El Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y los Principios para la Inversión Responsable (PRI) presentaron el Estándar Global de la Industria sobre la Gestión de Relaves. El estándar fue desarrollado por un panel de expertos multidisciplinario, dirigido por el Dr. Bruno Oberle y con aportes de un grupo asesor de múltiples partes interesadas. La revisión involucró una amplia consulta pública con las comunidades afectadas, representantes del gobierno, inversores, organizaciones multilaterales y partes interesadas de la industria minera, y está informada por las mejores prácticas existentes y los hallazgos de fallas de instalaciones de relaves anteriores.
El Estándar Global de la Industria para la Gestión de Relaves se esfuerza por lograr el objetivo final de cero daños a las personas y al medio ambiente con cero tolerancia a la mortalidad humana. Respaldado por un enfoque integrado para la gestión de relaves, el estándar tiene como objetivo evitar fallas catastróficas y mejorar la seguridad de las instalaciones de relaves mineros en todo el mundo. Representa un cambio radical en términos de transparencia, responsabilidad y salvaguarda de los derechos de las personas afectadas por el proyecto.
Compuesto por seis áreas temáticas, 15 principios y 77 requisitos auditables, el Estándar en última instancia estará respaldado por protocolos de implementación que proporcionarán una guía detallada para la certificación o aseguramiento, según corresponda, y para la equivalencia con otros estándares.
Estándar sobre gestión de relaves
El Estándar global de la industria sobre gestión de relaves está dirigido a los operadores y se aplica a las instalaciones de relaves, tanto existentes como por construir. Deja en claro que las consecuencias extremas para las personas y el medio ambiente debido a fallas catastróficas de relaves son inaceptables. Los operadores deben tener cero tolerancia a las muertes humanas y luchar por cero daños a las personas y al medio ambiente desde las primeras fases de la concepción del proyecto. Para cumplir con el estándar, los operadores deben usar medidas específicas para prevenir la falla catastrófica de las instalaciones de relaves e implementar las mejores prácticas en actividades de planificación, diseño, construcción, operación, mantenimiento, monitoreo, cierre y post cierre. En general, se espera conformidad cuando no haya conflicto con los requisitos legislativos de las jurisdicciones donde se encuentran las instalaciones de relaves.
Es importante tener en cuenta que el desarrollo futuro de protocolos de implementación aclararía los niveles esperados de rendimiento.
La estructura de la norma es lógica, no cronológica. Se basa en un enfoque integrado para la gestión de relaves, que era el objetivo general del panel. Para dar la estructura estándar, los requisitos se organizan en torno a seis áreas temáticas, 15 principios y 77 requisitos auditables. La norma también contiene un glosario detallado en el anexo 1; tablas de clasificación de consecuencias en el anexo 2; el anexo 3 proporciona tablas de resumen de roles, funciones, documentos y niveles de revisión clave mencionados en la norma.
Área temática I se centra en las personas afectadas por el proyecto. Con el fin de respetar los derechos humanos, incluidos los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas y tribales, se requiere un proceso de debida diligencia en derechos humanos para identificar y abordar a aquellos que están en mayor riesgo por una instalación de relaves o su posible falla. Para demostrar este respeto, las personas afectadas por el proyecto deben tener oportunidades para una participación significativa en las decisiones que les afectan. Los requisitos dentro del área temática I están destinados a ser transversales en términos de ser abordados en todas las actividades operativas y en curso durante todo el ciclo de vida de la instalación de relaves.
Área temática II requiere que los operadores desarrollen conocimiento sobre el contexto económico social, ambiental y local de una instalación de relaves propuesta o existente, y como parte de esto, realicen una caracterización detallada del sitio. Solicita que el operador y las partes interesadas clave desarrollen y utilicen una base de conocimiento multidisciplinaria de manera iterativa para permitir que todas las partes tomen decisiones informadas durante todo el ciclo de vida de la instalación de relaves. Estas decisiones surgirán en el contexto de los análisis de alternativas, la elección de tecnologías y diseños de instalaciones, planes de respuesta a emergencias y planes de cierre y post cierre, entre otros.
Área temática III tiene como objetivo elevar la barra de rendimiento para diseñar, construir, operar, mantener, monitorear y cerrar instalaciones de relaves. Se les pide a los operadores que demuestren la capacidad de actualizar una instalación en una etapa posterior a una clasificación de consecuencia más alta. Para las instalaciones existentes, donde la actualización no es factible, el operador debe reducir las consecuencias de una falla potencial. Reconociendo que las instalaciones de relaves son estructuras de ingeniería dinámica, el área temática III requiere el uso continuo de una base de conocimientos actualizada, la consideración de tecnologías alternativas de relaves, el uso de diseños robustos y procesos de construcción y operación bien administrados para minimizar el riesgo de falla. Un sistema de monitoreo integral debe apoyar la implementación completa del método de observación y se debe adoptar un enfoque basado en el desempeño para el diseño, construcción y operación de las instalaciones de relaves.
Área temática IV se centra en la gestión y el gobierno continuos de una instalación de relaves. Proporciona la designación y asignación de responsabilidad a roles clave en la gestión de instalaciones de relaves, incluyendo un ejecutivo responsable, un ingeniero de registro y un ingeniero de instalaciones de relaves responsable. Además, establece estándares para sistemas y procesos críticos, como el sistema de gestión de relaves y revisiones independientes, que son esenciales para mantener la integridad de una instalación de relaves a lo largo de su ciclo de vida. También se incluye la colaboración interfuncional y el desarrollo de una cultura organizacional de aprendizaje que acoge con satisfacción la identificación de problemas y protege a los denunciantes.
Área temática V cubre la preparación y respuesta ante emergencias en caso de falla de una instalación de relaves. Los operadores deben evitar la complacencia sobre las demandas que se les impondrían en caso de una falla catastrófica. El estándar requiere que los operadores consideren su propia capacidad junto con la de otras partes, y que planifiquen con anticipación, desarrollen capacidades y trabajen en colaboración con otras partes, en comunidades particulares, para prepararse para el caso improbable de una falla. El área temática V también describe las obligaciones fundamentales del operador en la recuperación a largo plazo de las comunidades afectadas en caso de una falla catastrófica.
Área de tema VI requiere la divulgación pública de información sobre las instalaciones de relaves para respaldar la responsabilidad pública, al tiempo que protege a los operadores de la necesidad de divulgar información comercial o financiera confidencial. La norma concluye exigiendo que los operadores se comprometan con la transparencia y participen en iniciativas globales para crear información estandarizada, independiente, de toda la industria y de acceso público sobre las instalaciones de relaves.
La creación de un estándar global surge como respuesta a la falla catastrófica de una instalación de almacenamiento de relaves en la mina Vale de Corrego do Feijão en Brumadinho, Brasil, el 25 de enero de 2019. Cuando la presa se derrumbó, poco después del mediodía, 11,7 millones de metros cúbicos de desechos mineros surgieron a través del sitio de la mina hacia la ciudad y el campo local, lo que resultó en más de cinco millas de destrucción. Hasta el 5 de agosto de 2020, se ha confirmado la muerte de 259 personas y 11 siguen desaparecidas. Este es un claro recordatorio de que, si bien la industria de la minería y los metales ha recorrido un largo camino para mejorar su funcionamiento, todavía hay mucho más por hacer para salvaguardar vidas, mejorar el rendimiento y demostrar transparencia, señala el ICMM.
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