Compañía de Minas Buenaventura recibió un doble reconocimiento por el trabajo que viene desarrollando en el ámbito de la seguridad y prevención de accidentes laborales. Sus unidades Mallay y Orcopampa obtuvieron sendos reconocimientos en el Concurso Nacional de Seguridad Minera y en el Primer Concurso de Buenas Prácticas de Seguridad en la Industria Minera, respectivamente. Veamos por qué fueron premiadas por el Instituto de Seguridad Minera-ISEM.
Mallay: liderazgo con el ejemplo
Con cuatro años de operación subterránea en la sierra de Lima, en Mallay se viene impulsando un cambio cultural en la prevención de accidentes a partir de un conjunto de decisiones tomadas por la dirección de la compañía. La primera de ellas es crucial: la seguridad es primero que la producción, planteamiento liderado por la alta dirección de Buenaventura y la gerencia de la unidad, plasmada en los lemas “Si no es seguro, no se hace” y “Seguridad es producción sin accidentes”.
“La alta dirección está comprometida con políticas, directivas y reglas que debe cumplir; además, hace seguimiento de los indicadores de desempeño de cada área y de los alineamientos a la supervisión o responsables de áreas por las condiciones riesgosas identificadas”, manifiesta el ingeniero José Morán, gerente de la unidad de Mallay, tras puntualizar que la participación de la alta dirección se observa en las inspecciones multidisciplinarias y del comité de seguridad y salud ocupacional, así como en las visitas en campo.
Igualmente, la supervisión tiene un rol determinante en la prevención de accidentes. Desde la gerencia hasta la supervisión de primera línea lideran con el ejemplo, capacitan, entrenan, identifican, verifican y dan solución a situaciones riesgosas, detalla el ingeniero Sabino Velásquez, superintendente de seguridad de Mallay, quien señala la importancia de la proactividad para tomar acciones correctivas inmediatamente se reporten los desvíos.
Orcopampa: solución de ingeniería
En el caso de la mina Orcopampa, en el nivel principal de extracción se tenía problemas de derrame de carga. Ello generaba retrasos importantes en la operación, así como la exposición directa del operador de volquete al accionar la tolva electrohidráulica, al pasar por debajo de esta para llegar a los mandos.
Aunque se implementaron controles administrativos, estos no eran suficientes. La búsqueda de solución fue un arduo trabajo de todas las áreas. Bajo la premisa de que el operador de volquete no descendiera de su cabina para accionar la tolva electrohidráulica, se trabajó durante casi tres meses para encontrar una alternativa para proteger al personal expuesto a la proyección de carga.
El resultado fue la creación de un sistema de cámaras, sensores y PLC que permiten al operador observar desde su cabina el proceso de carga de la tolva del volquete, teniendo en sus manos el control de accionamiento de la tolva electrohidráulica, lo cual facilita y optimiza el tiempo de carguío.
Los efectos han sido positivos para Orcopampa. Se eliminó la exposición del personal a proyección de carga, así mismo se optimizó el tiempo de operación en el carguío de volquetes y, consecuentemente, se minimizó el uso de equipo auxiliar en la limpieza de carga por derrames, dado que el operador controla la descarga desde la tolva electrohidráulica hacia el volquete.
La experiencia, sistematizada bajo el nombre de “Riesgo cero en operación de tolvas en pique Nazareno”, se presentó en el Primer Concurso de Buenas prácticas de Seguridad en la Industria Minera organizada por el ISEM, resultando ganadora en el primer lugar entre 35 trabajos presentados. Se trata de una clara demostración de la capacidad de la ingeniería peruana para transformar recursos tecnológicos en sistemas capaces de salvaguardar al personal y hacer segura la producción minera.
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