La forma de gestionar personas en las organizaciones, la situación laboral, las relaciones con los empleados y las exigencias del entorno han variado en los últimos años.
La aceleración de los cambios y la falta de respuesta de muchas organizaciones para adaptarse a estas transformaciones han dado lugar a que cada vez más se reclamen nuevas herramientas de gestión de recursos humanos.
Los factores principales que han favorecido la evolución de las teorías de gestión de los recursos humanos hasta el enfoque actual son:
• Los cambios producidos y los que se siguen produciendo (globalización del mercado, desarrollo tecnológico y volumen de información disponible).
• El aumento de las exigencias de calidad de servicio por parte de los clientes y usuarios.
• El aumento de la competencia, que ha obligado a las organizaciones a adoptar innovaciones tecnológicas.
• La necesidad de innovar para diferenciarse en el mercado y mantener ventajas competitivas.
• El mayor dinamismo e intervención del factor humano en todo proceso productivo.
• La validez de los objetivos económicos, pero considerando los objetivos sociales.
Cada factor productivo debe trabajar de manera eficaz en el logro de los objetivos que estos cambios conllevan. Desarrollar la capacidad de adaptación de los RRHH a los cambios, debe considerarse de real importancia por las repercusiones que tienen sus comportamientos, conocimientos y destrezas/habilidades en el logro de los objetivos empresariales.
Una herramienta indispensable para afrontar este desafío es la gestión por competencias; tal herramienta profundiza en el desarrollo e implicación de las personas (capital humano), ayudando a elevar a un grado de excelencia las competencias de cada uno de los individuos envueltos en el quehacer de la organización. Se trata de disponer de competencias adecuadas y en el momento deseado, para responder a los compromisos adquiridos por la organización.
Además de todo lo expuesto, desarrollar un modelo de gestión por competencias contribuye a los siguientes aspectos:
• Alineamiento de las personas con la cultura, valores y estrategia de la organización.
• La multifuncionalidad y polivalencia de las personas.
• Ofrecer una alternativa para dar respuesta a las inquietudes del personal, históricas en las empresas, en cuanto a planes de carrera, promoción y formación interna, incluso la evaluación del desempeño, fuentes de no satisfacción habitualmente.
• Dar respuesta al aprovechamiento de todo el potencial en recursos humanos:
– Posibilita asignar trabajos en función de las competencias que requieren.
– Hace efectiva la movilidad de las personas en función de los trabajos a realizar y los recursos disponibles a nivel general de la organización y no por departamentos, áreas funcionales o puestos de trabajo.
• Motivación de las personas:
– Evita que se den situaciones simultáneas de recursos humanos saturados o sobrecargados y recursos ociosos.
– Cada persona puede participar en la identificación de sus niveles de competencia y conocerá en todo momento su plan de desarrollo de competencias en función de los trabajos a realizar a corto/medio plazo.
• Facilita la definición de perfiles profesionales para la selección e integración cultural y productiva de las nuevas incorporaciones (contratos o periodos de prácticas).
Este modelo, al optimizar todo el potencial de los RRHH, permite alcanzar conjuntamente altos niveles de competitividad y ofrecer mayor grado de bienestar a los trabajadores.
Ofrece una solución innovadora para una rápida adaptación y respuesta a los retos planteados por los cambios del entorno con la consiguiente sostenibilidad de las ventajas competitivas.
Concepto competencia
El término competencia posee múltiples definiciones, de todas ellas proponemos:
“Una competencia es la capacidad de realizar una acción concreta, al disponer simultáneamente del conjunto de conocimientos necesarios para su desarrollo (saber), las habilidades o destrezas requeridas para realizarla (saber hacer) y la actitud orientada a su realización y la obtención de un resultado eficiente (querer hacer y hacer eficientemente)”.
Competencia: combinación en diferentes dosis de conocimientos (saber), habilidades (saber hacer) y actitudes (querer hacer) que se manifiestan en conductas que conllevan el éxito en el trabajo.
Habilidad: es la capacidad adquirida de ejecutar tareas o acciones en forma destacada producto de la práctica y del conocimiento.
Conocimiento: es la información que se adquiere de forma teórica o empírica y que es procesada en el ámbito mental de acuerdo a las experiencias anteriores del sujeto poseedor de este conocimiento y que son la base cognitiva que le permiten desarrollar acciones o tareas.
Actitud: Inclinación de las personas a realizar determinado tipo de tareas o acciones, que se generan por las motivaciones, conocimientos y experiencias previas de la persona.
Las competencias tienen los siguientes rasgos:
• Son inherentes a la persona, no a la actividad
• Son demostrables, medibles y desarrollables
• Prevén una relación entre las características de las personas y la consecución de resultados.
• Vigentes y adecuadas a la organización.
• Deben responder al futuro deseado de la organización (traducen misión, objetivos, valores, cultura).
• Deben ser distintivas.
• Debe satisfacer una necesidad funcional, tiene que ser demandada.
La gestión de las personas parte necesariamente de la estrategia del negocio. Las competencias no solo se vinculan a ella, sino que se definen a partir de la misma.
Modelo de gestión por competencias
El análisis estratégico de una empresa debe ser el punto de partida a la hora de implantar un sistema de gestión por competencias.
El modelo debe permitir que cada empresa configure su catálogo de competencias de forma sencilla y adaptada a sus particularidades, condicionantes y actividades productivas que realiza.
Este catálogo debe poseer competencias genéricas (a poseer todas las personas, están asociadas a la cultura y valores corporativos) y específicas y técnicas (asociadas a los procesos/actividades tienen lugar en cada empresa).
Es necesario conocer de antemano qué beneficios va a aportar a la organización. Hay que determinar hasta qué punto el modelo permite incrementar la flexibilidad de la organización para adaptarse a los cambios, si realmente facilita la gestión integrada de los recursos humanos y un lenguaje común.
También es necesario que no se pierda de vista si converge la gestión de los recursos humanos con las líneas estratégicas de negocio y si los directivos se involucran en la gestión de recursos humanos.
Metodología
• Confeccionar el catálogo de competencias genéricas en base a la misión, visión, política de la empresa, valores corporativos, cultura y planificación estratégica y el de competencias específicas y técnicas en función de las necesidades de los profesionales de la organización para operar en los procesos de la misma.
• Definir las competencias de referencia (requeridas) en base a los procesos y a los niveles funcionales que operan en ellos.
• Identificar las competencias existentes en los profesionales de la organización (evaluación de competencias)
• Analizar los desfases entre las competencias requeridas y las existentes, tanto a nivel individual como a nivel global de la organización.
• Diseñar planes de acción (estrategias y planes personales
de desarrollo) que persigan reducir dichos desfases de competencia.
Artículo pulblicado en la revista Seguridad Minera n° 102. Fuente: Fundación Iberoamericana para la Gestión de la Calidad.
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