En el agitado mundo laboral actual, prácticamente los trabajadores de todos los sectores, desde los operarios de planta hasta los directivos, desde los trabajadores de extracción submarina de petróleo y gas hasta el personal de enfermería, desde los controladores aéreos hasta los conductores de autobús, se ven afectados por el estrés.
Aunque la mayoría de las empresas suele reaccionar ante la aparición de sus síntomas, un reciente trabajo de la OIT recalca la importancia de su detección precoz. La clásica descripción de H.G. Whittington1 muestra las tres fases de la reacción del ratón (y del ser humano) ante al estrés: alarma, seguida de resistencia y, si fallan los mecanismos corporales de resistencia, agotamiento:
«… durante las primeras veinticuatro horas se acurrucaban, abatidos, en un rincón de su recinto alambrado, con el pelo revuelto y desaliñado, como si la muerte fuera inminente. Al día siguiente empezaron a moverse de forma cansada y, al poco tiempo, se convirtieron en los ratones más sanos y espléndidos que he visto, con el pelo acicalado, alegremente sociables, en permanente actividad, siempre comiendo y conservando, a la vez, su aspecto juvenil, completamente satisfechos y adaptados a su entorno helado. Una mañana, al sacar la jaula de la nevera, encontré muertos a estos sanos y vigorosos ratones».
En el frenético mundo actual, el puesto de trabajo (junto con los problemas familiares y económicos) y una de las principales fuentes de estrés. Desde principios de la década de 1980, se ha reconocido y estudiado de forma creciente el papel del estrés en la reducción del rendimiento laboral. El estrés se manifiesta en un aumento de bajas por enfermedad, rotación laboral prematura, jubilación anticipada por enfermedad, pérdidas cuantitativas y de valor en la producción, y litigios de los empleados contra sus empresas.
Se estima que el absentismo y las enfermedades relacionados con el estrés cuestan a la economía del Reino Unido el equivalente al 10% del PNB, mientras que los países nórdicos oscilan entre el 2,5%, en Dinamarca, y el 10%, en Noruega. En Estados Unidos, se estima que más de la mitad de los 550 millones de días de trabajo anuales perdidos por el absentismo están relacionados de algún modo con el estrés.
La principal causa de estrés es la falta de control del sujeto sobre su propia situación, y, en el mundo competitivo actual, con su mayor presión de tiempo, inestabilidad en el empleo, exigencias de cualificación y crecientes requerimientos en el trabajo, prácticamente todas las actividades lo padecen. La necesidad de reconfigurar el entorno laboral para reducir el estrés ya ha sido oficialmente reconocida por organismos intergubernamentales, como la Unión Europea, que en 1989 adoptó una directiva marco sobre «el establecimiento de medidas que fomenten la mejora en la salud y seguridad en el trabajo».
A fin de aislar las causas del estrés y rediseñar los entornos laborales para reducirlo, la OIT ha estudiado cinco actividades en las que el estrés es un factor laboral principal (control del tráfico aéreo, enfermería, extracción submarina de petróleo y gas, conducción de autobuses y trabajo en fábricas), con el objetivo de elaborar un programa sobre el modo en que un enfoque sistemático de la evaluación de riesgos y la prevención del estrés puede fomentar entornos laborales más sanos.
[typography font=»Cuprum» size=»22″ size_format=»px»]Controlar el estrés en el puesto de trabajo[/typography]
La OIT y especialistas de psicología ocupacional como los doctores Cary L. Cooper, Tom Cox, Amanda Griffiths y Michiel Kompier, que participaron en la elaboración del proyecto de la Organización, consideran que antes de emprender el diseño de un puesto de trabajo más sano debe realizarse una evaluación del estrés para determinar sus causas.
«Una auditoría del estrés atiende a sus causas laborales, mientras que otras medidas sólo atienden a sus síntomas. Al realizar una auditoría del estrés se está reconociendo que el puesto de trabajo puede ser una de sus causas, mientras que el no hacerla implica atribuirlo a causas propias del sujeto», señala el Dr. Kompier, profesor de psicología de la Universidad de Nijmegen, en los Países Bajos.
Entre las fuentes de estrés comunes a la mayoría de las actividades se encuentran las siguientes: las inherentes al puesto de trabajo (por ejemplo, malas condiciones físicas, presiones de tiempo); las relativas a las funciones en la organización (por ejemplo, ambigüedad en las funciones, conflictos de funciones, responsabilidad sobre las personas); las relativas al desarrollo profesional (por ejemplo, infrapromoción, falta de seguridad en el empleo); las relativas a las relaciones personales en el trabajo (por ejemplo, malas relaciones con jefes, subordinados y compañeros) y las relativas a la estructura y clima organizativos (por ejemplo, grado de participación en la toma de decisiones, tramas de intereses en la empresa).
También hay fuentes de estrés específicamente asociadas a determinadas actividades, como demuestran los cinco estudios de la OIT. Por ejemplo, uno de los factores más estresantes del trabajo en las plantas de extracción submarina de petróleo y gas es el viaje en helicóptero a la plataforma de extracción en el horrible clima del Mar del Norte, mientras que, para los conductores de autobuses, la necesidad de conducir de forma segura con sujeción a un horario estricto y mostrándose amables con los pasajeros es una fuente importante de estrés.
Las enfermeras han de convivir constantemente con el sufrimiento y la muerte, y, al mismo tiempo, transmitir bienestar a los pacientes. Este tipo de fuentes de estrés suelen ser las más difíciles de corregir.
«La principal fuente de estrés es el cambio y la incertidumbre. Es necesario que haya buena comunicación respecto a los cambios. Hemos cerrado varias fábricas, pero hemos tomado medidas para notificarlo a los posibles afectados con mucha antelación, lo cual reduce la tensión. Además, los trabajadores afectados cuentan con el apoyo de nuestros servicios de recolocación, y también trabajamos con las comunidades locales para garantizar que estas personas reciban su apoyo», explica el Dr. David Batman, director médico jefe de Nestlé U.K. Ltd hasta el 2008.
En sus primeras fases, el estrés se manifiesta a través de un comportamiento exagerado (actitudes cínicas, mayor consumo de alcohol, tabaco y medicamentos, por ejemplo) apareciendo después, si el estrés se mantiene, los problemas médicos. Aunque no es la única causa, el estrés desencadena, a menudo, dolencias estomacales, dolores de cabeza, resfriados continuos, insomnio e irritación intestinal. También puede dar lugar al abandono de hábitos saludables, al hacer menos ejercicio y comer más alimentos grasos. Si el estrés se prolonga durante un plazo largo, puede ocasionar un aumento de los accidentes laborales y favorecer la aparición de enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, colitis, trastornos psicológicos y suicidio.
Otra forma de reacción frente al estrés es lo que el Dr. Cooper, profesor de psicología empresarial del Instituto de Ciencia y Tecnología-UMIST de la Universidad de Manchester, describe como «presentismo»: «aún cuando se encuentran enfermas, las personas sienten que han de estar presentes en su puesto de trabajo porque, en caso contrario, podrían perderlo. En las épocas de reducción de planilla de las empresas, la preocupación es mayor y se sienten obligadas a trabajar más horas, aunque no generen un producto o servicio de calidad, porque necesitan asegurarse de que no irán a engrosar la próxima lista de despedidos».
Para comprender exactamente las fuentes originarias del estrés, los psicólogos especializados en este tema han elaborado auditorías de estrés para la empresa. El Dr. Kompier recomienda comenzar la auditoría para conductores de autobús con un análisis profundo del entorno laboral, las condiciones materiales de trabajo, las relaciones con los compañeros y supervisores, el estilo de gestión empresarial y los horarios de trabajo. Cualquier solución habrá de tener en cuenta, al menos, los aspectos ergonómicos, la gestión de personal de la empresa y los horarios de trabajo y descanso.
[typography font=»Cuprum» size=»22″ size_format=»px»]Prácticas empresariales de hoy[/typography]
La auditoría es la forma más cara y larga de afrontar el problema del exceso de estrés en el trabajo, pero también la más eficaz. Otros dos planos de ayuda al trabajador en su lucha contra el estrés son el asesoramiento, en forma de Programas de Asistencia al Trabajador (PAT), y el recurso a formación externa de cualificación en las áreas detectadas como causantes de estrés, tales como la gestión de tiempos o la negociación.
«Estas medidas pueden ayudar a las personas, reducir el absentismo y el estrés, pero no transforman el entorno laboral. Sin las ventajas de una auditoría de estrés, seguirán sin resolverse problemas como el exceso de horas de trabajo o el autoritarismo de los jefes», señala el Dr. Cooper. Además, el Dr. Kompier afirma que «las soluciones más eficaces no son unitarias, sino que consisten en un conjunto de medidas complementarias».
El Dr. Cooper señala que la mayoría de las empresas emplea una combinación de formación y asesoría de estrés, y que las auditorías son relativamente infrecuentes. En sus contactos con los directores médicos de cuatro empresas europeas que han establecido algún tipo de programa de lucha contra el estrés, este autor encontró una variedad de medidas: una empresa realizó una auditoría de estrés completa antes de poner en práctica el asesoramiento y otras medidas, otra realizó una auditoría más restringida y las otras dos se limitaron al asesoramiento de estrés y la formación.
La empresa cervecera británica Scottish & Newscastle (S&N) realizó una auditoría del estrés en todos los niveles de la organización. Empleando el Indicador de Estrés Ocupacional del Dr. Cooper, se descubrió que la incidencia del estrés era similar en todos los niveles jerárquicos: «mi planteamiento era medir el estrés y hacer algo para remediarlo, más que desarrollar programas de ayuda al empleado, lo que hubiera sido equivalente a primeros auxilios y no a prevención », explica el Dr. David Moore, director médico de S&N.
Una vez conocidas la incidencia y las fuentes de estrés, S&N emprendió un programa de concientización del estrés, en el que se explicaba su significado y sus manifestaciones físicas, tras lo cual realizó otro estudio, que, según el Dr. Moore, mostró que los niveles de estrés se habían reducido significativamente, en muchos casos, entre los trabajadores que habían participado en el programa. «Ahora tenemos una política para el estrés, similar a nuestra política para el alcohol, y estamos dedicados a los Programas de Asistencia al Trabajador, pero sólo ahora, pues previamente necesitábamos conocer sus causas».
El programa de prevención del estrés para trabajadores de fábrica incluye seminarios de concienciación, formación de directivos para la detección de trabajadores estresados, desarrollo de una política para el estrés y remisión de los trabajadores gravemente afectados a psicólogos clínicos. «La principal fuente de estrés en la fábrica es la falta de control sobre el propio destino. Vivimos en un ambiente de cambio constante: nuestra empresa acaba de adquirir Courage Ltd. (otra cervecera británica) y la integración ha generado ansiedad. Estamos tratando de ayudar a la gente a superar esto», señala Moore.
Otras dos empresas estudiadas, Asea Brown Boveri (ABB) y Zeneca Pharmaceuticals, no han realizado auditorías de estrés, mientras que Nestlé U.K. Ltd. incluye análisis de presión y estrés en sus programas de supervisión sanitaria para el equipo directivo. Según el Dr. Eric Teasdale, de Zeneca, «no hemos realizado auditorías de estrés, pero hemos adoptado muchas medidas para combatirlo. Partimos de la premisa de que teníamos estrés, y medir su incidencia no iba a ayudarnos a reducirlo». El Dr. Sven Kvarnstroem, antiguo director médico de ABB, expone una opinión similar, mientras que el Dr. Batman, de Nestlé U.K. Ltd., añade: «no somos distintos a otras empresas; las principales fuentes de estrés son el cambio, la gestión de tiempos, la carga de trabajo y las expectativas. En este contexto, sabemos que el cambio siempre genera problemas».
Además de su programa para altos directivos, Nestlé U.K. Ltd. incluye la concienciación sobre el estrés en otros programas de dirección, y ha delegado responsabilidades sobre la toma de decisiones en niveles jerárquicos más bajos, con el fin de aumentar el control sobre el trabajo propio. Zeneca comenzó también por sus altos directivos, considerando que los empleados estarían más dispuestos a admitir la existencia de estrés y a tratar de reducirla si veían que sus jefes hacían lo mismo. «La gente ha visto que el estrés ya no es un tema tabú; pueden acudir a nosotros y hablar de ello». En la actualidad, Zeneca ofrece asesoramiento y servicios de apoyo a la gestión para todos sus empleados. En todos los casos las empresas han señalado las ventajas en productividad derivadas del tratamiento del problema del estrés. «El número de casos de indemnización por trastornos musculosqueléticos disminuyó de 224 en 1988 a 19 en 1994, una mejoría casi increíble», indicael Dr. Kvarnströem, de ABB.
Por Gregory Hartl. Organización Internacional del Trabajo – OIT en Revista Seguridad Minera Ed. N°31
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