La iluminación minera no son ya las bombillas o bulbos de las lámparas de casco, sino los modernos LED (sigla proveniente de su denominación inglesa Light Emitting Diode) que conjugan todas las aspiraciones, sobre todo las de luz para el trabajo y seguridad frente a los gases de la mina. Refiere Jesús Llaneza, en su Resumen histórico de la evolución de las lámparas de seguridad, que en 1907 fue descubierta la electroluminiscencia, principio básico de los LED, por el investigador británico Henry Joseph Round, de Marconi Labs, usando un cristal de carburo de silicio y detectores de puntas de contacto.
El 31 de diciembre de 1929 el científico ruso Oleg Vladimirovich Losev obtuvo la patente rusa Nº 12191 por la creación de un LED. Su trabajo de investigación fue dado a conocer en varias revistas científicas rusas, alemanas einglesas, pero no se hizo uso práctico hasta varias décadas después.
En 1955 Rubin Braunstein de Radio Corporation of America presentó la emisión de color infrarrojo del arseniuro de galio.
En 1961 James Robert Biard y Gary E. Pittman, de Texas Instruments, descubrieron que el arseniuro de galio emitía radiación infrarroja al aplicarle la corriente eléctrica, por el que obtuvieron la patente US Nº 3.293.513 de 20 de diciembre de 1966.
En 1962 el científico norteamericano Nick Holonyak, Jr., inventó el primer LED visible de luz roja mientras trabajaba en el laboratorio de la General Electric Company en Syracuse, New York. Se le conoce como el padre de los LED.
En 1971 los primeros LED de color azul fueron desarrollados por Jacques Pankove, inventor del LED de nitruro de galio, en los laboratorios de Radio Corporation of America. Sin embargo, eran muy débiles para su uso práctico.
En 1972 George Craford, que había sido discípulo de Nick Holonyak, descubrió el primer LED de luz amarilla. Entre los años 1980-1990 el japonés Shuji Nakamura (22 de mayo de 1954), contribuyó al desarrollo de los LED verdes azules y blancos trabajando en la empresa Nichia Chemical Industries Ltd., en Tokushima, Japón.
Tras estas invenciones, científicos británicos, japoneses y norteamericanos experimentaron con otros semiconductores de galio, arsénico y fósforo, para llegar fabricar los LED comerciales que hoy tienen muchas aplicaciones en iluminación de todo tipo de instrumentos.
Los LED de luz blanca han supuesto una innovación tecnológica, que no ha hecho más que empezar su camino, se convirtió en el primer paso para un futuro en el que se trabajará con lámparas cada vez más pequeñas, del tamaño de un teléfono móvil, con un peso insignificante, lo que facilita las tareas en el interior y con una autonomía muy superior a los modelos actuales.
Lámparas eléctricas de casco sin cable
Las lámparas de casco sin cable integran una batería compacta de ión-litio y un eficiente LED blanco en una pequeña lámpara de casco de tal manera que la tradicional petaca con la batería y el cable de conexión se han suprimido, suponiendo una innovación radical del producto.
Con este diseño se aumenta de forma significativa la seguridad ya que no hay derrames de ácido u otros líquidos tóxicos, ni calor en la superficie de la lente, ni partes que puedan causar la ignición del gas. La supresión de la petaca de la batería y el cable mejora también la eficiencia y se reducen los costos de mantenimiento. Otro aspecto destacable es su pequeño tamaño y peso reducido. Algunos modelos incluyen sistemas de señalización de posición y comunicaciones.
En 2009 se presentó la lámpara de casco Alfa WL de un tamaño mínimo, que integra en un pequeño cuerpo la fuente de energía y la fuente de iluminación LED, sin el cable flexible de conexión. Tiene una característica singular, que es el cambio automático de la posición e intensidad del haz luminoso, para evitar los deslumbramientos entre los usuarios.
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