Actualmente, diversos conocimientos obtenidos por la neurociencia han permitido ampliar y fortalecer las bases de intervención de la psicología de la conducta aplicada a la prevención. Una conducta cuyo estudio requiere recursos científicos de diferente procedencia, es la conducta impulsiva. Este es un comportamiento de riesgo directamente observable, cuyo análisis suele emplear, en forma conjunta, medios de la psicometría y la neurociencia.
La conducta impulsiva puede definirse como un patrón conductual que lleva a las personas a actuar espontánea y rápidamente frente a una demanda del ambiente como, por ejemplo, frente a un atasco en un equipo e introducir la mano para solucionarlo, estando éste en movimiento.
En estos casos, por la rapidez de la ocurrencia, la relación conducta-ambiente, es de difícil observación directa, pese a que dicha observación sea necesaria porque puede suponer una alteración adicional a la relación conducta-consecuencia, considerando el riesgo involucrado.
Cuando esta observación no se realiza, la evaluación funcional de una conducta insegura puede pasar por alto, la presencia del comportamiento impulsivo en el momento del análisis.
En general, los estudios recientes analizados sobre conducta impulsiva, han empleado metodologías mixtas que combinan, en forma simultánea, las tomografías por emisión de positrones y la obtención de neuroimágenes por una parte, junto con la aplicación de diversos Cuestionarios.
Desde esta última línea de trabajo se decidió evaluar el rol de la variable impulsividad en las conductas de riesgo en el trabajo, a fin de contar con mayor información para la prevención de riesgos laborales. Lo anterior, se efectuó con el empleo de un cuestionario por considerar que este medio podría constituir un instrumento conveniente para dicho estudio, y de fácil respuesta por parte de los trabajadores.
Diversos autores han contribuido al desarrollo de cuestionarios específicos de impulsividad, pero uno de los instrumentos más utilizados es el Barratt Impulsiveness Scale, conocido como BIS, que fue seleccionado para este estudio.
Se eligió este Cuestionario, en su revisión número 11 (BIS-11), por sus propiedades psicométricas, por su amplio uso en la literatura técnica y su precisa conceptualización del patrón conductual impulsivo amén de su facilidad de comprensión y respuesta por parte de los trabajadores a quienes se aplicó este instrumento.
Por consiguiente, en este trabajo, se aplicó el BIS-11 para evaluar el rol que juega la variable impulsividad, en la ocurrencia de accidentes del trabajo y en qué medida los resultados de esta aplicación puede ser útil en la prevención de riesgos laborales. Es decir, en qué medida las conductas rápidas, e inesperadas, de atracción por lo diferente, podrían enriquecer la evaluación de las conductas de riesgo en el trabajo.
Con tal propósito, se aplicó este instrumento a una muestra de trabajadores que habían experimentado, durante el último año previo al estudio, al menos un accidente en su trabajo. Para contrastar los resultados obtenidos por este grupo, se aplicó el mismo instrumento a un grupo de trabajadores de características similares al anterior, pero que no habían experimentado un accidente de trabajo en el último año, previo al estudio.
Método
Muestra
Se utilizó una muestra no probabilística, compuesta en su totalidad por trabajadores voluntarios, con un total de 552 trabajadores. Esta muestra fue dividida en dos grupos: Sin accidente de trabajo en el último año, 340 trabajadores; Con accidente de trabajo en el último año, 212 trabajadores. Ver Tabla N°1.
De acuerdo a la información registrada por la mutualidad (Fuente: Mutual Asociación Chilena de Seguridad, 2011), los miembros del grupo “Con Accidente” habrían recibido asistencia preferentemente por accidentes debidos a: Golpeado por/con/ contra objetos materiales o estructuras y Sobreesfuerzo por peso excesivo o movimiento brusco, resultando lesionadas principalmente las extremidades superiores.
Instrumentos utilizados
Barratt Impulsiveness Scale
La undécima versión del Barratt Impulsiveness Scale (BIS – 11), consta de 30 ítems de autoinforme, con cuatro opciones de respuesta relacionadas a la frecuencia de presentación del patrón conductual.
En este estudio, las opciones de respuesta fueron establecidas como: nunca, casi nunca, casi siempre y siempre. Se revisó el trabajo de Oquendo, Baca-García, Graver, Morales, Montalvan & Mann (2001), pero la versión finalmente empleada corresponde a una versión en castellano de los autores.
Las puntuaciones que un trabajador puede obtener en el BIS -11, fluctúan entre 30 (puntaje mínimo) y 120 (puntaje máximo posible). El coeficiente de credibilidad del BIS -11 se estableció por Benito, Matsu, Barea & Larsson (2007) en 0.77 (Alfa de Cronbach). En el presente estudio, el coeficiente de consistencia interna del Cuestionario, obtenido mediante la técnica Split- Half, ajustada por la fórmula de Spearman- Brown, fue de 0.75.
La versión original de este instrumento se desarrolló como parte del intento por relacionar la ansiedad e impulsividad con la eficiencia psicomotora.
Barratt convencido de que la impulsividad no es un constructor unidimensional, como lo habría indicado en un inicio, realizó revisiones sucesivas al instrumento, rediseñándolo hasta su undécima versión que revela una estructura factorial de seis dimensiones principales y tres factores secundarios para la impulsividad.
Las seis dimensiones principales descritas por Squillace, Picón & Schmidt, (2011) considerando el trabajo inicial de Patton, Stanford & Barrat, (1995) son las siguientes:
• Dimensión 1: Atención, se relacionaría con la capacidad del individuo para mantener su concentración durante la realización de tareas.
• Dimensión 2: Impulsividad Motora, implica la tendencia a actuar según los estados emocionales transitorios o del momento.
• Dimensión 3: Autocontrol, se relaciona con una orientación del sujeto a planear y pensar cuidadosamente las acciones antes de llevarlas a cabo.
• Dimensión 4: Complejidad Cognitiva, implica el disfrutar de pruebas mentales que resulten desafiantes para el individuo, tales como el cálculo mental, acertijos u otro.
• Dimensión 5: Perseverancia, trata de un estilo de vida consistente, con regularidad en las costumbres y hábitos.
• Dimensión 6: Inestabilidad Cognitiva, se refiere a la tendencia a la distractibilidad que sufren los individuos debido a la interferencia de sensaciones y pensamientos intrusivos.
Los tres factores secundarios corresponden a:
• Factor I: Impulsividad Motora (IM), que combina las dimensiones 2 (Motora) y 5 (Perseverancia), caracterizando una tendencia general a actuar motivado por las emociones del momento.
• Factor II: Impulsividad Atencional (IA), que combina las dimensiones 1 (Atención) y 6 (Inestabilidad cognitiva). Ambas refieren a un bajo control sobre la intrusión de pensamientos y dificultades para la atención sostenida.
• Factor III: Impulsividad por Imprevisión (II), que combina las dimensiones 3 (Autocontrol) y 4 (Complejidad cognitiva). Siendo éste un estilo de procesamiento de la información apresurado que lleva a tomar decisiones rápidamente, sin planear y con orientación hacia el presente.
Acta PERSIST de consentimiento informado
Este es un documento que consta de tres partes: en la primera se presenta el encuestador y se explican los objetivos del estudio, así como la libertad de participar o no y voluntariedad frente a esta tarea.
En la segunda parte, se explica el anonimato y la necesidad de respuestas espontáneas por cuanto no existen las formas correctas e incorrectas de contestar.
En la tercera parte se evalúa el grado de comprensión del trabajador a las instrucciones y si éste acepta los términos anteriores, se le entrega el BIS- 11, indicándole que el tiempo de respuesta es libre.
Diseño
Considerando la escasa información disponible sobre impulsividad y accidentes de trabajo se efectuó un estudio exploratorio (Hernandez, Fernandez & Baptista, 1998).
En este formato se aplicó el mismo instrumento a dos grupos similares en algunas características, pero claramente diferentes en una variable, en este caso el haber experimentado o no, un accidente de trabajo durante el año anterior a la aplicación del BIS-11. Esta característica los convierte en grupos conocidos y facilita la contrastación de sus resultados.
Procedimiento
El BIS-11 fue aplicado por un especialista, en forma colectiva, a los trabajadores con motivo de la participación en alguna actividad de formación o capacitación, después de explicar el Acta de Consentimiento Informado y en forma previa a la actividad propiamente dicha.
El tiempo de respuesta promedio era de 10 minutos aproximadamente. Durante las primeras aplicaciones se resolvían las dudas y éstas se emplearon como prueba de la bondad de la traducción del instrumento desde su versión en inglés, lo que significó efectuar cambios al original producido por los jueces para este estudio.
Posteriormente, al observar que no eran suficientes los casos de trabajadores participantes en estas actividades, la mutualidad facilitó el acceso a su policlínico o dispensario donde se practicaban controles de la evolución de las lesiones causadas por accidente de trabajo.
Un especialista solicitaba la colaboración voluntaria en la sala de espera. En este caso la aplicación podría ser considerada individual. Aproximadamente el 98% de los trabajadores aceptó responder en forma voluntaria el BIS-11.
Al momento de la aplicación, se incluyeron en el formato del instrumento preguntas que permitieron recopilar información sobre la edad, sexo y niveles de estudio.
No hubo otro contacto con los participantes en el estudio y no se comprometió el envío de información sobre los resultados o sus respuestas.
Posteriormente, los datos fueron tabulados con ayuda de un programa de ordenador para cálculos y luego, procesados con ayuda del paquete estadístico Social Package for Social Sciences (SPSS), versión 15.
Resultados
Los resultados obtenidos por la muestra total y segmentada (Con y Sin accidente), en el Cuestionario BIS -11. Ver Tabla N°2. Esta tabla muestra la distribución de los puntajes para los grupos muestrales con accidente y sin accidente.
El grupo de accidentados, compuesto por 212 participantes, obtuvo una media de 56.82 y una desviación estándar de 8.94. En el grupo de sin accidente participaron 340 personas, obteniendo un promedio de 54.45 y una desviación estándar de 9.02 en su respuesta de impulsividad.
En el Anexo 3 de este estudio, se presentan los puntajes obtenidos por cada grupo muestral, en cada una de las Dimensiones y los Factores que se desprenden del análisis de las respuestas al instrumento.
Tal como se muestra en la Tabla N° 3, las puntuaciones obtenidas en el BIS-11, fueron categorizadas en dos niveles: baja respuesta de impulsividad y alta respuesta de impulsividad.
Para el primer nivel, se incluyeron aquellos puntajes que oscilaron entre los valores de 30 y 75 puntos. Para el segundo nivel, se incluyeron los valores entre 76 y 120 puntos.
Los análisis revelan que del total de los casos del grupo con accidente (o accidentados), el 97,2% corresponden a baja impulsividad, mientras que el 2,8% a alta impulsividad.
Para el grupo sin accidente (o no accidentados), el 97,9% de los casos corresponde a un nivel de baja respuesta de impulsiva, mientras que el 2,1% a un nivel de alta impulsividad.
Al considerar la muestra total, se observa que de los 552 casos, el 97,6% tiene un nivel bajo de impulsividad, mientras que el 2,4% un alto nivel de impulsividad.
Para analizar la relación entre el nivel de impulsividad y el haber o no sufrido un accidente en el último año, se utilizó la prueba de Chi- cuadrado (X²). Tabla N°4.
Al observar los datos de la muestra estudiada, se aprecia que no existe relación estadísticamente significativa, entre tener alta o baja impulsividad en el BIS-11 y haber sufrido un accidente o incidente dentro del ultimo año.
Considerando la distribución de los puntajes provenientes de los resultados de la Escala BIS-11, para el grupo con y sin accidente, indicados en la Tabla N°2, se estableció la diferencia de las medias en impulsividad, según la condición de haber sufrido o no un accidente dentro del último año. Tabla N° 5.
El análisis comparativo de las medias entre los grupos sin accidente y con accidente, a partir de la prueba de Levene (F = .001, p<0.05) y asumiendo igualdad de varianzas y una t (550) = 3.013, p<0.05, da cuenta de que existen diferencias estadísticamente significativas entre la muestra de accidentados y no accidentados en cuanto a sus respuestas de impulsividad.
Es decir, el grupo con accidente proporciona respuestas de mayor impulsividad frente a los sin accidente. Análisis adicionales a los resultados obtenidos de esta aplicación de la Escala BIS-11 a la muestra estudiada, permitieron establecer la existencia de asociaciones estadísticamente significativas entre dos variables demográficas (género y edad) y el haber o no sufrido un accidente en el último año. Los análisis dan cuenta que:
• De acuerdo con la prueba de X²= 136.699, p<0.05, ser hombre incrementa la probabilidad de accidentalidad en el último año, más que ser mujer.
• El análisis de la prueba de X²= 11.554, p<0.05, establece que existe una correlación estadísticamente significativa entre el rango de edad y la accidentalidad. Es decir, al parecer la accidentalidad estaría concentrándose (en términos de probabilidad de ocurrencia) en aquellos rangos de edad más extremos (0 a 20 años y más de 61 años), para la muestra estudiada.
Discusión
En este estudio se obtuvieron y analizaron datos provenientes de la aplicación de la Escala de Impulsividad, BIS-11, a dos grupos de trabajadores: accidentados en el último año y no accidentados en el mismo periodo.
De esta forma, se trató de averiguar la posible colaboración de dicho instrumento al mayor conocimiento de la conducta impulsiva, mediante los datos que se obtuviesen, especialmente, de las respuestas provenientes de los trabajadores accidentados.
La información obtenida en este estudio no permite afirmar de manera concluyente la existencia de una relación estadísticamente significativa entre altas puntuaciones en la Escala de Barrat y sufrir un accidente en el trabajo.
Sin embargo, al observar la comparación de las medias de las puntuaciones obtenidas por los dos grupos evaluados, los trabajadores accidentados aparecen como más impulsivos con respecto a aquellos que no han sufrido un accidente en el trabajo en el último año. La diferencia observada resulta de interés, aunque sea difícil atribuir la condición de accidentado sólo a una puntuación más elevada en la Escala aplicada.
En este caso, el promedio de la puntuación de un grupo, puede comprender la presencia de factores inespecíficos, además de la accidentalidad que puedan explicar la diferencia observada. En cualquier caso, este dato parece indicar que la utilización de este tipo de instrumentos se encuentra en la dirección correcta para aportar a la prevención de riesgos laborales.
Entre los factores inespecíficos podrían mencionarse el tipo de tareas, el tipo de industria y los riesgos asociados; una cierta historia laboral y con ello una historia de aprendizaje que, en estos trabajadores, hubiese facilitado la incorporación de ciertas estrategias que conlleven la habilidad de emplear o formular pausas conductuales frente al estímulo atractivo. Estas podrían ayudar a controlar la acción del patrón conductual de respuesta impulsiva.
Una de las limitaciones que podrían observarse en el presente estudio, es la omisión de evaluar la cantidad de horas de formación para la prevención de riesgos laborales, recibidas por los trabajadores que compusieron ambas muestras.
Probablemente este dato habría aportado mayor información sobre el rendimiento observado en el BIS 11. El mayor conocimiento de los riesgos de su trabajo, el análisis de casos de accidentes y otros contenidos relacionados, pudo contribuir al enriquecimiento de los resultados del presente estudio.
Por otra parte, el conjunto de datos obtenidos en la Escala BIS – 11 muestra que es un instrumento de utilidad elevada y puede contribuir en diferentes formas a las acciones preventivas.
Por ejemplo, su aplicación en un programa preventivo y posterior análisis de los resultados con el mismo grupo en las dimensiones de primer orden, como en los factores de segundo orden, puede ayudar a los grupos a conocer y comprender mejor las causas de su propia conducta frente a los riesgos de su trabajo, lo que facilitaría a los trabajadores la gestión de sus propios actos frente al riesgo.
Como se observó en este estudio, en las respuestas al BIS- 11 de los dos grupos examinados se aprecian algunas diferencias de interés para estudios futuros, los que podrían incorporar instrumentos adicionales de contrastación, y el estudio de variables tales como el rol de la formación en la prevención de riesgos laborales.
Por: Psc. Daniela Sannino, Sub Gerencia de Capacitación PERSIST; Milena Gallardo, Prevención de riesgos; Mg. Carlos Ackerknecdt, Prevención de Riesgos. Especialista Forestal Phd. Luis López-Mena, Director PERSIST. persist@persist.cl. www.persist.cl
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