Miembro de la Comisión Organizadora del I Congreso de Competitividad Minera y Sostenibilidad Social y presidenta de PERUMIN del BICENTENARIO, Claudia Cooper, presentó las conclusiones del taller “Propuestas de Desarrollo Regional Post COVID-19”, evento organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
Sostuvo que primero se necesita resolver el problema de la pandemia, para asegurar la recuperación de nuestra economía. Agregó que no podemos pensar únicamente en el apoyo del Estado para generar una recuperación firme. “Necesitamos de la inversión privada y, en el Perú, todos sabemos que la minería, no solo es la fuente principal de inversión privada, sino también una importante promotora de infraestructura”, indicó.
También es urgente que mejoremos nuestra competitividad; caso contario, no solo podemos perder la categoría de “país emergente”, sino que quedaremos entrampados con el rótulo de “país de mediano ingreso”.
“Para ganar competitividad requerimos medidas transversales. Aparece entonces el tema de la infraestructura, como principal instrumento para reducir las enormes brechas de servicios básicos en las zonas de desarrollo minero”, sostuvo.
En el marco del desarrollo productivo de las regiones, en el taller se destacó que el sector minero impulsará el desarrollo y la competitividad de las pequeñas y medianas empresas.
Nuevos recursos
Un tema que se analizó en el taller fue el de los nuevos recursos que pueden llegar con un entorno de buenos precios. Por ejemplo, el próximo año es probable que el país obtenga importantes recursos provenientes al alza de precios del oro y cobre, señalaron los participantes.
De igual manera, los expositores consideraron necesario tener un modelo para generar proyectos de manera sostenible y orientada al desarrollo social en las regiones del Perú. Dentro de ese concepto, Claudia Cooper anotó que hay un consenso de que la minería es fuente de desarrollo económico, lo que resulta clave para la reactivación y desarrollo de las regiones. Esto se refleja a través de la generación de empleo directo e indirecto dentro de las regiones y el acceso a recursos financieros que, a su vez, promueven estabilidad macroeconómica.
Cooper planteó la necesidad de tener una visión de la minería hacia el 2030, garantizada por una comunicación continua y preventiva entre Estado, empresas y comunidades; así como un plan de desarrollo territorial, que sea sostenible.
Para lograr todo ello señaló que se necesita trabajar capacidades de gestión estratégica, mejorar nuestra política de gestión de personas y la asistencia técnica para desarrollar capacidades y aplicar de la manera más eficiente posible estos mecanismos de ejecución y seguimiento de inversiones.
“Hay que lograr la excelencia en cuanto a gobernanza institucional, tema en el que el BID ha planteado la posibilidad de ayudar. Necesitaremos también un mejor manejo de la información, con transparencia y rendición de cuentas. Finalmente, todo será posible si promovemos un crecimiento acelerado de la innovación tecnológica, tema en el que el presente contexto de pandemia abre una oportunidad”, finalizó Claudia Cooper.
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