Bajo el sol tibio de media estación, el distrito limeño de Chosica fue testigo del vibrante retorno de la Competencia Nacional de Rescate Minero, una cita postergada por más de una década que este año volvió a reunir a las brigadas de emergencia de distintas regiones del país. Quince unidades mineras participaron en esta edición 2025, la primera desde agosto de 2011.
Las brigadas, provenientes de Cajamarca, La Libertad, Lima, Pasco y Puno, se dieron cita los días 15 y 16 de noviembre en este encuentro largamente esperado. Casi un centenar de brigadistas participaron en esta edición, vistiendo uniformes vistosos y bien diferenciados: rojos intensos, naranjas fosforescentes, sobrios azules o el clásico beige cada uno con el nombre de su unidad minera bordado. El patio de CETEMIN se transformó, por momentos, en una paleta vibrante de colores que contrastaba con la intensidad de las pruebas. En conjunto, transmitían una imagen poderosa: la de una fuerza organizada, decidida y entrenada para actuar.
Estar preparados
El evento inició con palabras de bienvenida cargadas de emoción. Fernando Altamirano Escobar, responsable de la organización, agradeció a las brigadas su presencia y compromiso, reconociendo las dificultades logísticas que implicó revivir la prueba tras más de diez años. “Este tipo de espacios nos sirve, primero, para entrenar, para ver qué nivel estamos, para intercambiar experiencias con brigadas de otras empresas. Todos tenemos el mismo desafío”, expresó.
A su lado, Fernando Borja Añorga, gerente del ISEM, recordó el verdadero sentido de la actividad: “¿Por qué existen las brigadas? Porque siempre hay posibilidad de que ocurra un accidente. Este concurso no es para que haya un ganador, sino para estar preparados y compartir buenas prácticas”.
El momento más emotivo llegó con las palabras de Raúl Benavides Ganoza, presidente de CETEMIN, quien fue aplaudido tras manifestar que “este concurso es mucho más que una competencia. Es una oportunidad de fortalecer la cultura de prevención y demostrar que la seguridad es trabajo de todos. Ustedes son héroes anónimos. Los admiro profundamente”. En su mensaje, hizo hincapié en la necesidad de integrar conocimientos técnicos con valores humanos: “Saber, saber hacer y saber ser. Esa es la verdadera formación”.
El encuentro especializado tuvo también un componente institucional clave: la participación activa de empresas proveedoras de productos y servicios para emergencias mineras, quienes no solo acondicionaron áreas de trabajo y prestaron equipamiento para las pruebas, sino que además instalaron una feria técnica en el recinto. Allí, los participantes y asistentes pudieron conocer lo último en tecnología de rescate, comunicación, protección respiratoria, detección de gases y otras soluciones críticas. Esta sinergia entre sector privado y formativo fue uno de los pilares logísticos del evento, permitiendo que incluso brigadas sin haber llevado equipamiento propio pudieran competir en igualdad de condiciones.
En las tribunas, los seguidores de cada prueba no se quedaron atrás: compañeros de trabajo, familiares y colegas animaron con pasión, enarbolando ese “¡Vamos, sí se puede!” que se convirtió en el aliento del evento. Eventualmente, se escuchaba un lastimero ¡Uy!, al ver alguna falla severamente penalizada por los jueces.
Pruebas exigentes
Desde el inicio, quedó claro que esta no era una actividad más. Cada uno de los módulos —siete en total— recreó con realismo escenarios que los brigadistas enfrentan: rescate vehicular, rescate con cuerdas, rescate en espacios confinados, manejo de materiales peligrosos, control de incendios, atención prehospitalaria, y rescate minero subterráneo. El desarrollo fue intenso, cronometrado y con evaluaciones técnicas rigurosas. Los jueces, todos con experiencia en la industria y en formación especializada, siguieron cada maniobra con mirada crítica, pero también con respeto.
Los desempeños más destacados dejaron huella. En la categoría Minería subterránea, el módulo de espacios confinados fue liderado por Volcan Compañía Minera – Brigada 1, sobresaliendo su rigurosidad en protección respiratoria, ventilación, monitoreo atmosférico y entrada controlada. En materiales peligrosos, Volcan Compañía Minera – Brigada 2 alcanzó la perfección con 100 puntos, gracias a una ejecución meticulosa en descontaminación, control de fugas y uso de fichas de datos de seguridad. La misma brigada destacó en lucha contra incendios, demostrando una acción rápida, segura y estructurada.
En las pruebas de rescate subterráneo y rescate en altura, Nexa Resources – UM El Porvenir se impuso evidenciando dominio técnico y un impecable trabajo en equipo. La brigada de MINSUR – San Rafael demostró precisión en cada paso del protocolo de extricación del rescate vehicular. Finalmente, Alpayana – UM Yauliyacu tuvo la mejor puntuación en atención prehospitalaria, por su rapidez y ejecución del procedimiento.
Junto a las mencionadas, también participaron los equipos de Minera Colquisiri, Compañía de Minas Buenaventura, Compañía Minera Raura, Pan American Silver Huarón, Compañía Minera Poderosa y La Arena.
Al final de las jornadas, las brigadas finalistas en la categoría Minería subterránea fueron Alpayana – UM Yauliyacu, Volcan Compañía Minera – Brigada 1 y Nexa Resources – UM El Porvenir, mientras que en la categoría Tajo abierto, las que obtuvieron los más altos puntajes fueron Compañía Minera Coimolache, UNACEM y Minera Boroo Misquichilca. Las ganadoras serán anunciadas en una ceremonia especial en el CIP-CD Lima.
Disciplina y más entrenamiento
Desde los jueces, hubo reconocimientos explícitos al profesionalismo, pero también llamados a mejorar. Arturo Barragán, juez de espacios confinados, fue claro: “La educación no puede seguir siendo incompleta. Estas competencias permiten medir capacidades reales. Pero necesitamos programas de entrenamiento serios, presenciales, no digitales. No se puede aprender a hacer nudos con un video”. Luis Palacios, encargado de evaluar el rescate en altura, destacó la disciplina y la capacidad de autodiagnóstico de las brigadas: “Desde aquí pueden construir entrenamientos más eficaces. Ya saben en qué nivel están y qué les falta”. Pablo Nangles, juez en el manejo materiales peligrosos, subrayó la necesidad de reforzar la planificación estratégica y el uso correcto de herramientas como las guías de respuesta de emergencia. Por su parte, Juan Arce, responsable de la prueba de atención prehospitalaria, apuntó a la importancia de estandarizar los procedimientos para que todas las brigadas hablen un mismo idioma técnico.
El término del evento dejó un sentimiento generalizado: satisfacción, orgullo y compromiso renovado. Aunque los resultados finales destacaron a algunas brigadas por encima de otras, todos los presentes coincidieron en que el verdadero triunfo fue colectivo. Participar, aprender, colaborar y volver a encontrarse después de una década, fue la mayor victoria de todas.
La Competencia Nacional de Rescate Minero 2025 fue una muestra tangible de que en la minería peruana, más allá del trabajo duro, late una vocación de servicio profundamente arraigada. Una voluntad férrea de actuar cuando todo tiembla, cuando todo arde, cuando la vida depende de minutos y decisiones. Y en ese instante, cuando nadie más puede entrar, ellos entran. Los brigadistas fueron —y seguirán siendo— los verdaderos protagonistas. Ellos no solo rescatan. Inspiran.

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