Los contaminantes transportados por el aire, como el polvo de roca, son una preocupación significativa en las operaciones mineras. Dichos contaminantes se generan principalmente durante actividades como perforación, extracción de minerales, carga, trituración de rocas o minerales y voladuras. La exposición prolongada a altos niveles de polvo puede causar enfermedades pulmonares graves, como la silicosis.
Para mitigar el impacto del polvo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó en la guía «Safety & health in small-scale surface mines» que es crucial minimizar su liberación en la atmósfera, especialmente en áreas con poca ventilación. El control del polvo puede lograrse mediante técnicas como la perforación húmeda y el uso de pulverizadores de agua durante las fases de extracción, carga y trituración de minerales. Mantener las superficies de piedra húmedas también ayuda a reducir la liberación de polvo al ambiente.
En ausencia de estas medidas, es fundamental que los mineros utilicen equipo de protección personal adecuado, como máscaras antipolvo, para prevenir la inhalación de partículas peligrosas. Sin embargo, las simples máscaras antipolvo no ofrecen protección contra gases tóxicos presentes en los humos generados durante las operaciones de disparo de granalla, que incluyen dióxido de azufre, óxido nitroso y óxido nítrico. Estos gases pueden causar daños graves a la salud si se inhalan.
Después de realizar disparos de granalla, los trabajadores deben evitar acercarse al área de trabajo hasta que el polvo y los gases se hayan disipado completamente. Además, los gases de escape de los motores diésel contienen humos nocivos y partículas finas respirables que representan un riesgo para la salud. Por ello, se recomienda evitar el uso de equipos diésel en zonas con mala ventilación o cerca de áreas de trabajo.
Es importante destacar que las máscaras antipolvo no protegen contra los gases tóxicos de los humos generados por explosiones o los humos de escape de los motores diésel. Asimismo, se debe evitar trabajar o desplazarse en áreas donde la visibilidad esté reducida debido a polvo o humos, ya que esto puede incrementar el riesgo de accidentes y exposición a contaminantes.
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