El profesor Pedro Mondelo, director ejecutivo del Research Centre for Corporate Excellence & Innovation-CERpIE de la Universitat Politècnica de Catalunya, señala los avances en la cultura de prevención de riesgos laborales, el papel de la tecnología y los retos en el futuro inmediato.
Desde una perspectiva internacional, ¿cómo evaluaría el estado actual de la cultura de prevención de riesgos laborales?
Le agradezco mucho la pregunta porque -como usted sabe- tengo la doble perspectiva de psicólogo e ingeniero, útil para un enfoque multidisciplinar a la hora de hablar de la cultura y el clima de seguridad y salud laboral. Lo primero que le puedo decir es que, al hablar de cultura, tenemos que contextualizar. La cultura y el clima de una empresa dependen de la cultura y clima de su país y este a su vez de su entorno, es un constructo multinivel. Si la cultura en un país es intolerante frente a situaciones que podríamos denominar “acto criminal” -como lo dijo su presidente Pedro Pablo Kuczynski en una noticia reciente- y se aplica la ley con la máxima firmeza, el empresario asumirá que ciertas condiciones no se toleran.
En España, ¿cómo se expresa esa máxima firmeza?
Hace años, tuvimos situaciones lamentables ante las cuales la respuesta, dentro del marco común europeo, ha supuesto: por un lado, endurecer la legislación para hacer caer todo el peso de la ley sobre los infractores; de otro lado, fortalecer o refortalecer la figura de la inspección de trabajo, una autoridad que se adquiere mediante oposición pública y, por último, complementar las actuaciones de los inspectores con la de asesores técnicos dependientes de administraciones regionales o locales, que apoyan el trabajo de la inspección y tienen cierta capacidad sancionadora. En España, estos técnicos de apoyo dependen de cada comunidad autónoma.
¿Cómo es ese trabajo?
Para que tenga una idea, al iniciarse el marco europeo de condiciones de trabajo aproximadamente un 60% de las actividades de inspección tenía que ver con situaciones de irregularidad contractual, y tan solo un 15% con asuntos específicos de seguridad y salud en el trabajo. Hoy en día, afortunadamente, las cifras han cambiado y tan solo un 15% del tiempo de los inspectores se invierte en situaciones contractuales irregulares y, sin embargo, hasta un 50% se dedica a asuntos propios de seguridad y salud. Por supuesto, todos estos cambios han requerido modificar varias leyes relativas no solo a la prevención y su formación, también de índole económica (como la Ley de Subcontratación) y legal (como la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social).
En su opinión, ¿cuál es el principal avance en cultura de prevención de riesgos en España?
Probablemente, el mayor avance es la inclusión de la seguridad laboral y salud ocupacional en la formación universitaria, a través de cursos de maestría y de pregrado, así como en cursos de formación profesional y en programas específicos dirigidos a profesionales y directivos, además de alumnos de bachillerato.
¿Cuáles son los principales desafíos en materia de prevención de riesgos?
Pensando en el futuro, un reto es la introducción de nuevas tecnologías y materiales. Por ejemplo, en el caso de materiales como los productos nano todavía no ha transcurrido el lapso suficiente para saber si sus efectos han superado el tiempo de latencia de su manifestación. Es una cuestión sobre la que hacemos hincapié a nuestros alumnos de maestría en Higiene Ocupacional, donde ocurre el mismo fenómeno; por ejemplo, por inhalación de vapores un antiguo trabajador de la minería, varios años después, siendo ya jubilado, puede experimentar una grave enfermedad cardiorespiratoria. Son casos que pueden presentar un cierto desafío a la hora de determinar correctamente su etiología.
¿Ayuda la tecnología en la gestión exitosa de los riesgos?
Si se refiere a la tecnología como uso de herramientas informáticas, en nuestra experiencia muchísimo. Plataformas de gestión de la información diseñadas ad hoc para abordar asuntos preventivos, como SABENTIS, está demostrado que aportan beneficios sustanciales, no solo a la hora de mejorar la prevención de los riesgos laborales sino que además infunden un clima de satisfacción en los trabajadores que propicia empresas sostenibles en lo económico, en lo humano y en lo medioambiental.
¿Cómo la universidad puede contribuir a la construcción de una cultura de gestión de riesgos?
Creo que la universidad puede impulsar campañas de divulgación, congresos, seminarios, simposios, asesoramientos y estudios, consultoría y asistencia en la implementación de software avanzado en la gestión de riesgos, tal como lo venimos haciendo en la Universitat Politècnica de Catalunya desde hace más de 28 años, formando profesionales en seguridad y salud, no solo de técnicos, sino también de directivos y trabajadores.
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