El ascenso del teletrabajo en medio de la pandemia ha desencadenado un debate sobre las disparidades de género en este nuevo paradigma laboral. Un informe publicado por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (OSHA-Europa) reciente ha revelado que, si bien más mujeres tienen acceso al teletrabajo en comparación con años anteriores, persisten desafíos significativos en términos de seguridad y salud ocupacional (SSO).
El documento, basado en datos del Eurobarómetro y una revisión de la literatura académica y gubernamental de la Unión Europea, destaca que las mujeres teletrabajadoras enfrentan una mayor exposición a riesgos psicosociales relacionados con la SSO. Además, tienen una incidencia más alta de problemas de salud laboral y menos acceso a iniciativas de SSO en comparación con sus colegas masculinos.
El análisis revela cuatro factores clave que contribuyen a estas disparidades de género:
- La distribución desigual del tiempo de trabajo no remunerado que resulta en la “pobreza de tiempo” de las mujeres y un mayor conflicto entre la vida laboral y personal; La mala calidad del tiempo de trabajo (largas jornadas laborales y horarios poco sociales) conduce a peores resultados de salud para las mujeres que para los hombres.
- Desigualdades en las políticas de tiempo de trabajo de las empresas. En particular, el hecho de que es menos probable que las mujeres disfruten de un cierto nivel de autonomía durante su tiempo de trabajo.
- Prevalencia de culturas laborales a nivel de empresa asociadas con el “trabajador ideal”, donde se espera que los trabajadores den prioridad al trabajo por encima de todo, trabajando muchas horas y permaneciendo prácticamente disponibles fuera del horario laboral.
- Factores institucionales nacionales relacionados con políticas de bienestar que resultan en un bajo nivel de desfamiliarización, políticas de conciliación y regulación del teletrabajo.
En cuanto a la regulación del teletrabajo, el análisis muestra que las consideraciones de género están ausentes en las normativas centradas en la SSO. Sin embargo, se reconoce el derecho a solicitar el teletrabajo como una disposición que podría mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal, especialmente para las mujeres.
Este estudio destaca la urgencia de abordar las disparidades de género en el teletrabajo y de integrar perspectivas de género en las políticas y prácticas laborales para lograr una mayor equidad y seguridad para todos los trabajadores.
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