Los mineros que utilicen cámaras de refugio se encontrarán en espacios reducidos con poco espacio personal. Las primeras investigaciones en la década de 1960 sobre grupos confinados se realizaron en el laboratorio en circunstancias mucho mejores que las que enfrentarían los mineros, apuntan las investigadoras de NIOSH Katherine Margolis, Catherine Kingsey y Kathleen Kowalski en su artículo Capacitación sobre las expectativas de la cámara de refugio en mina subterránea.
Refieren que en una serie de estudios que se realizaron en el Instituto de Investigación Médica Naval en Bethesda, se sugirió que estar encerrado con un compañero en un apartamento pequeño con comida adecuada y material recreativo durante una o dos semanas es un evento altamente estresante.
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