Uno de los principales desafíos de la sostenibilidad en la minería es reducir el uso de agua nueva. Según la Autoridad Nacional de Agua
(ANA), el sector minero sólo hace uso de 1.5% del agua disponible en el país, por lo que la industria debe estar abocada a la mejora continua de los procesos más críticos, así como sucede con la exploración, la extracción, la concentración y la eliminación de relaves.
Para Jorge Davo, químico y gerente regional de BASF Mining Solutions para América del Sur, las nuevas tecnologías en polímeros permiten una mayor recuperación del agua utilizada en las operaciones.
En el proceso de separación de sólido/líquido, continúa Davo, la aplicación de floculantes basados en polímeros avanzados, como Rheomax DR, garantiza una mayor densidad, con mayor velocidad de sedimentación y mayor recuperación de agua. Lo recuperado puede ser reutilizado en el proceso de producción, reduciendo la extracción de agua nueva, o esta puede ser tratada y devuelta al medio ambiente.
En el manejo de relaves, los polímeros basados en poliacrilamida, como Rheomax ETD, agregan partículas sólidas, aceleran la liberación de agua con mayor calidad, mejorando el tiempo de secado de los relaves minerales. Davo precisa que todo el proceso garantiza una mayor estabilidad de la estructura, reduce los costes y el tiempo necesario para rehabilitar la presa.
«Ambas soluciones también garantizan el ahorro energético y la eficiencia de los recursos. Otro factor importante es que estos productos no dañan el medio ambiente y no están clasificados como tóxicos, ni siquiera para peces, algas y otros organismos acuáticos», sostuvo.
Davo concluye con la importancia de cumplir con numerosos criterios de sostenibilidad, como la reducción de residuos, los costos y el consumo de agua y energía. «Al crear química para un futuro sostenible, podemos aportar soluciones que, si se aplican correctamente, son aliados de peso para mejorar la eficiencia y reducir significativamente los impactos sobre el medio ambiente».
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