La voladura de rocas se considera un trabajo de alto riesgo. Toda falla en el desarrollo de estas actividades puede dar origen a ingentes pérdidas económicas y sobre todo humanas. Si bien su índice de frecuencia en relación con otros tipos de accidentes es menor, su índice de gravedad es mucho mayor. Generalmente conlleva consecuencias muy graves que no solamente afectan al trabajador, sino también a las demás personas, equipos e instalaciones que le rodean.
Según estadísticas, en el ámbito mundial los accidentes con explosivos se producen mayormente por actos inseguros de los operarios, que por condiciones inseguras. La inexperiencia o negligencia por un lado y el exceso de confianza por el otro, han mostrado ser motivo del 80 a 90% de los accidentes.
Utilización de explosivos
a) Riesgos predominantes
En los trabajos de voladura a cielo abierto, canteras, carreteras, obras civiles, demoliciones, etc. los riesgos predominantes son la proyección de fragmentos volantes, vibraciones y onda de concusión. Mientras que en los subterráneos son los desplomes y el gaseamiento por los humos de la explosión. En ambos tipos de operación, pueden ocurrir fallas de disparo como tiros prematuros o retardados, tiros soplados y tiros cortados.
b) Perforación, preparación, carga y disparo
En subterráneo, los accidentes más serios que pueden ocurrir durante la perforación y carga de explosivos son la detonación prematura de uno a todos los taladros de una tanda. Asimismo, el colapso o desprendimiento de rocas del techo o paredes de la galería. Por esta razón, jamás se deberá iniciar un trabajo si la labor no ha sido previamente “desquinchada” y asegurada.
Durante la perforación se puede golpear o barrenar explosivo. Por ejemplo, al perforar muy junto a un barreno cargado o a huecos quedados en un frontón anteriormente disparado, y que contengan aún tacos de explosivo sin detonar.
Jamás se deberá reperforar un hueco quedado por facilitar el trabajo, ya que este error ha costado muchas vidas. Los tiros cortados o fallados y los tacos quedados deberán ser limpiados totalmente con aire comprimido o chorro de agua antes de continuar el trabajo.
La preparación de los cebos en el frontón requiere cuidado. Los detonadores no deben golpearse ni forzar su introducción en los cartuchos. El punzón será de madera o bronce. El trabajo debe efectuarse lejos de las perforadoras y de las cajas con explosivo. El confinamiento de los cartuchos con el atacador no tiene que ser violento. El cebo no debe atacarse, solo empujarse suavemente.
Otro riesgo latente en la carga es en el empleo de equipos de carga con aire comprimido y manguera para el ANFO. Esto, debido a que el rozamiento puede originar cargas electrostáticas, lo suficientemente activas, como para hacer estallar prematuramente al fulminante. Por esta razón, solo deben emplearse mangueras antiestáticas o semiconductoras, además de conectar al equipo cargador con línea a tierra.
En subterráneo, donde generalmente se tiene líneas de riel, cables eléctricos, tubos de aire comprimido y ductos de ventilación forzada, el riesgo se incrementa al tender descuidadamente los alambres de disparo eléctrico sobre estas instalaciones. Antes del disparo, el mayor riesgo son los tiros prematuros. Estos pueden ocurrir por maltrato del explosivo o de los detonadores; efecto de descargas eléctricas y corrientes vagabundas sobre detonadores eléctricos no aislados; encendido incorrecto, y uso de guías de seguridad de tramos muy cortos o por desconocer su real velocidad de quemado para controlar el tiempo de encendido de todos los taladros de la tanda y salir a tiempo del frontón.
En superficie, el tránsito de vehículos y personas sobre las líneas de cordón detonante y accesorios de disparo, aún sin llegar al extremo de una explosión, puede perjudicar una voladura bien planificada. Cortar tramos de cordón detonante golpeándolo con piedras a falta de navaja puede iniciar y causar un desastre, más aún si está conectado a taladros cargados. Igualmente riesgoso es golpear las mangueras de conducción de los detonadores no eléctricos de cualquier tipo.
c) Descargas eléctricas
Un rayo es perfectamente capaz de activar un detonador eléctrico, sea que este se encuentre conectado o no. Por ello, en regiones susceptibles a tormentas eléctricas, se preferirá el empleo de accesorios no eléctricos, y suspenderse las operaciones de carga cuando se presienta una tormenta eléctrica.
d) Disparo
Antes de proceder al disparo, se debe verificar los empalmes y conexiones del tiro, observar que no queden restos de explosivo, accesorios ni herramientas abandonados, y asegurar que todo el personal se haya retirado a un lugar protegido. En superficie comprobar que todos los accesos al área de la voladura queden controlados por vigías debidamente instruidos, que deberán permanecer en su lugar hasta después de la voladura.
El riesgo de accidentes durante la explosión en subterráneo se reduce porque no existe personal cerca, mientras que en superficie la situación es diferente. La proyección de fragmentos volantes representa un serio problema en la voladura superficial, en tanto hombres que pueden ser impactados y heridos. Además de los equipos o instalaciones que puedan ser dañados.
Existen diversos motivos por los que puede originarse. Por ejemplo, por exceso de carga explosiva, falta de taco, roca muy suelta o fisurada, burden irregular o muy corto, fallas geológicas u oquedades encubiertas. Asimismo, fallas en la perforación o también disparo con tiempos de retardo muy largos entre los taladros.
En la voladura de taladros de gran diámetro y poca profundidad, denominada “voladura de cráter”, la menor proporción entre altura de banco y diámetro de hueco, no permite mantener un “taco sin carga” de igual longitud que el “burden” como en la convencional. Esto debido a que resultaría en muy bajo factor de carga y deficiente rendimiento del tiro. Como consecuencia, obliga a compensar el factor cargando los taladros hasta muy cerca de la superficie, lo que lamentablemente produce fuerte proyección de fragmentos volantes. Por esta razón, como medida de precaución, se tratará de evitar su ocurrencia.
El mismo problema presenta la voladura secundaria de plastas y cachorros. Como los fragmentos volantes viajan a distancias y en direcciones impredecibles, se debe tener especial cuidado en la evacuación de personas y equipos a la mayor distancia de “seguridad” posible, y colocar vigías bien instruidos en todos los accesos al área de disparo.
Publicado en la Revista Seguridad Minera n°128.
Oscar Mejia Villadiego dice
Interesante !