[Escrito por Marco Polo] La última vez que visité la mina San Rafael de MINSUR fue en enero del 2001. En esa ocasión, la única mina de estaño del Perú era anfitriona del II Encuentro de Seguridad Minera-Región Sur, que incluyó un recorrido por las operaciones subterráneas y la planta concentradora. En aquel momento no estaba construida la carretera Interoceánica, así que el viaje duró mucho más de las tres horas que actualmente se toma para recorrer 181 km desde la ciudad de Juliaca hacia la mina.
Con más de 60 años de operaciones, la mina se ubica en el distrito puneño de Antauta, sobre la Cordillera Oriental de los Andes peruanos, a una altitud geográfica de 4500 msnm, en una zona donde solo crecen pastos naturales. A inicios del año 2000, sus 930 trabajadores acumulaban 2,4 millones de horas-hombre de trabajo. Hoy en día, San Rafael tiene 2200 colaboradores, entre miembros de la empresa, contratistas y conexas, incluyendo mano de obra local, superando los 5 millones de horas-hombre de trabajo anuales para producir 19,500 TMF en el 2015.
Si hace 15 años encontré que MINSUR tenía en su unidad minera San Rafael una política de seguridad en la que destacaba el compromiso de los directivos, supervisión y trabajadores, en esta oportunidad pude comprobar el énfasis hacia el liderazgo con el ejemplo, en palabra y acción, lo que estadísticamente se expresa en más de 4,75 millones horas-hombre de trabajo sin accidentes incapacitantes. Esta vez, mi visita coincidió con la parada de planta concentradora, la construcción del proyecto de la planta de preconcentración y el avance de un frente de trabajo en interior mina que próximamente se convertirá en uno de los mayores aportantes para la extracción del estaño.
Liderazgo y participación
“El liderazgo eficaz a través de inspecciones en los lugares de trabajo es fundamental”, me explica Ángel Pinto, superintendente de planta concentradora. Son estas inspecciones las que permiten identificar problemas y aportar soluciones operativas y de seguridad, demostrando a los colaboradores que se les concede importancia y que los líderes sí están preocupados por su seguridad.
En este sentido, las inspecciones que se desarrollan los sábados y donde todos participan han demostrado su contundencia. Los supervisores y técnicos recorren todas las áreas: mina, planta, mantenimiento, comedor, hospital, campamento y otras. Se trata de un valioso momento donde el supervisor escucha al trabajador. A ellas, se suman las jornadas por áreas de los domingos para difundir temas de seguridad. Todo esto forma parte de un compromiso con la seguridad que va fortaleciéndose.
La participación y el empoderamiento de los trabajadores y supervisores a todo nivel contribuyen a la cultura de seguridad, alentándoles a formar parte de la toma de decisiones sobre seguridad y salud ocupacional. Una instancia valiosa es el desarrollo de los Comités para la Prevención y Acciones Correctivas-COPAC, reunión semanal en conjunto de los líderes de Minsur y empresas contratistas de San Rafael para analizar los incidentes semanales y decidir las acciones correctivas a tomar. A las reuniones de COPAC, se suman las reuniones diarias de operaciones en las cuales las jefaturas y la supervisión planifican el trabajo y las reuniones mensuales de producción que incluyen los aspectos de seguridad.
“Hay un genuino valor de la seguridad en toda la operación. La alta dirección, las jefaturas y la supervisión están convencidas que no se puede afectar la seguridad”, afirma José Carrión Pérez, gerente de Seguridad y Salud Ocupacional de la unidad minera. Aún más, los avances significativos de San Rafael en la gestión de seguridad no solo se explican por el compromiso y participación de todos los estamentos, sino también por el uso persistente de las herramientas de control.
Herramientas y estándares
Durante mi visita, comprobé el cumplimiento del Reglamento de Seguridad y Salud Ocupacional en Minería, en especial en cuanto a la identificación de peligros, la evaluación y control de riesgos. Los trabajadores, con quienes tuve la oportunidad de conversar, conocían los riesgos críticos de alta y media probabilidad, como el gaseamiento, aplastamiento por caída de rocas, atropello, electrocución, caída a desnivel, aplastamiento, izaje y explosión y voladura. La herramienta IPERC, los Procedimientos Escritos de Trabajo Seguro (PETS), Análisis de Trabajo Seguro (ATS) y Permiso Escrito de Trabajo de Alto Riesgo (PETAR) están entre las herramientas de uso permanente.
Al igual que en el resto de unidades mineras del Grupo Breca, en San Rafael se aplica el estándar de negarse a efectuar un trabajo que implique riesgo a la vida: Yo le digo NO al trabajo inseguro, pues todos los colaboradores tienen derecho a realizar sus actividades en condiciones seguras y saludables; la aplicación de este derecho no sólo es motivado sino también reconocido por la supervisión, jefaturas y gerencias.
Cada colaborador porta en lugar visible una tarjeta que autoriza detener cualquier trabajo ante condiciones inseguras. “Se trata de una simbología visible y potente”, me asegura Marco Valencia, gerente de construcción de GMI, una de las empresas contratistas que supervisa la construcción del proyecto de la planta de preconcentración.
El proyecto de preconcentración permitirá aumentar la producción mediante el uso de tecnología de rayos X con el objetivo de recuperar el mineral de baja ley. La inversión implica la participación simultánea de varias empresas contratistas para efectuar obras civiles, montaje de estructuras e instalación de equipos. En tiempos sumamente cortos, estas empresas –como GMI, Haug y Maquicen- se alinean a los estándares de MINSUR. Antes de efectuar su trabajo especializado, los trabajadores reciben inducción, reconocen el área donde realizarán la tarea e identifican los peligros; esto demanda más horas de capacitación, pero garantiza un mejor resultado en la gestión de la seguridad.
Diariamente, se desarrollan reuniones entre los ingenieros de seguridad de MINSUR y los ingenieros residentes de las empresas contratistas, en las cuales se reportan las eventualidades del día y se discute la forma de cómo afrontar las desviaciones. La coordinación y comunicación constante permite un mayor acercamiento entre las áreas y contribuye al cumplimiento del programa de producción.
“Los trabajadores participan activamente y están involucrados en la seguridad. Ellos, conscientemente, saben lo que está bien para hacer el trabajo como se debe. El estándar Derecho a decir NO, cuando una condición no es favorable, nos permite detener el trabajo hasta evaluar y corregir para reiniciar las actividades”, señala María Hernández Espinoza, ingeniera de seguridad de Maquicen.
Identificación de condiciones subestándares
Algo similar acontece durante las paradas de planta concentradora, las cuales se ejecutan tres veces durante el año. “Lo más importante es planificar la tarea y seguir las medidas de control. Lo que menos hacemos es improvisar”, manifiesta José Zamudio Rojas, superintendente de Mantenimiento. Aquí como en todas las áreas de la mina, las tareas son controladas mediante órdenes de trabajo registradas en el sistema de gestión empresarial ERP, asociándose a ejecutores, costos, recursos y materiales, favoreciendo el control de los riesgos.
Andrea Amado, ingeniera de Seguridad de la empresa Remol, a quien encontré durante la parada de planta cumpliendo la labor de vigía en el mantenimiento de los molinos, me explicó que las órdenes de trabajo, los permisos escritos, los IPERC y las listas de verificación se repiten para cada una de las tareas a su cargo. “Si identifico una condición subestándar, detengo el trabajo e informo a mi supervisor. Solo continuamos si corregimos lo que está mal”, precisa. Esta determinación es una constante.
En interior mina, el compromiso con la seguridad se percibe tanto en las operaciones como en superficie. En sus nueve tajeos principales, sesenta labores de avance y 32 kilómetros de galerías y accesos, alrededor de 700 trabajadores hacen frente al principal riesgo de la minería subterránea peruana: el aplastamiento por desprendimiento de rocas. Por ello, el “metro avanzado, metro sostenido” que indica el Reglamento de Seguridad Minera, es una tarea permanente. Las áreas con roca inestable siguen estrictamente el procedimiento de enmallado y sostenimiento con pernos.
Actualmente, el despacho de guardia en interior mina se realiza a las 5 am, con una charla de seguridad liderada por el jefe de guardia y el supervisor técnico. Luego, en base al reporte de la guardia saliente, se identifica y evalúa el área de trabajo mediante la herramienta del IPERC, aplicándose además otras herramientas de control. Entre estas, se encuentra la Verificación de Estándares Operacionales, conocida como VEO, la cual enlista una serie de medidas de control operacional que cada trabajador debe verificar antes de iniciar la labor.
Ver para actuar
La comprobación de las condiciones de estandarización del frente de trabajo –tanto en mina como en superficie- es efectuada por cada líder de labor en conjunto con su equipo, quienes deben registrarlas en las hojas VEO. “Sólo si se cumple con más del 85% de la estandarización, se pueden iniciar las actividades”, puntualiza Gino Mayta, jefe de Mina encargado.
El líder debe comprobar que las tareas se realicen de acuerdo a los estándares establecidos. En ese sentido, el VEO es una herramienta de uso permanente y facilita el mejoramiento continuo de la operación. Gerardo Loyola, ingeniero residente de AESA, me explica: “Si las condiciones no se dan, simplemente no se realiza el trabajo. Con esto se empodera a todos los trabajadores para no realizar tareas que pongan en riesgo su integridad”.
En San Rafael también se ha desarrollado el Reporte de Acto y Condición subestándar, un documento que puede ser utilizado por cualquier trabajador, donde se registra la identificación de una situación subestándar, la corrección inmediata a efectuar, así como el responsable y fecha de cumplimiento.
Pero, ¿cómo gestionar tanta información de seguridad que se genera diariamente en toda la unidad? Para sacar el máximo provecho de la información y los datos, el área de Seguridad de San Rafael ha creado el programa CENTINELA. Se trata de un programa informático que centraliza la información de las condiciones y actos subestándares que se generan, así como de las inspecciones, abordajes de comportamiento (a través de la herramienta- AEC, abordaje efectivo de comportamiento), capacitación, entre otros. A este sistema tienen acceso los supervisores de San Rafael y de empresas contratistas para efectuar el seguimiento del desempeño en seguridad de los trabajadores y verificar la corrección de los desvíos identificados.
Tecnología preventiva
Como muchas minas subterráneas en el mundo, San Rafael viene profundizando sus operaciones, lo que aumenta los problemas de inestabilidad y estallidos de roca. “En los últimos años, la mina San Rafael ha instalado equipos que permiten monitorear el estrés y la microsismicidad del macizo rocoso que se generan con la explotación, las aberturas y la voladura”, detalla Rodolfo Vargas, ingeniero de Planeamiento e Ingeniería Mina.
Mediante sismógrafos y geófonos distribuidos estratégicamente en la mina, se localizan los eventos sísmicos, se calcula su magnitud y otros parámetros que permiten delimitar la zona de acumulación de daño y cuantificar la fractura de la roca. A continuación, se emite un reporte a todas las áreas operativas sobre los eventos sísmicos más significativos en las últimas 24 horas con el fin de inspeccionar los daños in situ. Si el evento es de gran magnitud, la inspección requerirá la presencia de la gerencia de operaciones, la cual, después de una profunda evaluación, podría detener la operación y cambiar el ciclo de minado a fin de evitar la exposición del trabajador a una condición de alto riesgo.
Como parte de los programas corporativos de MINSUR, en San Rafael se promueve el cumplimiento estricto de las 10 Reglas por la Vida. Un decálogo vinculado a los principales riesgos críticos de la mina y que tiene por finalidad evitar accidentes graves o fatales ocasionados por comportamientos inseguros.
Al término de mi recorrido, el gerente de la unidad minera, Oswaldo Rojas, nos asegura que el apasionamiento por la seguridad crece de manera constante entre todos los trabajadores, sean de la empresa como de las empresas contratistas. “Los avances que hemos logrado se explican por las herramientas de gestión que utilizamos y por el compromiso de nuestra gente”, reconoce.
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