La salud se ha convertido en el principal eje de la minera aurífera. Bajo esta premisa, la compañía instaló campamentos prefabricados para reducir el número de personas por habitación y así evitar los contagios. Con el uso de pruebas de antígeno dio inicio a un control más eficaz de la enfermedad, logrando aplanar la tasa de contagio.
A raíz de la enfermedad del COVID-19, Compañía Minera Poderosa se adaptó para minimizar el riesgo de contagio, cuidar la salud de sus trabajadores y continuar sus operaciones. Incluso, la minera productora de oro tuvo que cambiar su paradigma: la salud forma parte de su principal eje corporativo y guió sus acciones.
«En Poderosa siempre fue seguridad primero, luego producción, pero a raíz de la enfermedad cambió a salud, seguridad y producción», dijo Agustín Mauricio Malpartida, Superintendente de Seguridad y Salud en el Trabajo. Ubicada a 230 kilómetros de Trujillo, en La Libertad, Poderosa concentró sus esfuerzos en implementar acciones destinadas a resguardar la salud de su personal.
La nueva orientación ha hecho que la empresa, que cuenta con dos unidades mineras, Santa María y Marañón, haya podido aplanar la tasa de contagios hasta un 0.1% al día de hoy. De acuerdo con Mauricio Malpartida, el principal factor que aceleró este éxito fue el uso de pruebas de antígeno.
Luego que en junio se diera el primer caso de contagio en Poderosa y empezara a crecer el número de positivos, en octubre la empresa cambia las pruebas rápidas por las pruebas de antígeno, logrando un mejor control de los contagios en el ingreso de su personal por la segunda fase de la reactivación económica (antes solo venían trabajando en operaciones críticas).
«Ahí identificamos al trabajador que sí estaba infectado y lo aislamos. Esa acción de controlar a las personas que tienen el virus, es lo que nos ha llevado al control. A partir de allí todo fue plano. Nuestra tasa de positividad desde el inicio hasta la fecha acumulado es del 5%. Pero hoy día es el 0.1%», resaltó.
La utilización del uso de las pruebas de antígeno ha sido un complemento de una serie de acciones y estrategias que la empresa ha ejecutado en materia de salud y seguridad a lo largo de la pandemia.
Más acciones
Una de ellas, por ejemplo, fue la construcción de manera acelerada de campamentos prefabricados, ya que debido al crecimiento exponencial que había tenido la empresa cuatro personas habitaban un solo cuarto.
De acuerdo con Malpartida, la compañía incrementó su plana de médicos con los que hace el control y seguimiento. Incluso contrató una empresa especializada para que por medios telefónicos haga un monitoreo de todas las personas. De esa manera han reforzado el control de contagios.
«Cuando encontramos un caso positivo en la unidad minera, lo llevamos a Trujillo. A la fecha por esta segunda ola, si una persona está resfriada, inmediatamente va al médico y el médico la aisla por un periodo de cinco días, nuevamente le toma una prueba de antígeno para poder definir si ha tenido un resfriado o si tiene el virus que amerita el cerco epidemiológico», explicó.
Concientes de que el comportamiento es clave en la transmisión del virus, Poderosa actualizó sus reglas de oro para determinar y buscar a los trabajadores que incumplan los protocolos contra el COVID-19. Malpartida señaló que fue fundamental el número de cámaras de vigilancia que tienen instalado para el cumplimiento de sus reglas de oro.
«Nos favorece las cámaras de vigilancia que tenemos. Aquellos que usen mal la mascarilla o si no se usa lentes, son reportados, pues en la unidad minera es obligatorio ambas cosas. Igualmente, si se encuentra en el comedor conversando o hablando por teléfono, tambien es reportado. Somos cero tolerancia», aseguró en la Jornada de Seguridad Minera, evento organizado por el Instituto de Seguridad Minera (ISEM).
La empresa también ha tenido que manejar toda la información acumulada de casos activos, casos fuera de mina, altas médicas, casos sospechosos y números de pruebas, además de medir la productividad. Inicialmente usaron Excell pero por no ajustarse a la realidad de la empresa, tuvieron que desarrollar una plataforma propia, «con lo cual los médicos ya podían hacer un mejor control del COVID-19», indicó.
IPERC para entender el COVID-19
Un paso de mucha importancia frente al control del COVID-19 era entender la enfermedad, por lo que para Poderosa fue fundamental utilizar el IPERC (Identificación de Peligros, Evaluación de Riesgos y Medidas de Control) Base, herramienta muy usada en minería y que sirvió para saber cuáles eran los riesgos y consecuencias, los síntomas y sus manifestaciones, la interpretación de las pruebas y la acción de los anticuerpos, etc.
«Para nosotros, el IPERC ha sido un factor muy importante para el control de la enfermedad. Fue así que conseguimos un especialista con el que aún estamos trabajando y nos da las pautas», dijo.
El entendimiento de la enfermedad fue guiando las acciones de la compañía, como la preparación de zonas de aislamiento y la contratación de personal médico extra (médicos y enfermeros), entre otros.
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