Los accidentes con locomotoras y líneas de trolley son una posibilidad latente en la minería subterránea. Por ello, el Reglamento de Seguridad y Salud Ocupacional en Minería ha establecido un conjunto de criterios técnicos orientados a proteger al personal.
El artículo 362 del reglamento dictamina que el circuito principal de trolley debe protegerse con interruptores automáticos que desconecten por sobrecarga o cortocircuito.
En toda derivación del circuito de trolley deberá instalarse un interruptor seccionador que permita desenergizar dicho ramal cuando se desee intervenir.
Los interruptores deben ser visibles, bloquearse en la posición abierta mediante una llave especial o candados de seguridad lock out y contar con un mecanismo que indique si está en posición abierta o cerrada.
Los conductores y elementos instalados en las locomotoras estarán protegidos contra el deterioro de sus aislamientos a causa de fricción, aceite y por calor. Los conductores de trolley serán de cobre duro estirado de sección no menor a 80 mm2 (1/0 AWG).
Un recomendación importante es que la distancia mínima entre la línea de trolley e instalaciones mecánicas, tubos de fierro, material combustible o lo de los chutes debe ser de 30 cm.
Las líneas de trolley deberán estar sujetas mediante aisladores cerámicos instalados a no menos de 75 mm entre el conductor de trolley y el techo de la galería, cuando la línea está soportada al techo.
Las locomotoras deben estar equipadas con faros que permanecerán energizados si el interruptor está en la posición de encendido. Aquellas equipadas con fusibles tendrán los faros energizados, mientras haya contacto entre la pértiga del trolley o pantógrafo con la línea de trolley. La iluminación en la dirección que circula deberá alcanzar una distancia no menor de 30 metros.
Toda locomotora estará provista de un medio audible de advertencia capaz de ser escuchado a una distancia de 60 metros.
Fuente: Reglamento de Seguridad y Salud Ocupacional en Minería, D.S.Nº024-2016-EM.
Noé POVIS ZEVALLOS dice
Muy interesante la información