En 2001, Carolyn Stephens y Mike Ahern de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, escribieron que “la minería sigue siendo una de las ocupaciones más peligrosas del mundo, tanto en términos de lesiones y muertes a corto plazo, como también debido a impactos a largo plazo».
En ese mismo sentido, unos años después, en un artículo de Medicina del Trabajo, AM Donoghue escribió “la minería es importante en muchas partes del mundo y, aunque se han logrado avances sustanciales… queda margen para una mayor reducción del riesgo”. Pero la buena noticia es que la tecnología y el conocimiento puede aportar enormemente al historial de seguridad del sector.
Salud y Seguridad es claramente un área de gran preocupación en el sector minero y existe un deseo de utilizar nuevas ideas, procesos y tecnologías para reducir los riesgos. Afortunadamente, esta es una edad de oro para los desarrollos tecnológicos que son muy relevantes para el sector.
En particular, el internet de las cosas está aumentando las capacidades humanas al hacer que cada objeto sea inteligente para que sea posible medir la vibración, ‘oler’ las emisiones de gas, ‘ver’ más allá de las formaciones rocosas y detectar posibles fuentes de minerales.
Los drones proporcionan un «ojo volador» para monitorear la actividad debajo, y los equipos de perforación y exploración se están adaptando cada vez más al control remoto.
Al automatizar más y aprovechar los datos operativos en tiempo real y al utilizar el software de detección de patrones para analizar esos conjuntos de datos, los niveles de riesgo pueden reducirse drásticamente.
Aumente estas nuevas capacidades con un seguimiento mejorado de las actividades humanas y hay margen para hacer de la minería un entorno mucho más seguro que nunca.
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