La seguridad también se nutre de las competencias que una persona adquiere. La competencia es una aptitud para hacer algo o intervenir en un asunto determinado, por ejemplo: comunicación, trabajo en equipo y resolución de conflictos, entre otras. Las competencias son principalmente habilidades blandas y se pueden clasificar en tres, indicó el Ing. Orlando Laura B., superintendente SSOMA y docente de posgrado, durante su presentación en el Jueves de Seguridad del ISEM.
Las competencias estratégicas buscan alcanzar resultados, visualizar y conseguir objetivos. Las competencias ejecutivas tienen que ver con la forma de cómo gestionamos la estrategia, cómo la ejecutamos y cómo alcanzamos los objetivos. Finalmente, las competencias de liderazgo tienen que ver más con las personas y cómo sacamos lo mejor de nuestros equipos.
Según el ANSI/ASSE 2Z590.2-2003, las funciones del profesional de seguridad se dividen en cuatro grandes áreas, manifestó el Ing. Orlando Laura. Dichas áreas incluyen, primero, anticipar, identificar y evaluar las condiciones y prácticas de riesgo; segundo, desarrollar y diseñar métodos de control, procedimientos y programas; implementar, administrar y evaluar la efectividad de los programas de gestión de riesgos; y cuarto, medir, auditar y evaluar la efectividad de los programas de gestión de riesgos.
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