La descarbonización de la industria minera es el proceso de reducir o eliminar el uso de combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero en la producción de minerales y metales. Para reducir su impacto ambiental, el sector implementa el uso de energías renovables, como la energía solar o eólica, en sus procesos, la electrificación de vehículos y maquinaria minera, la implementación de sistemas de eficiencia energética, y la utilización de tecnologías más limpias y eficientes para la producción de metales y minerales.
La International Cooper Association, en su misión de reducir la contaminación de la industria minera en el mundo, publicó un informe en el que especifican cuáles son los desafíos de las compañías dedicadas al cobre respecto a la descarbonización.
Se espera que la producción de cobre refinado se duplique entre 2020 y 2050, lo que conducirá a una producción anual de 50 millones de toneladas, con 10 millones de toneladas del total provenientes de chatarra de cobre. Durante este período, dos factores principales afectarán la intensidad de CO2e de la producción de cobre: la disminución de la concentración de cobre en la roca de mineral que se extrae de una mina, lo que significa que debe procesar más material para obtener la misma cantidad de cobre que antes; y el cambio hacia fuentes de energía libres de combustibles fósiles por parte de las redes eléctricas nacionales, lo que reducirá la intensidad de emisión de dióxido de carbono.
Así las cosas, el desarrollo de tecnologías para reducir el impacto de las emisiones de Alcance 1 y 2 del sector minero se traduce en la investigación de combustibles alternativos (apostar por el biodiésel para camiones, excavadoras y perforadoras, así como el cambio a hidrógeno verde para camiones de transporte), equipos electrificados a partir de baterías de mayor capacidad de carga y la obtención de energía a partir de procesos libres de contaminación como las instalaciones de energía eólica y granjas de energía solar en sitios de producción de cobre.
Abordar la reducción de las emisiones de Alcance 3 presenta desafíos adicionales en comparación con los Alcances 1 y 2. Primero, la interdependencia entre los actores en la cadena de valor requiere un enfoque de asociación para maximizar las reducciones potenciales, que no están bajo el control de los productores de cobre. Además, la disponibilidad de datos actualizados y de calidad sobre los factores de emisión de varios proveedores y clientes es limitada. Esta restricción hace que la medición de las emisiones de Alcance 3 y la identificación de soluciones de reducción sean aún más desafiantes.
A pesar de estas dificultades, se realizó una evaluación inicial del potencial de reducción de las emisiones de Alcance 3 en función de los bienes y servicios comprados, las actividades relacionadas con el combustible y la energía, el transporte aguas arriba y aguas abajo en la cadena de valor, los residuos operativos y el tratamiento al final de su vida útil de productos vendidos. Abordar estos aspectos podría permitir que el sector del cobre reduzca las emisiones de Alcance 3 en alrededor de un 10 por ciento para 2030, entre un 30 y un 40 por ciento para 2040 y 60 a 70 por ciento para 2050.
El documento concluye con la importancia de la descarbonización de la industria cuprífera de China debido a que casi el 50 por ciento de la producción mundial de cobre refinado tiene lugar en plantas de fundición y refinación chinas. El desafío para 2050 es que los productores de cobre chinos inviertan entre 13 y 14 mil millones de dólares para alcanzar la reducción del 75 al 85 por ciento de las emisiones totales de GEI.
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