El tratamiento de residuos industriales es un pilar fundamental para garantizar la sostenibilidad ambiental y la seguridad en las actividades productivas. Las empresas, como principales generadoras de estos residuos, tienen la responsabilidad de gestionar adecuadamente los desechos derivados de sus procesos para minimizar los riesgos ambientales y sanitarios. Esta gestión no solo responde a exigencias legales y regulatorias, sino que también es una parte integral de la responsabilidad social corporativa, al contribuir a la protección del medio ambiente y al bienestar de las comunidades circundantes.
Los residuos industriales comprenden materiales sólidos, líquidos o gaseosos que resultan de los procesos de producción. Se dividen en peligrosos, como solventes, aceites, metales pesados y productos químicos tóxicos, y no peligrosos, como papel, cartón, plásticos y restos orgánicos. Cada tipo de residuo requiere un tratamiento específico, lo que hace crucial su correcta clasificación e identificación desde el origen. Los residuos peligrosos, en particular, necesitan tecnologías avanzadas y protocolos estrictos para evitar su liberación al medio ambiente.
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