La consultora Decipher, dedicada a la solución de relaves, afirmó en la Major Tailings Dam Failures Guide -publicada en 2020- que alrededor de 57 desastres importantes de relaves desde 2000 han dado forma a las pautas actuales para el manejo de relaves. De esa manera, los futuros proyectos serán más seguros hasta la próxima actualización de las medidas de seguridad.
Hay que tener en cuenta que las fallas de las instalaciones de almacenamiento de relaves (TSF) pueden provocar muertes, personas desaparecidas, lesiones, rutas de transporte comprometidas, enfermedades, contaminación de ríos, daños a la flora y la fauna, interrupción del suministro eléctrico, daños a los servicios públicos, contaminación del drenaje, deslizamientos de tierra, aldeas sumergidas y casas perdidas.
El Estándar Global de la Industria sobre Gestión de Relaves cubre seis temas clave: comunidades afectadas; una base de conocimientos integrada; el diseño, construcción, operación y monitoreo de instalaciones de relaves; gestión y gobernanza; respuesta de emergencia y recuperación a largo plazo; y divulgación pública y acceso a la información. A esto se suma 15 principios y 77 requisitos auditables.
La publicación fue revisada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y los Principios de Inversión Responsable y el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM).
El director de operaciones del ICMM, Aidan Davy, dijo que este era el primer estándar global de relaves que podría aplicarse a las instalaciones existentes y futuras, y que continuaría evolucionando junto con los requisitos del cambio climático y los avances tecnológicos.
El ICMM había establecido un objetivo para que sus miembros con las instalaciones de relaves de mayor riesgo cumplieran con el estándar global dentro de los tres años posteriores a su lanzamiento, mientras que el resto de las instalaciones debería cumplir con el estándar dentro de los cinco años.
Recordemos que la revisión del estándar se debió a la falla catastrófica de una instalación de relaves en la mina Córrego do Feijão, en Brumadinho (Brasil), en enero de 2019. El accidente dejó el saldo de 270 personas.
José Dávila dice
Las operaciones mineras son actividades de alto riesgo para los trabajadores y las consecuencias para el ambiente y las comunidades son también muy críticas si los estándares de construcción y seguridad no son los adecuados, por eso me parece muy bien que nuevos estándares estén presentes y más aún si las publicaciones sean revisadas por organizaciones como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y los Principios de Inversión Responsable y el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM).
Información relevante:
La minería: un trabajo peligroso (Artículo publicado por la OIT, 23/03/2015
La minería representa alrededor del uno por ciento de la fuerza de trabajo mundial, unos 30 millones de personas, de los cuales unos 10 millones trabajan en la producción de carbón. Se estima que otros 6 millones de personas trabajan en la minería de pequeña escala.
Los grandes desastres medioambientales producidos por la actividad minero-metalúrgica a nivel mundial: causas y
consecuencias ecológicas y sociales (Artículo publicado por la Revista del Instituto de Investigaciones FIGMMG Vol. 12, N.º 24, 7-25 (2009) UNMSM ISSN: 1561-0888 (impreso) / 1628-8097 (electrónico))
Entre las principales causas de estos desastres hay que señalar:
1) la falta o incorrecto estudio de impacto ambiental (EIA),
2) el fallo de las estructuras de almacenamiento de residuos (instalaciones, presas, escombreras y
pilas de lixiviación, etc.),
3) la no aplicación de las mejores técnicas disponibles (BAT) en las explotaciones mineras,
4) errores en el diseño de las instalaciones,
5) el no uso de las medidas de protección adecuadas en función de los riesgos existentes.
La magnitud de estos desastres se ha visto incrementada por varias razones: el comportamiento negligente de las empresas y administraciones, la existencia de poblaciones cercanas, la singularidad y fragilidad ecológica del área de ubicación de las explotaciones mineras, la no existencia en muchos casos de los planes e instalaciones de emergencia, la falta de un plan de ordenación del territorio y la dilatada actividad minera en un área concreta. Todo ello ha dado lugar a que la Unión Europea obligue a todos los sectores productivos a elaborar el documento de las mejores técnicas disponibles (BAT), con vista a reducir estas catástrofes y sus efectos medioambientales.