En una mina subterránea, un motorista de 38 años de edad y casi 7 años de experiencia, tuvo un accidente mortal. Al ingresar a una chimenea sin aplicar los controles adecuados, sufrió una asfixia mecánica por sofocación.
Luego de recibir la orden de inspeccionar una chimenea, un capataz se apersonó donde estaban trabajando el motorista y su ayudante, a quienes dio la orden verbal de colocar dos escaleras faltantes. Lograron instalar solo una escalera, pues no encontraron otra escalera.
El motorista inspeccionaba la chimenea de 18 m de altura junto al capataz para establecer un plan de trabajo, el ayudante se quedó al pie de la chimenea. No ventilaron la chimenea antes de ingresar, aún cuando se contaba con los servicios operativos para tal fin.
El motorista subió hasta el segundo descanso y ascendió dos escaleras más, cuando sufrió gaseamiento y cayó inconsciente sobre el cuarto descanso. El capataz subió detrás y también sufrió gaseamiento, quedando inconsciente sobre el tercer descanso. El ayudante se percató del accidente y fue por auxilio.
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