso, una plantila antiperforación, todas bajo norma. Por ejemplo, una plantilla muy delgada de 0.5 milímetros de espesor, pero que cumple con la normativa de 1100 newton, puede evitar que un clavo pueda llegar a tocar la base del pie.
Por riesgo eléctrico
Se trata de calzados dieléctricos que ayudan a minimizar riesgos por conexión eléctrica. Una recomendación en calzados dieléctricos es la utilización de zapatos con plantas sin materiales conductivos y que resistan 20 mil voltios, dice Montoya.
En el caso de calzados dieléctricos se tienen como accesorios punteras composite, que al igual a la de acero resisten 200 joules, y también se tiene una plantilla antiperforación, muy flexible, no conductora, pero que resiste a los 1100 NW exigidos por la norma, precisa Montoya.
«Estos componentes pueden ir en distintos calzados, llamase cuero, bota de jebe, de pvc, etc., según el riesgo al que está expuesto el trabajador», indica.
Por riesgo térmico
Estos riesgos tienen que ver con temperaturas extremas como en las minas o en la agroindustria. Para ello se diseñan distintos calzados que se diferencian principalmente por el forro.
En altas temperatura se usan forros antibacteriales y forros respirables, entre otros, con componentes que guardan el calor corporal y evitan la filtración del frío de afuera hacia dentro. Por ejemplo, la badana es un forro muy fresco para zonas de mucho calor. «Nosotros, además, hemos innovado con el desarrollo del forro mesh, que ayuda a respirar mejor eliminando el calor interno de adentro hacia fuera», añade.
Por riesgo químico
Es cuando el trabajador se desplaza por un área contaminada, como ácidos, solventes, hidrocarburos, etc. El equipo adecuado depende mucho del material tóxico al que se está expuesto. Por ejemplo, la bota tanker oil es una bota de pvc especializada tanto para el área de pesca como hidrocarburos.
Un tema importante en este tipo de calzado es la permeación y qué tiempo el calzado está expuesto al químico. Así, el calzado puede ser de nivel 1, cuando la permeación ocurre entre 120 minutos y 240 minutos; nivel 2, de 240 a 480; hasta el nivel 5. Además, existen musleras que protegen tanto el pie como el muslo o las bota pantalón para cuando se sumerge a mayores profundidades que las musleras.
Por riesgo biológico
Para proteger ante la exposición a virus, microorganismos, hongos, bacterias, contagios que pueden darse al contacto con objetos infectados vía dérmica o a través de una herida abierta. En este caso está el cubrecalzado, que va encima del EPP, usado mucho en la parte médica durante la pandemia.
Por riesgo ergonómico
Riesgos que se originan ante movimientos o posturas del trabajador que pueden producir daños a su salud. Tomando en cuenta que el trabajador usa el calzado entre 8 horas y 12 horas, lo recomendable es la parte resistente a la abrasión y al desgarro que está en contacto con el suelo, pero además otra parte que absorbe el impacto y que da la comodidad para poder resistir toda la jornada laboral.
«El interior del botín debe tener un espacio que permita que los dedos no se sientan aprisionados, haya mejor irrigación de la sangre y no haya acalambramientos ni dolores de pie, piernas o riñones», dice.
El último eslabón
La seguridad de las personas en cualquier ambiente de trabajo depende de la jerarquía de control de riesgos, indispensable y previa al uso del EPP, el cual es su último eslabón. Las principales acciones para garantizar la seguridad del trabajador son, en ese orden, la eliminación del riesgo, la sustitución del riesgo, los controles de ingeniería y los controles administrativos.
«Muchas veces me dicen que el equipo de protección personal no es el adecuado y que se desgasta muy rápido. Pero, cuando vamos al campo, observamos que no he ha hecho un trabajo previo de ingeniería o de control administrativo», remarca.
Algunas recomendaciones
- Asegurarse de que el calzado sea de la talla correcta para cada persona.
- Tomar en cuenta el área del trabajo para determinar la durabilidad del equipo y hacer el mantenimiento preventivo adecuado en cada caso.
- Si el calzado presenta fallas en la suela o en la punta de acero, es recomendable que se deje de usar de inmediato.
- Si hemos tenido un accidente con el calzado pero no se dio ninguna deformacion del equipo, es mejor dejarlo y cambiarlo por uno nuevo.
- Mantener el calzado en un lugar limpio y fresco cuando no se usa, y no tenerlo demasiado cerca a una fuente de calor que deteriore el cuero.
- Usarlo por una sola persona.
- Si es bota de PVC o caucho, limpiarla externamente con un jabón líquido neutro y con agua. En la parte interna colocar papel para que absorba la humedad y al dia siguiente usar el zapato fresco.
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