La Universidad Edith Cowan hizo un estudio sobre las muertes en el lugar de trabajo en la actividad minera de Australia Occidental. Los datos obtenidos revelan las causas claves de estas tragedias, algo que es de suma importancia para las futuras políticas de prevención de las empresas extractivas.
La investigación consistió en encuestas a más de 2000 trabajadores del sector minero entre 2017 y 2019 para conocer sus percepciones sobre seguridad y riesgos ocupacionales. Los resultados fueron comparados con las muertes reales en el lugar de trabajo para determinar si la percepción al riesgo se alineaba con los incidentes reportados.
Es así como el estudio identificó cuatro problemas basándose en lo expuesto por el profesor Michael Quinlan en su libro «Diez caminos hacia la muerte y el desastre», publicado en 2014.
- Diseño, ingeniería, defectos técnicos y de mantenimiento
- Fallos en los sistemas de gestión de la seguridad
- Fallos en la auditoría
- Gestión deficiente: comunicación y confianza de los trabajadores
Tanya Jenke, responsable de la investigación, sostuvo que los datos obtenidos podrían constituir un modelo para que las empresas mineras se aseguren de que sus lugares de trabajo sean lo más seguros posible.
«La simplicidad de los ‘Diez Caminos’ [el libro de Quinlan] los convierte en una valiosa herramienta de comunicación de riesgos y podría usarse fácilmente para iniciar discusiones, por ejemplo en reuniones de seguridad, o implementarse en una herramienta de informes para permitir que las empresas aprendan sobre asuntos de seguridad de manera más efectiva (…) También podría utilizarse como una herramienta de autoauditoría o una evaluación interna de la empresa para comparar con los hallazgos publicados en este estudio».
En este sentido, Jenke insiste en tres soluciones para que las empresas ofrezcan un ambiente más seguro en la actividad minera.
La primera es el liderazgo, debido a los problemas de comunicación y culturales que pueden haber en el equipo. «Las organizaciones mineras deben asegurarse de que existan sistemas y procesos para fomentar un entorno de trabajo colaborativo y transparente».
El segundo detalle es la desconexión entre el sitio de operaciones y la oficina central. Usualmente, los encuestados regionales atribuyeron puntajes más bajos que sus contrapartes con sede en la ciudad.
Por último, Jenke recomienda un replanteamiento de los informes de seguridad. «Se recomienda que los informes incluyan un mecanismo para abordar las diez vías, de modo que otras organizaciones puedan aprender de manera efectiva de incidentes fatales pasados», acotó.
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