El doctor E. Scott Geller, líder de Safety Performance Solutions en Blacksburg, Virginia, afirma haber acuñado el término “seguridad basada en la conducta” en 1979, pero más recientemente dijo que ahora prefiere la frase “seguridad basada en las personas”.
En los modelos de Heinrich en 1931 y Frank Bird Jr. en 1969, también se incluían los factores conductuales como causales importantes de accidentabilidad laboral y se hacían propuestas de intervención con el apoyo de profesionales de la conducta.
Si bien podemos decir que los principios aplicados en ABC (Antecedents-Behaviour-Consequences) o BBS (Behavior–Based Safety) no son una novedad, hoy en el país las empresas mineras se interesan más por el empleo de dichas herramientas, aunque no siempre con un adecuado conocimiento y alcance en la aplicación de las mismas.
La recomendación general es que cualquier sistema o herramienta que se aplique en seguridad, primero tenga sus fundamentos en modelos científicos comprobados, segundo se cuente con profesionales de soporte adecuadamente entrenados de primera fuente, para evitar seudo aplicaciones o seudo ciencia. The Psychology of Safety Handbook. (S. Geller Ed. 2- 2000 Editorial CRC Press).
Luego, entender que la conducta no es comportamiento en algunas fuentes, y que ambos no se logran solamente a través de reglas, normas y motivaciones, las cuales no solo deben estar reforzadas por inhibidores de conducta negativa que es lo que más se aplica.
Un comportamiento seguro es también el saber y poder hacer la tarea y en esto es importante el entrenamiento, algunos prefieren el término adiestramiento. Recomiendo en este campo la lectura: Behavior Motivation, Chapter IX Loss Control Management. (F. Bird, Jr. and R. Loftus Ed. 1976).
Hay que balancear además la dicotomía ambiente–comportamiento, que mientras las fuentes conductuales o comportamentales hablan en diferentes aproximaciones que un ochenta por ciento de los accidentes se dan por causas conductuales, la jerarquía de controles indica que los controles en el individuo como la capacitación, los controles administrativos (normas, procedimientos, etc.) están en la cuarta categoría de eficacia.
Por ello, los Programas de Modificación Conductual-PMC no van a reemplazar las deficiencias o ausencias de un sistema de gestión (incluido la selección, capacitación, entrenamiento), ni van a sustituir la mejora continua de estándares y procedimientos adecuados a los procesos operacionales y sus riesgos inherentes.
Modelos de Programa de Modificación de Conducta (PMC) más difundidos (sin excluir otros):
- Modelo DuPont STOP Safety Training Observation Program
- Modelo Scott Geller DOIT Definir Observar Intervenir Testear
- Modelo Luis López Mena TEPS Técnicas Psicológicas en Seguridad
- Modelo Terry McSween*
* El Modelo Terry McSween tiene similitudes a uno de los PMC más exitosos comercialmente que es el que usa BST (Behavioural Sciences Technologies). Y cuando decimos “se parece” significa que hay diferencias entre todos.
Aquí hay que resaltar una de las primeras investigaciones de estos estudios que señalaron los principales elementos de estos programas – Judy Komaki y Beth Sulzer-Azaroff 1978:
- Identificación de conductas seguras
- Observación
- Retroalimentación
- Análisis de datos
- Fijación de metas
- Refuerzo por logro de metas
Otro aspecto que hay que considerar en la aplicación de los PMC es el efecto “acordeón” que ocurre en las organizaciones o grupos de trabajo cuando ha habido un tiempo prolongado de empleo de dichos programas y sobre todo cuando han estado enfocados en cuotas de intervención o abordajes.
Es importante entender que el abordaje es una técnica. A veces caemos en el impulso propio del sector de desear que todos seamos polifuncionales. El Observador Comportamental es una persona que debe aprender a manejar algunas herramientas de intervención conductual; por ello, debe contar con algunas competencias innatas o adquiridas con una adecuada capacitación y consecuente evaluación.
En la región, los PMC han tenido una difusión desde hace varios años. Colombia y Argentina cuentan con experiencia reconocida en especial en industria petroquímica. Chile a través de sus Mutuales Previsionales ha realizado mucho estudio y aplicación de psicología en el ámbito de seguridad y emergencias, tienen al científico Humberto Maturana como un referente propio importante en sus investigaciones y aplicaciones entre otras corrientes. De España nos referencian el PMAHS, Programa de Actitudes Hacia la Seguridad– Nasarre Consultores SL.
El desarrollo de la gestión de la seguridad ha llevado a la consideración de que los comportamientos inseguros son solo síntomas de problemas sistémicos, o sea, es el sistema donde se producen los comportamientos inseguros el que estimula, refuerza la aparición de los mismos. Podremos decir que el problema no es el comportamiento “sino la gestión del comportamiento” en las organizaciones.
Los psicólogos humanistas abogan que, para lograr conductas seguras, debemos crear ambientes de seguridad y bienestar apropiados y los conductistas subrayan la simbiosis comportamiento–actitud, actitud-comportamiento, de ahí lógicamente todos los matices.
Pero como dice Scott Geller “la seguridad es una batalla continua contra la naturaleza humana”, a veces ocurre también lo contrario que cuando las personas se sienten seguras y en bienestar, entran en estados de complacencia y sobre confianza. Conocemos muchos ejemplos de organizaciones que luego de un periodo sin accidentabilidad, con buenas prácticas de bienestar e incluso con reconocimientos externos a su desempeño en seguridad empiezan a tener eventos de alto potencial en algunos casos con consecuencias severas. Habría que ahondar si no es mejor tener personas con un nivel de estado de alerta adecuado a personas emocionalmente cómodas.
Hay especialistas que no están de acuerdo en tratar la seguridad ocupacional con un enfoque clínico. Algunas de las siguientes expresiones resultan interesantes y aunque no estemos de acuerdo con todas ellas, merecen un grado de reflexión:
- En seguridad no podemos hablar de rasgos de personalidad sino de comportamientos críticos y de características personales (auditivos, visuales y kinestésicos).
- La retroalimentación no tiene nada que ver con el coaching. El coaching es el acompañamiento donde el coachee desarrolla sus acciones en función a sus habilidades, capacidades hasta volverlas destrezas bajo el acompañamiento, mas no la dirección del coach.
- No existen los riesgos psicosociales, lo que existen son los factores o indicadores psicosociales. Los riesgos son cuantitativos, medibles y se basan en la severidad con la probabilidad. Al ser un comportamiento, no se puede medir objetivamente ya que va a depender de muchos elementos.
- No se debe evaluar clínicamente la gestión ocupacional desde la perspectiva de la psicología utilizando pruebas que etiquetan al trabajador. Es recomendable utilizar herramientas basadas en el proceso ocupacional de acuerdo a competencias ocupacionales, para lo cual hay que conocer y convivir con el entorno y con las personas que se evalúan.
Al parecer, aún nos faltan nuevos campos que incursionar para tener el modelo completo.
Paleocortical versus neocortical
Sugiero investigar los aportes de Rita Levi Montalcini, considerando que el ser humano sigue dominado desde hace 50,000 años por la región límbica paleocortical; reconocer que ello, a pesar de los aspectos negativos que puede caracterizarnos, contribuyó en nuestra supervivencia como especie frente a peligros y riesgos que no comprendíamos. Sin embargo, en las corporaciones, a veces queremos resolver los aspectos conductuales en seguridad enfocados solamente en lo neocortical.
Esperamos que estos indicios de información inquieten a otros colegas ahondar en las fuentes y proseguir en investigaciones que no deben detenerse, en un campo complejo y amplio como la seguridad y salud laboral. A pesar de los avances, aún estamos en los albores de una nueva era en esta disciplina y que nos esperan apasionantes descubrimientos.
Escrito por el Ing. José Luis Carrión Pérez, asesor senior asociado – COYCA, Specialiste Sécurité et l´Enviroment Miniers, École des Mines d´Alès. Correo electrónico: jlcarrionp@gmail.com
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